EL MUNDO – 04/07/16 – PHILIPPE J. SALAZAR, Filósofo francés experto en el Estado Islámico
· Para tratar de comprender sus motivos, el filósofo francés Philippe Joseph Salazar lleva años dedicando horas y horas diarias a bucear en la propaganda del Estado Islámico, al que él prefiere referirse como Califato. Su libro, Palabras Armadas, ve ahora la luz en España, tras haber sido traducido al italiano, alemán y próximamente al inglés. El profesor, discípulo de Roland Barthes, espera que Occidente lleve a cabo una acción coherente en la lucha contra el IS y que la población «despierte de la ilusión» de que una nueva guerra no es posible. Según Salazar, ya ha empezado.
Pregunta.– En los últimos atentados hemos visto que el IS no cuenta sólo con comandos, sino también con lo que llaman combatientes, que responden a su llamada y tienen capacidad de hacer mucho daño.
Respuesta.–En Oriente Próximo el IS está reculando, mantiene el terreno pero las tropas americanas y rusas están ejerciendo mucha presión, así que empiezan a desplegarse en una guerra de partisanos con células por toda Europa. Las agencias de Inteligencia hablan de 7.000 personas que han pasado a través de Turquía y en barcos de refugiados, con Kosovo y Bosnia convertidos en centros muy importantes de reagrupación y dispersión. Vemos que hay redes, como las que crearon la resistencia durante la ocupación alemana, cuyos miembros no se conocen entre sí pero se organizan. Ya no esperan una orden central para atacar, lo hacen cuando pueden. Me sorprende esta lógica explicativa de esperar la reivindicación del IS para asumir que es un acto terrorista. Parece que no nos damos cuenta de que se trata de una guerra ideológica y en el momento en que un convertido al islam radical decide seguir al Califato no necesita una orden.
P.– ¿Es consciente la sociedad occidental del peligro que representan los yihadistas?
R.– ¿Cree que estaríamos en este café hablando si la gente tuviera miedo? En una auténtica guerra la gente no sale de casa. Pero en este momento la gente no tiene miedo. Si nos diéramos cuenta del peligro que nos rodea y que está entre nosotros habría una sensación de miedo, y sería correcta, un miedo constructivo. A mí me asusta cuando un vecino dice que el terrorista era «un tipo simpático». Esto quiere decir que somos incapaces de leer señales. Un vecino de repente lleva una práctica estricta del islam, deja de hablar a sus conocidos… pero no, no, ya se sabe, «cada uno en su casa». Tras eliminar el nazismo en 1945 pensamos que la guerra no era posible, que el mal no puede volver y eso es una ilusión. Creemos que la guerra de partisanos que está teniendo lugar entre nosotros no es una guerra. Sí lo es.
P.– ¿Qué cree que haríamos si esa sensación de alarma fuera real?
R.– Haríamos menos huelgas, nos daríamos cuenta de que en la vida corriente hay peligro y la gente se comprometería. En este momento hay una guerra social en Francia, un sector económico contra otro. Es difícil explicar cómo pasa esto en un momento en el que hay asesinatos políticos en Francia, donde se desarticulan atentados a menudo de los que no se habla para no asustarnos. El yihadismo nos enfrenta de nuevo a un regreso a la violencia como motor de la Historia y una política donde de nuevo, después de 1945, un punto de vista se impone sobre otro. La Historia y la política son violentas, si fuéramos buenos y virtuosos no la necesitaríamos.
P.– ¿Qué es lo que más le ha sorprendido de la forma de operar en estos últimos ataques?
R.– No me ha sorprendido, es una técnica de guerrillas. Lo que dicen de los lobos solitarios yo no me lo creo en absoluto, hay toda una red detrás de toda esta gente, no son casos excepcionales. Esto lo dicen para tranquilizarnos. Hay que empezar por comprender que el musulmán que acepta el Califato como tal considera que gran parte de Europa es un territorio ocupado por nosotros, en el que establecen la resistencia.
P.– ¿Cree que es necesario mantener el estado de emergencia en Francia para tratar de controlar la amenaza terrorista?
R.– ¿A usted le parece que estamos en estado de emergencia? Es una situación que no cuenta ni con la autoridad del Estado ni con el reconocimiento de la población de que hay una emergencia. Mire las manifestaciones: la policía podría proceder a detenciones sin razón, el Estado podría haber pedido al ejército que interviniera en las manifestaciones en toda su legalidad, y no lo ha hecho. Esto no es verdaderamente un estado de emergencia, la ley dice una cosa pero la realidad otra. En un estado de guerra las libertades civiles son abolidas inmediatamente y desde el punto de vista del trato a los sospechosos de terrorismo creo que deberíamos implantar medidas a la israelí: preventivas. Cuando sospechamos, detenemos, antes de que haya un ataque. Lo que digo es que si hay un estado de peligro ésta debería ser la lógica a seguir, pero el Estado francés no tiene lógica ninguna. Dejamos que pase todo, decimos que el terrorismo es intolerable pero a los yihadistas los juzgamos en tribunales correcionales.
P.– ¿Cree en la desradicalización?
R.– En absoluto, creo que es una invención para tranquilizar a la población. ¿A quién se desradicaliza? A chicas jóvenes o estudiantes de instituto. A los jóvenes de 25 años entrenados en la guerra no los desradicalizan. Si yo fuera un joven radicalizado lo primero que haría es no hablarlo con mis padres y lo segundo meterme en el ejército. Ahora se reclutan entre 2.000 y 3.000 personas anualmente. Un día pasará algo en el ejército y nos llevaremos las manos a la cabeza. Ya lo verá. No queremos ver que el problema ya está entre nosotros.
EL MUNDO – 04/07/16 – PHILIPPE J. SALAZAR, Filósofo francés experto en el Estado Islámico