EL MUNDO 17/02/15
· Los yihadistas expanden las franquicias del califato de su bastión de Derna hasta la capital
El Estado Islámico en Libia se ha desvelado de la forma más brutal posible. La ejecución de 21 coptos y la difusión al detalle de su decapitación han supuesto la consagración de una estrategia que ha llevado a los yihadistas a orillas del Mediterráneo en un tiempo récord, aprovechando la situación de desgobierno que ha provocado el actual conflicto civil en el que dos Ejecutivos, dos Parlamentos y dos alianzas militares rivalizan por el poder.
El pasado octubre, Derna, una ciudad de unos 100.000 habitantes a las faldas de la Montaña Verde, en la frontera con Egipto, se convirtió en la primera colonia del califato fuera del territorio controlado por el grupo de Abu Bakr al Bagdadi en Irak y Siria. En apenas cuatro meses, el IS ha afianzado su presencia en el este del país, donde el grupo se ha bautizado como Wilayat Barqa (Provincia de Cirenaica). En Derna, donde se llevaron a cabo las primeras decapitaciones de jóvenes activistas opuestos al grupo, ya han conseguido hacer viables instituciones como el Tribunal de Justicia Islámica, en línea con las administraciones puestas en marcha en su joya iraquí de Mosul o en Raqqa, la virtual capital del califato, en Siria.
En Bengasi, la segunda ciudad del país, arrasada tras meses de batalla entre las fuerzas del general Jalifa Haftar (leales a Tobruk) y milicianos afiliados al Consejo Superior de la Shura (alineado con Trípoli y que engloba a Ansar al Sharia, considerado terrorista por EEUU y el Consejo de Seguridad de la ONU), la Wilayat Barqa ha reivindicado varios atentados suicidas vanagloriados en la revista Dabiq, órgano oficial de propaganda en inglés del IS.
El broche de oro a la estrategia expansiva fue el secuestro en Sirte entre diciembre y enero de los 21 egipcios coptos ejecutados, que confirmó la presencia del IS en la costa central. Era un secreto a voces, según han confirmado a EL MUNDO trabajadores filipinos cristianos residentes en la ciudad. Desde entonces, incidentes similares se han multiplicado por toda la costa hasta sacudir la capital con una batalla campal en el hotel Corinthia que mató a nueve personas, entre ellas un estadounidense.
La acción dio a luz a la segunda provincia califal: Wilayat Trípoli (en referencia a Tripolitania). Además, el IS ha reivindicado también en Dabiq un ataque contra las instalaciones petrolíferas de Sidra en el que fueron ejecutados milicianos misratíes.
En una última demostración de fuerza, decenas de coches enarbolando la bandera negra asociada al IS tomaron la pasada semana la localidad de Nawfaliya, cerca de Sirte. La acción aún no ha sido reivindicada por canales oficiales, al igual que un ataque contra la planta petrolífera de Total en Mabruk atribuido en las redes sociales a una presunta tercera célula, Wilayat Fezzan, cuyo objetivo sería la implantación en el sur del país.