Santiago González, EL MUNDO, 21/3/12
Jaume Matas es el cuarto presidente autonómico condenado por los tribunales de Justicia. Y lo que te rondaré, porque el ex presidente balear y ex ministro de Medio Ambiente en la segunda legislatura de Aznar ha sido condenado a penas que suman seis años de cárcel tras ser hallado culpable de los delitos de malversación, prevaricación, falsedad documental, fraude a la Administración y tráfico de influencias, sólo en el primero de los procesos que le tocan, un total de 26 piezas del caso Palma Arena.
En la misma sentencia, el tribunal ha condenado al periodista Antonio Alemany a tres años de prisión. Durante la legislatura 2003- 2007, el periodista, entonces colaborador de EL MUNDO de Baleares, percibió casi medio millón de euros por escribirle al presidente balear sus discursos. Dirán que por ese precio podría haber contratado al negro que le escribe a Obama, valga la redundancia, pero hay que decir en su descargo que el trabajo de Alemany era muy cualificado. El propio tribunal que lo condena lo describe en términos muy elogiosos: «[Alemany] era ya en el año 2003 un insigne periodista (además de licenciado en Derecho), de dilatada trayectoria profesional en la prensa de estas islas, habiendo desempeñado la dirección de algunos medios; de sólida y elevada formación intelectual, afín a posicionamientos del Partido Popular, y de brillante y reconocida pluma por la calidad literaria y calado político-cultural de sus escritos».
Cuando termine su condena, podrá incluir esta parte de la sentencia como referencia ante nuevos clientes. Las fuerzas vivas de Mallorca comentarían admiradas la calidad de los discursos de Jaume Matas: hay que ver, cómo se ha soltado en esta legislatura y qué bien se explica el president. Alemany no era sólo un negro de galana pluma y hondura cultural en sus escritos: era también un juglar de extraordinaria eficacia porque, en su calidad de colaborador de este periódico, publicaba en él columnas en las que ponderaba los acertadísimos discursos públicos de Jaume Matas, es decir, sus propios escritos. No es un ejemplo de proceder virtuoso. De hecho, cuando el asunto trascendió, el periódico renunció a sus colaboraciones, pero eso también pasa porque en el periodismo de hoy en día ya no hay sentido del humor ni talento para apreciar su radical sinceridad. ¿Puede haber elogios más sinceros que los de un autor hacia su propia obra? Alemany elogiaba de verdad en sus artículos los discursos que preparaba para Matas: yo mismo no lo habría hecho mejor, era la idea del asunto.
Éste era el primer juicio de los 26 que esperan a Jaume Matas. Al caso Gürtel aún le queda mucho recorrido y no digamos al patio de monipodio andaluz. Si este juicio, en el que tenía como partenaire a una gloria del periodismo local, ha dado de sí todo este espectáculo, habrá que ver cuando haga pareja artística con Urdangarin. Y dicen que en un país como éste ha permanecido incorrupto durante 430 años un brazo de Santa Teresa de Jesús. ¿Es o no es para creer en los milagros? Aunque lo verdaderamente portentoso es que aho- ra mismo no se estén poniendo las bases para un gran acuerdo nacional contra la corrupción.
Santiago González, EL MUNDO, 21/3/12