Xavier Vidal-Folch-El País
La lista pluripartidista recién fraguada por el líder socialista catalán Miquel Iceta ha recibido en pocas horas mucho vapuleo.
La indiferencia desdeñosa de tanta prensa local (obcecada con la ensoñación de recomponer la ya rota unidad soberanista) se ha juntado con la enojada hostilidad de las redes radicales (hurgando en el casi siempre feroz chequeo de la hemeroteca).
Además, la presión del oficialismo audiovisual indepe se ha esforzado en ridiculizar las arras entre socialdemócratas y democristianos; los activistas locales azuzan contra los alcaldes del PSC; y el comunerismo de Ada Colau se autolesiona prescindiendo de su mejor amarre a una imagen de seriedad responsable.
Señal de que la lista transversal pacientemente fabricada en el laboratorio del doctor Iceta algo tendrá.
Tiene a los sociatas clásicos y a los democristianos pos-Unió de Units per Avançar; a progresistas de anclaje maragallista y personajes de la escuadra PSUC, y aún cercanos a Podemos; y a dirigentes de las plataformas La tercera vía, Federalistes d’Esquerres, Societat Civil Catalana, Portes Obertes del Catalanisme… y es que la sociedad catalana no se agota en las dos terminales civiles subvencionadas del ubicuo secesionismo de agitación.
Tiene un programa de apariencia sensata, que bautizan con cierta pompa Pacto de Estado para Cataluña: las viejas demandas autonomistas-autonomistas de la Generalitat a Mariano Rajoy; el desarrollo (y si conviene, reforma) del Estatut; la mejor financiación; un plan de inversión estatal; una ley de pluralismo lingüístico para los cuatro idiomas; la reforma constitucional.
Tiene esta oferta un cierto aroma al compromesso storico que dibujó en los primeros setenta el eurocomunista Enrico Berlinguer con los democristianos, naufragado por culpa del asesinato de Aldo Moro. Y que luego reverberó en la laboriosa gestación del Partito Democratico, jalonado por Romano Prodi, Massimo D’Alema, Giorgio Napolitano, Enrico Letta, Matteo Renzi…
O a la confluencia de moderantismos reformistas franceses encabezada por Emmanuel Macron.
Pero en esta ocasión, bajo la hegemonía del centroizquierda. Atentos a ese laboratorio, que hay partido.