Tonia Etxarri-El Correo
No es la primera vez que ocurre. De hecho, cuando se celebran elecciones autonómicas y locales el PNV recobra la memoria y cae en la cuenta de que a Bildu le falta un hervor democrático. Y le da por sacar su lado oscuro. Será por el empate demoscópico, con posibilidad de que el grupo de Otegi le haga el ‘sorpasso’ el próximo 21 de abril. Será porque necesita marcar la diferencia entre las dos fuerzas independentistas. Para que los votantes no se confundan después de haber visto al PNV y Bildu haber coincidido en tantas cosas y ahora se mantienen a la espera del nuevo estatus y el derecho a decidir, aprovechando la máxima debilidad parlamentaria de Pedro Sánchez. El caso es que Andoni Ortuzar se ha vuelto a caer del caballo para recordar a los suyos que la izquierda abertzale estuvo décadas «prendiendo fuego al país». Vaya, vaya. Ya le ocurrió en 2015 cuando se pasó toda la contienda diciendo que no pensaba pactar nada con la izquierda abertzale «hasta que no tuviera los dos pies puestos en la democracia» y claro que pactó con ellos. En cuanto tuvo la oportunidad de desalojar de la Alcaldía de Vitoria al popular Javier Maroto.
La posibilidad de que el candidato de Bildu, Pello Otxandiano, le gane la carrera a su candidato, Imanol Pradales, está conduciendo al PNV a forzar la escenificación. Y como Bildu se está centrando en sus reivindicaciones sociales intentando pasar de puntillas por cualquier referencia a ETA que le comprometa, ya se ha encargado Ortuzar de sacar el fantasma a pasear. Es curioso. Mucho antes de que lo hiciera Pedro Sánchez, el PNV ya había blanqueado a los herederos de Batasuna. Y el grupo de Otegi le ha sacado tanta rentabilidad a ese trato deferente que, en su mutación, va asentando su fuerza electoral.
El miedo a que entre el PNV y el PSE no alcancen la mayoría de los 38 escaños está provocando que los dos socios del Gobierno vasco se muevan en las mismas coordenadas contra Bildu, que recibiría el apoyo de Podemos. Una polarización en el debate entre las fuerzas nacionalistas dejaría fuera del escenario al PSE y PP. El socialista Eneko Andueza no está dispuesto a perder comba. Él también le saca a Bildu los trapos sucios. Sostiene que mientras no condene el terrorismo de ETA, no tiene nada que hacer con el PSE. ¿Seguro?
Podrá intentar inocular el miedo a pactar con Bildu en campaña. Pero resulta difícil que vaya calando tanto postureo. ¿Dónde estuvo esa contundencia y dignidad cuando su jefe Sánchez elevó a Bildu al podio de los socios preferentes? ¿O cuando le regaló la Alcaldía de Pamplona? Los partidos vascos, en campaña autonómica, suelen ponerse el uniforme de estar por casa huyendo de los mensajes nacionales. La amnistía, la corrupción del clan Koldo, bah… aquí no traspasa. Pero le piden cuentas que no le pidieron antes a Bildu. Y no ha sido el PP esta vez quien lo ha hecho. A Javier de Andrés le favorece esta polémica. Y le agradece a Eneko Andueza que nos avise de que PNV y Bildu nos van a llevar a un ‘procés’ vasco. Esto promete.