«Llamar asesino al asesino. No adjetivar la muerte, ni contextualizar el crimen». El lehendakari, Patxi López, clausuró ayer en San Sebastián la Conferencia Internacional sobre Víctimas del Terrorismo, organizada por el Consejo de Europa, la Organización de los Estados Americanos (OEA), y los Gobiernos central y vasco.
Siete folios de discurso en los que esbozó cómo construir un futuro sin ETA. «Es el tiempo de la unidad social y la tolerancia, de la democracia y respeto al pluralismo, pero no nos podemos permitir cierres en falso [de ETA]. No podemos cerrar el libro sin leer la última página», apuntó.
El epílogo debe levantarse, según el lehendakari, sobre la verdad y la memoria de quienes han sufrido el terror. «Debemos escribir este relato desde la verdad porque si no nunca acabaremos con la gran mentira sobre la que se construyeron un millar de muertes[…] La memoria debe ser un muro de contención que evite el retorno de los violentos». López, que compartió clausura con el director de Asuntos Jurídicos del Consejo de Europa, Manuel Lezertua, el jefe de Gabiente de la OEA, Ricardo Domínguez, y el secretario de estado de Asuntos Exteriores, Juan Antonio Yáñez, propuso tres ejes sobre los que ensamblar el futuro de Euskadi: memoria, justicia y democracia. «Por este orden», explicó, «porque sin verdad será imposible impartir justicia. Porque sin justicia jamás llegará la democracia».
López, al igual que un día antes hiciera en el mismo foro el consejero de Interior, Rodolfo Ares, subrayó que «ETA está a las puertas de su final». Una agonía inexplicable para el jefe del Ejecutivo autonómico si no se repara en el hartazgo de la sociedad, su lucha individual, el coraje de las víctimas y la determinación de aquellos concejales que no cedieron a las presiones ni a los chantajes. Las palabras del lehendakari se convirtieron en un homenaje a las personas que encierran los 800 atentados perpetrados, «tantos, que incluso ocurren dramáticas coincidencias. Este domingo se cumplen dos años del asesinato de Eduardo Puelles y 24 del atentado de Hipercor», recordó.
«Hemos vencido al terrorismo con el Estado de Derecho. Los que han derrotado a ETA han sido los miles de ciudadanos vascos, los cientos de víctimas, los concejales de pueblos humildes que nunca han querido dimitir de la dignidad humana», añadió. López reserva para las víctimas un papel central en esa construcción del futuro de Euskadi, parafraseando el discurso que Jorge Semprún pronunció en el 65 aniversario de la liberación del campo nazi de Buchenwald, apuntó que «las víctimas son y deben seguir siendo memoria del drama vivido y pilar sobre el que levantar nuestra convivencia futura. Su testimonio es el recuerdo de lo que no debe volver a ocurrir nunca jamás en este país».
Para preservar y honrar esa lucha, en muchos casos silenciosa, anónima, el sufrimiento vivido y en la memoria frescos los incidentes del pasado sábado en Elorrio y Lizartza, López apostó por «depurar los retos de intolerancia política que aún perviven entre nosotros» con un mensaje directo a Bildu. «Estamos viendo imágenes, estamos sufriendo amenazas que nos demuestran que todavía hay quien ejerce una violencia intolerante», aseveró. «Es evidente que a la izquierda abertzale todavía la queda recorrido democrático por andar empezando por rechazar estas prácticas inaceptables en democracia y siguiendo por exigir la desaparición de ETA. La sola existencia de una banda terrorista es un chantaje inaceptable para nuestra sociedad».
López también recordó que su gabinete se marcó como objetivo prioritario «el final del terrorismo». Un compromiso que el Gobierno vasco ha articulado en la en una política de «tolerancia cero» contra el terrorismo etarra y su entorno que ha tenido como consecuencia «la recuperación para la ciudadanía y la libertad de todos los espacios públicos de Euskadi».
EL PAÍS, 18/6/2011