DIARIO VASCO, 26/10/11
El Día de Euskadi constata por tercer año seguido el desencuentro entre nacionalistas y no nacionalistas. López reivindica el 25 de octubre como la fecha del «abrazo» que en 1979 «dio cabida a la mayoría de la sociedad»
El lehendakari apeló ayer a la responsabilidad para «superar el pasado» y construir un nuevo tiempo en el que «aprendamos a convivir de forma democrática». Fue el mensaje que trasladó a los ciudadanos en el primer Día de Euskadi festivo que se celebra en la CAV, pero que, como en las dos ediciones anteriores, no ha contado con el beneplácito de las fuerzas nacionalistas y abertzales, quienes no ven motivo para conmemorar una Carta que a su juicio ha quedado obsoleta.
Pero más allá de los actos particulares que cada partido, el PNV por un lado y Bildu por otro, celebraron, el lehendakari reivindicó el día en que se firmó el Estatuto de Gernika como «más que una fecha». El 25 de octubre, indicó Patxi López en la recepción institucional que celebró por la tarde en Lehendakaritza, fue el día del «abrazo entre Ramón Rubial y Carlos Garaikoetxea, que daba cabida a toda la ciudadanía vasca». Y situó en aquel gesto el inicio de la actual «derrota del terrorismo». «Ese abrazo ha ganado a quienes se empeñaron durante décadas en reventarlo», aseguró López ante uno de sus protagonistas, homenajeado ayer con la máxima distinción que otorga el Gobierno Vasco.
A Garaikoetxea, «un lehendakari de los tiempos de plomo», López le honró por ser el primer gestor del nuevo autogobierno impulsado tras la dictadura y por «dar el gran impulso a la Euskadi que conocemos hoy». Y al resto de premiados con el Lan Onari y el Lagun Onari, por ser «ejemplos» que pueden servir como «guía» al modelo de convivencia que López aboga por impulsar.
Esa convivencia, defendió el lehendakari, sigue teniendo un punto de referencia en «el autogobierno», y por tanto en el día que se firmó el texto que lo recoge. Una fecha que, a su entender, trasciende del «listado de competencias» recogidas en el Estatuto de autonomía y significa «el acuerdo entre vascos» avalado en 1979 por la mayoría de la ciudadanía.
Un consenso, reclamó una vez más, que debe primar en la construcción del futuro de Euskadi. El lehendakari hizo un nuevo llamamiento a la unidad «porque es más lo que nos une que lo que nos separa», y reivindicó el día de ayer como la fecha para simbolizar dicho consenso. Lo hizo, no obstante, sin detenerse expresamente en el futuro del texto estatutario, que si bien ensalzó que es la norma que ha llevado al País Vasco hasta como lo conocemos hoy en día, no entró en el debate sobre si 32 años después sigue o no teniendo la misma vigencia.
López se centró en el significado simbólico de lo que supuso para Euskadi esa norma y defendió que su conmemoración no busca «mirar al pasado», sino que «es la forma de manifestar nuestra voluntad de mantener los lazos, los compromisos y la solidaridad entre todos». «El Día de Euskadi es el de la igualdad, el de que nadie es más que nadie», dijo un lehendakari satisfecho por poder proclamar que «hemos derrotado al terrorismo aunque hemos pagado un alto precio por ello».
«Dignidad de las víctimas»
López se felicitó ante sus invitados, casi un millar de representantes de casi todas las instituciones -faltó el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano- y de casi todos los partidos -con mayor o menor presencia-, de que «el fin del terrorismo ya no es un sueño», sino que desde el anuncio de cese definitivo de ETA «está en nuestras manos». Y ante ese nuevo escenario en el que ensalzó la «dignidad» de las víctimas y «de los héroes anónimos» que han «defendido la democracia» durante las últimas décadas, instó a «ser conscientes» de la oportunidad abierta, y llamó a abandonar «el miedo, superar el pasado y los planteamientos políticos totalitarios» para construir el futuro.
«Amanece un nuevo tiempo que pone en nuestras manos la decisión de nuestro futuro», indicó el lehendakari, quien auguró no obstante que el futuro a corto y medio plazo será con seguridad «duro y difícil» porque a partir de ahora se presenta un escenario con «problemas diferentes» y porque hay que «aprender la libertad» y trabajar para «restañar heridas».
En su discurso ante las principales autoridades y representantes de la sociedad vasca, Patxi López lamentó «cuánto esfuerzo» se ha «perdido en la lucha contra la violencia» o «cuántas fuerzas han quedado devoradas por la división artificial», pero confió en «unir fuerzas en la misma dirección» y construir un país en el que «todos somos libres».
El lehendakari recordó que si durante los últimos 30 años «Euskadi ha trabajado, se ha modernizado y ha avanzado a pesar del terrorismo», más lo hará -auguró- sin «ninguna mano atada a la espalda por la violencia terrorista». «Confío en que vamos a saber aprovechar nuestras energías liberadas para salir juntos» de la crisis económica, puso como ejemplo López, aludiendo al principal problema que sigue soportando este país, al igual que sucede en toda Europa.
Pero además de ese desafío, y pese al anuncio del cese definitivo de la violencia por parte de ETA, el Gobierno Vasco tampoco quiere olvidar que no está todo hecho en el final del terrorismo. Que, además de lograr la desaparición de ETA, hay que consolidar la libertad y construir una convivencia que no comenzó a edificarse precisamente ayer, cuando todas las fuerzas nacionalistas se mostraron en contra de un Día de Euskadi que nació hace tres años, con el apoyo de PSE, PP y UPyD, suficiente en el Parlamento de Vitoria, pero con el rechazo de las fuerzas nacionalistas.
DIARIO VASCO, 26/10/11