EL CORREO, 8/10/11
Recuerda en Gernika el 75 aniversario de la investidura de Agirre y de su primer Gobierno. Asegura en la Casa de Juntas que «vivimos asidos a la esperanza de un nuevo tiempo de paz y libertad»
«El autogobierno es la casa de todos los vascos y el Estatuto un punto de encuentro nacido para el acuerdo de las diferentes tradiciones políticas de este país», proclamó ayer el lehendakari en el acto organizado por el Gobierno Vasco para conmemorar que hace 75 años la emblemática Casa de Juntas de Gernika acogió la sesión de investidura del primer lehendakari, José Antonio Agirre, y fue testigo de la formación de su Ejecutivo en plena Guerra Civil. Patxi López, estuvo acompañado por sus predecesores Carlos Garaikoetxea y José Antonio Ardanza, familiares de los miembros del primer Ejecutivo vasco y una nutrida representación política. Faltaba Juan José Ibarretxe, cuya ausencia fue excusada públicamente por el lehendakari al encontrarse de viaje en EE UU.
López pronunció su discurso en la histórica sala de juntas donde él mismo fue investido lehendakari hace dos años. En su intervención reivindicó el autogobierno como «la casa común» y el espacio de «pactos entre vascos», al tiempo que subrayó que su Ejecutivo vive actualmente «asido a la esperanza de un nuevo tiempo de paz y libertad». Agradeció su asistencia a este acto a los exlehendakaris Garaikoetxea y Ardanza, recalcando que su presencia «es la manifestación del respeto y del valor que todos otorgamos a nuestro autogobierno, como base fundamental sobra la que hemos construido y estamos construyendo nuestro país».
López recordó que hace 75 años, en Gernika, «los representantes populares de los ayuntamientos nombraron a José Antonio Agirre primer lehendakari vasco». «De ahí surgió nuestro autogobierno, la forma moderna de dar respuesta política a la esencia de nuestro país, a su pluralidad, su diversa forma de entender pertenencia e identidades y su voluntad de forjar un futuro compartido», añadió el lehendakari.
Remarcó, además, que «todos los gobiernos de la etapa democrática somos herederos y continuadores» del Ejecutivo liderado por Agirre». Esto le llevó a reivindicar «con orgullo, nuestro origen y nuestro pasado». Tras subrayar que «somos lo que somos porque otros fueron antes que nosotros», López indicó que «caminamos sobre hombros de gigantes y gracias a ello podemos hoy elevar la vista y avanzar».
«Pluralidad interna»
Recordó que el primer Estatuto y el Gobierno «fueron, por un lado, la superación del viejo Estado centralista de nacionalidad única y anulador de su diversidad y, por otro, el reconocimiento de la pluralidad interna de Euskadi». El Ejecutivo de Agirre estaba compuesto por diez consejeros de diferentes sensibilidades, nacionalistas, socialistas y comunistas. «El Estatuto es un punto de encuentro nacido para el acuerdo de las diferentes tradiciones políticas de este país», sostuvo. También incidió en que, desde entonces, «autogobierno y Estatuto son sinónimos de democracia y de libertad para la ciudadanía vasca», e indicó que, 75 años después, «seguimos queriendo ser una sociedad que se mira a sí misma y se reconoce tal y como es». Insistió en que queremos ser «una sociedad abierta, que acepta las diferencias internas, que no busca hacer ciudadanos en serie, sino darles un ámbito de convivencia para que cada uno pueda mantener su propia identidad y libertad».
Manifestó que la democracia tiene «dos partes complementarias e igualmente importantes, el ideal normativo de que cada ciudadano debe ser totalmente libre y poder actuar según sus convicciones, y el entramado normativo que busca gestionar, sin violencia, estas diferencias». En ese sentido, dijo que el autogobierno es «la materialización más profunda de esos valores y conceptos democráticos en la territorialización del Estado».
Tras reconocer que, seguramente, el autogobierno «nunca dará plena satisfacción, una solución absoluta a ninguna pretensión identitaria, sea del signo que sea», destacó que «crea un espacio para la convivencia y la concordia, un espacio dinámico que cada día requiere de plebiscito». También advirtió de que «no es trocear ni acumular competencias sin más».
En esta línea, señaló que «a cada generación le toca su tiempo y nosotros estamos, ahora, iniciando uno nuevo» y «dejando atrás nuestro pasado más terrible, el de la violencia terrorista que pretendía imponer su proyecto totalitario». «Vivimos una esperanza, amasada con lágrimas amargas, pero construida con muchas manos», añadió.
En este «nuevo tiempo», quiso «recordar y homenajear a los padres fundadores de nuestro autogobierno», y citó el nombre y cargo de los consejeros de Agirre. Por último, también homenajeó «a las personas de Euskadi, de todo tiempo, que sufrieron marginación, que fueron perseguidos o que perdieron su vida defendiendo la libertad y la democracia de este país». A todos ellos les dedicó el ‘Agur Jaunak’ que cerró un acto, breve y sencillo.
EL CORREO, 8/10/11