EL CORREO 31/01/13
«¿Acaso preferimos que todos sigan siendo de Herri Batasuna?», replica Urkullu en defensa del nuevo secretario general de Paz y Convivencia.
La decisión del lehendakari de nombrar a Jonan Fernández secretario general de la nueva área de Paz y Convivencia del Gobierno vasco ha desatado una tormenta de críticas. Si el martes Iñigo Urkullu hacía oficial su designación con el rechazo frontal de buena parte de los partidos –solo EH Bildu puso en valor la elección– y de varios colectivos de víctimas, ayer el jefe del Ejecutivo se vio obligado a salir en defensa del director de Baketik, al que la víspera ya había calificado como la persona «idónea» para el cargo.
«¿Cree que ha sido un error elegir a Jonan Fernández?», le espetó un periodista en Madrid, al término de la reunión que mantuvo con el presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy. Urkullu tardó en ir al grano, pero finalmente replicó con contundencia. «No creo que tenga que hacer ningún acto de contrición o autocrítica», expresó, reafirmándose en su apuesta. El lehendakari, que desgranó el currículum del director de Baketik, pidió «a los prescriptores de opinión» que hagan «una reflexión honesta sobre la trayectoria de cada uno», porque, añadió, «podría decir cosas que no quiero sobre el recorrido de otros». «¿Acaso preferimos que todos sigan siendo de Herri Batasuna? Hay algunos que fueron algo más que de HB», declaró tajante.
La noticia del nombramiento cayó como un mazazo sobre el PP y UPyD, así como en las asociaciones de víctimas Covite y AVT, mayoritarias en Euskadi y España, respectivamente. Hasta el punto de que esta última anunció su ruptura de relaciones con el Ejecutivo vasco. No olvidan el pasado de Jonan Fernández, que fue concejal de Herri Batasuna en los ochenta, antes de sumergirse en movimientos pacifistas como Elkarri o Baketik. Pero también le recriminan que fuera, a su juicio, «uno de los defensores de la teoría del conflicto político y la equidistancia».
Sin «imponer» nada
El único partido que optó ayer por mantener una posición neutral ante la designación de Fernández como secretario general de Paz y Convivencia fue el PSE, que consideró a que «lo importante son los actos, no las caras». «Hay que dar una oportunidad a la gente», manifestó el secretario general de los socialistas de Gipuzkoa, Iñaki Arriola.
Fernández es consciente de la polvareda que ha levantado su nombramiento en algunos sectores. Ayer realizó las que fueron sus primeras declaraciones como miembro del Ejecutivo de Urkullu –su trabajo depende, además, directamente del lehendakari–. El secretario general de Paz y Convivencia se comprometió a buscar el máximo consenso posible con el resto de partidos e instituciones, con el objetivo de que «ninguna sensibilidad se sienta desplazada o incómoda». «Nadie tiene que estar inquieto porque se vaya a imponer una u otra cosa. Lo que se haga se hará de manera compartida», aseguró.
Fernández quiso de esta forma tranquilizar a los partidos que se han opuesto a su nombramiento –el PP registró ayer una iniciativa para que Urkullu explique en el Parlamento vasco el por qué de su elección–, pero también a la AVT y a Covite, con las que espera poder reunirse y que temen que su designación desemboque en una «memoria inmoral» de lo ocurrido en Euskadi. «Llevo muchos años defendiendo una memoria ética y crítica que afronte la verdad de cada uno de los hechos violentos», declaró. En esta línea, defendió la importancia de reparar a todas las víctimas, «sin compararlas, pero sin exclusiones», como también por aplicar la política penitenciaria «ajustada a derecho, a principios humanitarios y a la realidad actual».
EL CORREO 31/01/13