IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

Lo bueno que tiene esto de seguir la actualidad es que te impide agotar la capacidad de sorpresa. Esta vez ha sido el lehendakari quien me ha disipado la modorra con sus estrepitosas quejas de la utilización madrileña de su escasa capacidad normativa fiscal. ¡Él, precisamente él! El dirigente de un partido que lleva más de un siglo exigiendo mejoras en su capacidad normativa, el responsable de un Gobierno que lleva cuatro décadas reclamando nuevas competencias y, ya puestos, nuevas inversiones a cambio de sostener los presupuestos del Gobierno central. Urkullu podría haber empleado su tiempo en justificar el curioso hecho de que, año tras año, su Gobierno dispone del doble de dinero por habitante que la media para financiar los servicios que presta. También podría haber explicado las razones por las que, siendo así, los servicios públicos vascos no son el doble de buenos que los del resto del Estado.

Tiene razón cuando trae a colación el asunto de la responsabilidad fiscal, con la que los demás no cargan; y hace bien en recordar aquello del mayor PIB y de que pagamos por PIB y no por población, lo que acarrea en nuestro caso un buen ejercicio de solidaridad. Pero le queda aún un largo trecho para justificar esa diferencia que, incluso los que defendemos el sistema de Concierto, no sabemos explicar en su totalidad. Que Euskadi no es un paraíso fiscal para sus habitantes lo demuestra el simple hecho de que son muchos los contribuyentes que cambian su residencia fiscal a Madrid y ninguno lo hace a la inversa. Pero nos queda por aclarar esa enorme diferencia de gasto social.

Además, ¿de dónde saca el lehendakari esa idea de que los menores tipos impositivos provocan irremisiblemente menores ingresos públicos, sin considerar cómo evoluciona la base imponible? ¿No ha visto las estadísticas de Madrid, en donde su criticada política fiscal le sitúa en cabeza de los ingresos públicos tanto totales como per cápita? Debido, claro está, a los mayores salarios de sus habitantes y a los mayores beneficios de sus empresas. ¿Cuántas medidas fiscales madrileñas han sido tumbadas por los tribunales de la Unión Europea, como sucedió en el caso del País Vasco?

¿Y cómo es eso de que la política liberal daña la calidad de los servicios públicos? Es decir, ¿todos los listos de todas las universidades españolas y muchos de los ricos del País Vasco y de otras comunidades, que año tras año se instalan en Madrid, se van allí porque se vive peor? ¿Se pueden ganar unas elecciones en todos los distritos de Madrid -incluido el mal llamado ‘cinturón rojo’- y en todos menos en uno de los municipios de la comunidad, como acaba de hacer Díaz Ayuso, con malos servicios públicos?

¿Es el momento adecuado para empezar esa disputa y es él la persona y el cargo mas indicado para hacerlo?