EL PAÍS 13/07/17
· Malestar de Puigdemont al comprobar que la remodelación que le imponía Junqueras se había negociado a sus espaldas con Artur Mas
Oriol Junqueras, el vicepresidente de la Generalitat de Cataluña, mantuvo el martes en privado una reunión con el presidente Carles Puigdemont a la que llegó con un listado sorpresa de un grupo de consellers clave del PDeCAT a los que éste debía relevar de su cargo como condición para seguir al frente del referéndum independentista. Esa remodelación impuesta, que Puigdemont desconocía y que se habría negociado con Artur Mas, fue rechazada con gran malestar, según fuentes de la presidencia del ejecutivo nacionalista.
Si dudas, eres moderado o tienes miedo sobre el patrimonio de tu familia no cabes en el futuro Gobierno nacionalista catalán de fieles que Oriol Junqueras quiere liderar hacia la consulta del 1-O.
Fue en ese contexto en el que el actual vicepresidente y conseller de Economía reclamó a Puigdemont el martes, antes de la cita semana del gobierno catalán, que le traspasase las competencias sobre procesos electorales que ahora están repartidas entre el departamento de Gobernación y el de Asuntos y Relaciones Institucionales y Exteriores que dirige Raül Romeva. Junqueras trasladó a Puigdemont que en este escenario de incertidumbres y sin todo el poder no tendría sentido seguir al mando de la consulta, según fuentes del PDeCAT.
El momento más tenso de la charla entre Puigdemont y Junqueras se produjo cuando el vicepresidente le sacó una lista con los cambios de los consellers que debería apartar del ejecutivo y ya también con los nombres de sus relevos. Esa remodelación impuesta, que Junqueras habría tratado antes según fuentes de la presidencia catalana con Mas, causó un gran enfado en Puigdemont. Colaboradores del presidente catalán descalificaron ese desafío como de “la máxima gravedad”.
El moderado Vila se cambia al bando de los «divisivos»
En el Gobierno central observan al detalle y con información al día la situación de descomposición en las relaciones entre los socios nacionalistas del ejecutivo catalán. Algunos ministros presumían hasta ahora de mantener buenas relaciones y frecuentes con determinados consejeros, los que calificaban como “los más razonables”. Y varios expresaban hasta ahora esa coincidencia sobre la persona de Santi Vila, responsable de Cultura hasta su nombramiento como consejero de Empresa y Conocimiento tras la destitución de Jorgi Baiget por admitir sus dudas sobre el proceso. Ahora a Vila ya no se le cataloga entre los moderados. “Se ha pasado al bando de Puigdemont y está con los que quieren llegar hasta el final con este proceso”, indican desde la cúpula del ejecutivo de Mariano Rajoy. Vila como consejero de Cultura se había prestado a negociar con el Ministerio que dirige Íñigo Méndez de Vigo aspectos y colaboraciones de su departamento con la vista puesta en los próximos dos y tres años, es decir no a corto plazo ni fuera de España. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, incidió ayer en que estos comportamientos “divisivos” demuestran que en el ejecutivo catalán hay consejeros que “no están convencidos” con el referéndum ilegal y les llamó de nuevo a reflexionar.
Junqueras no sólo le requirió así el cese de algunos consejeros clave del PDeCAT, como el titular de Interior, Jordi Jané, sino que le presentó sobre la marcha la identidad del sustituto de su gusto, que en este caso se trató de Joaquim Forn, un concejal del Ayuntamiento de Barcelona portavoz municipal del Grup Demòcrata muy amigo de David Madí, uno de los colaboradores más radicales y próximos de Mas. Se da la circunstancia de que Jané, que fue muchos años diputado de CiU en el Congreso, es considerado por Junqueras y ERC muy moderado y demasiado cercano a algunos dirigentes del Gobierno central. Fue llamativo, en ese sentido, que no se le dejase comparecer en rueda de prensa el pasado lunes con el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, tras celebrar en Barcelona la muy reclamada durante años Junta de Seguridad.
En los planes que Junqueras tiene para el futuro Gobierno catalán que tendrá que encajar las consecuencias de este proceso separatista tampoco entra la actual portavoz y consejera de Presidencia, Neus Munté, también del PDeCAT. La solución de Junqueras para relevar a Munté se llama Jordi Turull, que es ahora el presidente del grupo parlamentario de Junts pel Sí y al que se considera el último mohicano de esa formación por su defensa a ultranza de la fórmula de la coalición independentista. A Munté el todopoderoso vicepresidente Junqueras la ubicaría en otra consejería. En su proyecto de sustituciones también incluyó a Josep Rull, consejero del Territorio, y a Meritxell Ruiz, responsable de Educación.
El temor del patrimonio
Para evaluar realmente la determinación de este equipo sobre el objetivo fijado en el referéndum del 1-O, Puigdemont y Mas han mantenido entrevistas individuales con los consejeros de su partido. Mas las admitió el martes en una entrevista en Ara y las consideró lógicas. Los consejeros con más dudas sobre la legitimidad de este proceso de secesión esperaban casi una invitación a marcharse del ejecutivo y sorprendieron a Puigdemont y Mas con su disposición a quedarse siempre y cuando se les dé información clara de hacia dónde van y no se corran riesgos innecesarios, según fuentes conocedoras de esos encuentros.
Los consejeros lamentaron, por ejemplo, que no se estén midiendo bien las consecuencias personales de una posible derrota de esta vía y fijaron el límite de su colaboración en la firma de actos administrativos que comporten gastos para la consulta del 1-O y que puedan luego repercutirles sobre su patrimonio particular. Algunos consejeros del PDeCAT reprocharon a Puigdemont y Mas que se les achaque a ellos ese temor económico cuando ellos aseguran que es algo que inquieta también a consellers de ERC como Toni Comín y Carles Mundó, según les han expresado en privado. Los consellers afectados, por su parte, han mantenido reuniones privadas entre ellos para coordinar sus posiciones.