EL CORREO 21/02/13
· Pere Navarro cree que el relevo en la jefatura del Estado debe hacerse de «forma tranquila» y genera un alud de críticas.
«Planteo abiertamente, y públicamente, la necesidad de la abdicación del actual jefe del Estado», dijo ayer Pere Navarro, el primer secretario de los socialistas catalanes. Sus palabras sorprendieron a propios y extraños por su contundencia y cayeron como una bomba entre los socialistas del resto de España, que no tardaron ni un minuto en desmarcarse de la propuesta. «El PSOE no comparte en absoluto las declaraciones del primer secretario del PSC en relación al Rey y las considera totalmente inadecuadas», señaló el PSOE en un comunicado.
«Republicano convencido», según se confesó, Navarro cree que ha llegado la hora del relevo al frente de la jefatura del Estado, una permuta que, a su juicio, debe hacerse de forma «tranquila», lo que «respondería a las necesidades de nuestros tiempos». En caso contrario, el dirigente socialista catalán consideró que «muchos ciudadanos podrían creer que lo que tocaría hacer es cambiar el propio sistema monárquico» y se pondría sobre la mesa la reclamación de una tercera República. «Y pienso que no les faltaría razón si no hay una reacción a tiempo», añadió Navarro, en un almuerzo organizado por la Cámara de Comercio de Barcelona. Sus palabras en absoluto eran improvisadas, ya que las llevaba escritas.
La renuncia del jefe del Estado, a quien Navarro reconoció la «contribución» a la democracia y el bienestar del país, sería la medida más llamativa de lo que el líder del PSC calificó como la ‘transición del siglo XXI’, la segunda que afrontaría España en menos de medio siglo, en la que, a su parecer, ya no sirven soluciones a medias y en la que también habría que plantear una reforma a fondo de la Constitución para cambiar el modelo territorial. Una modificación que debería transformar el Estado de las autonomías en una España federal, según Navarro, y que debería incluir en la Carta Magna el derecho a decidir de Cataluña. «Que la gente pueda ser consultada en los temas que le afectan de forma relevante», dijo.
Según Navarro, el Príncipe Felipe puede jugar un papel «relevante» para «arbitrar» estos profundos cambios que propuso y que «requiere este país». «Esta segunda transición tiene que construirse sobre nuevas bases institucionales modernas y que concuerden con nuestros tiempos», dijo. «No ignoro la polémica que mis palabras pueden provocar, pero estoy convencido de que ningún debate puede evitarse en estos momentos», remató el líder del PSC, que acertó de pleno cuando auguró una tormenta.
Varios dirigentes
Lo que quizás no entraba dentro de sus planes es que sus declaraciones provocasen un profundo malestar dentro de su propio partido y que un grupo de cualificados dirigentes y cargos públicos se desmarcasen de inmediato. A la nota emitida por la ejecutiva federal se unieron varios diputados presentes en el debate sobre el estado de la Nación.
La vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, insistió en que su partido no comparte «en absoluto» la opinión de Navarro; el expresidente de la Junta de Andalucía Manuel Chaves sostuvo que se trata de una propuesta que está «fuera de lugar» que Navarro «tendrá que explicar»; la portavoz del grupo socialista, Soraya Rodríguez, subrayó que la abdicación del Rey «no es la postura del PSOE»; y Alfonso Guerra fue más gráfico y rotundo: «No me representa». Las críticas, incluso, le llegaron desde las Juventudes del PSC, pero por quedarse corto: por no pedir la abolición de la Monarquía.
Desde fuera, el PP calificó la iniciativa de «insensata» y pidió a Alfredo Pérez Rubalcaba que la desautorizase, lo mismo que Ciutadans. Las posturas de ERC e IU estuvieron más cerca de las de las Juventudes.
EL CORREO 21/02/13