EL MUNDO – 19/08/14
· Sosa Wagner denuncia «las prácticas autoritarias que anidan» en su partido.
El inexplicable silencio con que UPyD deglutió las secuelas de las elecciones europeas, sin un análisis riguroso del porqué de sus resultados, más allá de la lectura matemática de los datos y el regodeo de pasar de uno a cuatro escaños, terminó ayer con una reflexión pública de su cabeza de lista, Francisco Sosa Wagner.
En un artículo remitido a este diario, Sosa Wagner respalda sin ambages, en contra del criterio de la dirección, acuerdos con Ciudadanos –la marca fuera de Cataluña del partido de Albert Rivera– en las próximas elecciones autonómicas y municipales y, después, en las generales. Un pacto al que Rosa Díez se opone de manera frontal, a pesar de la simpatía que produce en parte de su militancia.
El eurodiputado de UPyD defiende esta opción apoyándose en una relectura de lo que sucedió en las europeas, que la organización ha esquivado hasta ahora. Sosa Wagner asegura que, a pesar del aumento de escaños en Estrasburgo, las elecciones han supuesto para UPyD «un pequeño varapalo». Algo que nadie había admitido de manera tan clara. Sostiene que no se ha sabido recoger votos de «la masiva y un poco humillante pérdida que han sufrido PP y PSOE». Y que, además, ha germinado un movimiento (Podemos) que «gracias a sus habilidades, respuestas sencillas a problemas complejos […], puede acabar estrellándolos contra el acantilado».
A Podemos, prosigue, se une la entrada en escena de Ciudadanos, «un competidor» en el «mismo espacio» de UPyD, con «votantes muy próximos» que, tras su nacimiento en Cataluña, «ha tenido la valentía de presentarse en el ruedo nacional cosechando un éxito estimable», con dos eurodiputados. En este nuevo contexto, y ante las acuciantes «aflicciones» que padece el pueblo español, la estrategia de UPyD, deber ser, según el eurodiputado, «unir esfuerzos (con Ciudadanos) y lograr un acuerdo». Su propuesta es la redacción de un «compromiso electoral común», basado en 10 o 15 puntos básicos, con una fórmula de coalición que «respete la singularidad» de ambas fuerzas.
La idea de un acuerdo con Ciutadans, cuando ni siquiera se había concretado su expansión nacional, ya salió a la palestra en el último congreso de UPyD, en noviembre pasado. El filósofo Fernando Savater, ideólogo y promotor de la formación en su origen, aprovechó su intervención para animar a UPyD a «buscar apoyos en partidos semejantes». «No debemos rehuir la unión con grupos que comparten nuestras ideas», dijo. Pese a su llamamiento, las enmiendas de todos los militantes que apoyaban esta propuesta fueron rechazadas.
En ese cónclave, UPyD aprobó presentarse a las elecciones generales con el mismo programa y las mismas siglas en toda España. La dirección que lidera Rosa Díez se aferra a esta resolución para mantener que ahora, tras votarse en el congreso, es imposible otra cosa.
Y ello en contra incluso de la opinión de muchos de sus votantes. La encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO de principios de año desveló que el electorado de UPyD es partidario de un acuerdo con Ciudadanos. El 46,2% lo apoya, frente a un 37,5% que lo rechazaba. Entonces, el partido de Albert Rivera tampoco tenía dimensión nacional ni había avanzado que se presentaría a las europeas. Con el abogado Javier Nart de candidato, Ciudadanos logró en mayo dos escaños en el Europarlamento; UPyD, cuatro. Es cierto que sólo tenía uno, pero su expectativa era mayor. Aspiraba a llegar hasta seis, en función de la participación. Más conocidos gracias a su trabajo en el Congreso de los Diputados y con la idea de que su verdadera explosión iba a llegar con las autonómicas y las generales, los resultados de mayo demostraron que UPyD no era el único antídoto de los españoles contra el hartazgo de la política actual. Tampoco la única vía para conseguir soluciones.
Sosa Wagner, toda una referencia intelectual dentro de UPyD, asume que ambas formaciones presentan en estos momentos carencias. De Ciudadanos cita «que no cuenta con una respuesta propia, elaborada en sus congresos, a los problemas sociales». Con su propio partido, el catedrático y escritor se muestra mucho más duro: «UPyD debería liberarse de las prácticas autoritarias que anidan en su seno, prácticas que desembocan en la expulsión constante de afiliados o en su sepultura en vida, cuando deciden permanecer en sus filas acogidos a un ominoso silencio».
Nadie tan representativo en la formación se ha referido nunca a su funcionamiento en estos términos. «Se impone», insiste, «actuar libres de ridículos y obstinados sectarismos, extemporáneos en la grave hora presente». Sosa Wagner, que durante una legislatura fue el único eurodiputado de UPyD, no es miembro del Consejo de Dirección del partido, pero sí de su Consejo Político. Su análisis, también sus críticas, azuzan un debate que desde las elecciones europeas se ha mantenido conscientemente dormido. Sólo había que leer con detalle los resultados. Sosa Wagner lo ha hecho.
EL MUNDO – 19/08/14