EL MUNDO 26/10/13
· El ‘president’ dice que no puede usar la Constitución para «cortar las alas» de Cataluña.
Aprovechando el recrudecimiento de la crispación entre el Gobierno y la Generalitat a cuenta de los conflictos protocolarios, Alfredo Pérez Rubalcaba se puso ayer el traje de mediador e intentó, sin mayor éxito, ofrecerse como bisagra entre la España que defiende el seguir «viviendo juntos» y la Cataluña soberanista que quiere «romper» con el Estado.
Pese a que el fracaso era más que previsible ante una Generalitat centrada en seguir dando pasos hacia la independencia, el líder del PSOE aprovechó la reunión de ayer de dos horas en Barcelona con el presidente de la Generalitat, Artur Mas, para exponer una contraoferta pensada para tratar de neutralizar los ánimos soberanistas, reconducir los «problemas de convivencia» entre catalanes y españoles y resolver lo que definió como «un asunto de Estado».
Flanqueado por el primer secretario del PSC, Pere Navarro, Rubalcaba explicó al final del encuentro que su oferta a Mas consiste en la reforma de la Constitución para «actualizarla» después de 35 años y acercar el modelo de Estado hacia el federalismo de estilo alemán. Una estructura que, según su proyecto, permitiría dotar a las autonomías de la capacidad financiera «suficiente» para asumir sus competencias y evitar el choque y la duplicidad de poderes entre los ejecutivos central y periféricos. Eso sí, evitó mencionar la posibilidad de dar a Cataluña un régimen fiscal similar al concierto vasco.
Dicha reforma –la más profunda que haya defendido nunca el PSOE pese a que «no pone la Constitución patas arriba», admitió– sería sometida posteriormente a un referéndum. Es decir, que Rubalcaba ofreció a Mas enterrar su principal obsesión –la consulta– a cambio de una votación entre todos los españoles sobre una Constitución modernizada.
Un plan que ve como solución ante «las dificultades más graves» habidas «en los últimos 35 años» y sobre las cuales reconoció haber tratado directamente en repetidas ocasiones con Mariano Rajoy. La última vez, ayer, a través del teléfono nada más abandonar el Palau de la Generalitat. Dicha comunicación es una muestra de que ambos líderes han asumido el debate soberanista como «un problema» al que buscar una salida y sobre el que tratan habitualmente, pese al enfrentamiento entre sus partidos o, como el mismo Rubalcaba las definió, las «fatales relaciones» entre PSOE y PP.
Por su parte, el president de la Generalitat, Artur Mas, aprovechó su participación en la celebración del Día de la Justicia en Cataluña para afirmar que «sería un gran error utilizar un marco legal para cortar las alas de la evolución de las sociedades y un acierto adaptar al marco legal esta evolución natural de la sociedad». El presidente hacía referencia a la Constitución como el «marco legal» por excelencia y destacó que en política existe «un valor como es el diálogo y encontrar soluciones» para encajar propuestas.
«La sociedad catalana evoluciona de forma natural, pacífica y serena», dijo Mas, que defendió que «se deben encontrar respuestas políticas» a esta evolución.
En su intervención, Mas también explicó que tenía la «sensación» de que en estos años de democracia «se han deteriorado las reglas del juego», cuando «es bueno que estén bien establecidas». El president puso como ejemplo la reunión con Alfredo Pérez Rubalcaba y Pere Navarro y la propuesta socialista de reformar la Constitución para «abordar la deteriorada relación entre Cataluña y el Estado». Mas señaló: «En el fondo nos dicen que esta gran regla del juego que es la Constitución no se tiene que ver como un marco limitado y definido sino como un vehículo que mide la evolución social».
Por eso, desdeñó la propuesta socialista añadiendo que «es un inmenso error utilizar los marcos legales para abortar o dejar en segundo plano soluciones basadas en voluntad política». Así, defendió su intención de hacer una consulta sobre la autodeterminación catalana, pese a que Pérez Rubalcaba ha rechazado esta opción.
«Los marcos legales no pueden substituir un debate político abierto con soluciones políticas», dijo Artur Mas.
EL MUNDO 26/10/13