Mikel Buesa-Libertad Digital
- A Ortuzar no se le ha ocurrido otra cosa que tergiversar el significado de la amnistía, aunque, con su limitado bagaje intelectual, no ha sabido darle la forma adecuada.
A Andoni Ortuzar el haber estudiado periodismo no parece servirle de mucho; o tal vez lo que ocurre es que lo tiene ya olvidado después de tantos años ejerciendo el mando en plaza. Digo esto porque, desde la atalaya de Radio Euskadi, se ha despachado con una receta para hacer tragadero el asunto de la amnistía. En concreto ha dicho, usando uno de esos palabros que tanto gustan ahora en la RAE, que hay que «positivizar el mensaje» que se transmite en el debate acerca de ese asunto que a tantos socialistas lleva por la calle de la amargura y que solivianta a cuantos, como es mi caso, entendemos que la política debe estar constreñida por el marco constitucional. Y para ello, no se le ha ocurrido otra manera que tergiversar el significado de las palabras, aunque, con su limitado bagaje intelectual, no ha sabido darle la forma adecuada. Así, después de aconsejar que «no nos hagamos trampas con las palabras», paradójicamente ha operado en el sentido inverso; o sea, formulando el engaño que haga llevadero la susodicha amnistía:
Si unos le llaman amnistía es un tótem insalvable, pero si lo llamas Ley de … no sé, quizá sea más sencillo.
Obviemos por un momento que el jeltzale presidente del Euzkadi Buru Batzar no sabe cuál es el significado de la palabra tótem, pues si lo conociera tal vez se hubiese amparado en el ámbito protector del emblema correspondiente. ¡Qué sé yo!, a lo mejor el árbol de Guernica o, sin aspirar a tanto, el eguzkilore que ahuyenta los malos espíritus en tantos caseríos vascos. Pero no, Ortuzar debe creer que la palabra amnistía es un tótem para todos los que nos oponemos a ella en el caso de los catalanes que pretenden salvar su culo a cambio de darle otra vez la presidencia del Gobierno a Sánchez.