EDITORIAL ABC – 15/02/15
· El chavismo acude en socorro del movimiento populista español; ya no se conforma con financiarlo, ahora chantajea con expropiar los intereses españoles en Venezuela si siguen las críticas a Podemos en los medios de aquí.
El maquillaje socialdemócrata de Podemos no tapa su cara chavista y hasta el Gobierno de Nicolás Maduro, el vidente del espíritu de Hugo Chávez con forma de pajarito, se encarga de recordarlo siempre que puede. Los chavistas han ungido a Podemos como su sucursal bolivariana en España y vinculan sus buenos resultados en las encuestas –además de apropiarse de la victoria de Syriza en Grecia– a una futura exportación a Europa de su modelo de hambre, miseria y represión. Como buen padrino con hábitos de matón, Maduro quiere ahora llevar más lejos su identificación con el partido de Iglesias y de su bien remunerado asesor, Juan Carlos Monedero.
El régimen de Maduro ha convocado a multinacionales españolas radicadas en Venezuela para exigirles que presionen al Gobierno de Rajoy a fin de que este, a su vez, frene las críticas de los medios de comunicación al movimiento populista. Más que una petición es un vulgar chantaje, porque amenaza a las empresas con expropiar sus negocios en Venezuela si el Ejecutivo español no cumple su ultimátum. No parece una quimera si recordamos aquellas patéticas imágenes del caudillo bolivariano recorriendo las calles de Caracas expropiando edificios en directo.
Las relaciones del chavismo con la prensa se basan en la censura y la eliminación de la libertad de expresión e información. Pero los líderes de Podemos no se han quedado cortos a la hora de criticar a los medios privados y de proponer soluciones intervencionistas en los públicos. No andan muy lejos unos de otros. Es más, confluyen en ver a la prensa como un enemigo que hay que domesticar, aunque el Gobierno de Venezuela ha ido a la supresión de la libertad de prensa. En general, para todo buen ultra de izquierdas, de aquí o de allá, la libertad es un mero estorbo, tal y como han dejado enseñado Stalin o Castro.
Evidentemente, Maduro y sus camaradas fracasarán en su intento de amordazar los medios, tanto como fracasará cualquier político español que intente coartar las libertades que son esenciales en una democracia para crear opinión pública, el mejor instrumento para controlar los poderes políticos. Además, con estos gestos autoritarios el chavismo sólo consigue perjudicar a Podemos, porque ningún partido sometido a la tutela –y al dinero– de un régimen autoritario puede ser bienvenido en una democracia. Cada vez que Maduro hable bien de Podemos, peor para este partido. El foco de la prensa se hará más intenso sobre sus vinculaciones con un régimen que encarcela a opositores, cierra periódicos y tiene sumida a la población en la penuria.
Los puritanos de Podemos llevan una temporada comprobando el reverso de la opinión pública y de la libertad de prensa. Durante mucho tiempo vivieron en el limbo de las tertulias amigables y de la falta de biografías. Ahora no tienen lo primero y salen a luz las segundas. Se llama democracia.
ABC – 15/02/15