EL CORREO – 06/10/14
· El exasesor de Tony Blair avala en su libro ‘Hablar con terroristas’ el contacto con grupos violentos que tienen un apoyo político notable.
El mediador en conflictos Jonathan Powell, que ha participado activamente en los últimos años en los diálogos del fin de ETA y del desarme, cree que el caso vasco se encuentra «en un lugar intermedio» entre las disputas que se han resuelto con éxito a través de una negociación (El Salvador, Sudáfrica o Mozambique) y aquellas en las que se saldó con un fracaso (Sri Lanka o Angola).
Powell, que fue jefe de Gabinete del exprimer ministro británico Tony Blair y principal negociador británico con los líderes del IRA-Sinn Féin en el proceso de paz de Irlanda del Norte, es ahora el enviado especial de David Cameron en Libia. Participa a través de una ONG de la que es fundador y consejero delegado, Inter Mediate, en labores de mediación en varios conflictos. Viajó al País Vasco por última vez en julio.
Esta semana ha publicado ‘Talking to Terrorists: How to End Armed Conflicts’ (Hablar con terroristas: cómo terminar con conflictos armados), presentado con éxito de público y aplausos en la noche del viernes en una sala del centro cultural Southbank de Londres. Aunque en la charla o en el libro rechaza hablar sobre sus mediaciones actuales –«porque nadie confiaría en mí si lo hago»–, su obra ofrece algunas de sus ideas, y también anécdotas, sobre su experiencia en el País Vasco.
Según Powell, el anuncio de ETA sobre el fin de sus actividades armadas llegó como consecuencia de un proceso de paz que no ha terminado. El libro es una rica recopilación de experiencias personales y de informaciones obtenidas mediante la lectura o entrevistas directas con los protagonistas de conflictos y negociaciones en diversos lugares del mundo, para sustentar la teoría de que es fructífero mantener contacto con grupos violentos que tienen apoyo político notable. El caso de ETA la avalaría, en su opinión.
«Si hay una quiebra es importante mantenerse en contacto», afirma Powell, «para evitar que la bicicleta se caiga». Tras el fracaso en 2007 de la negociación iniciada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, señala que Batasuna «gradualmente se impuso sobre ETA para crear un nuevo enfoque» y, «como los mediadores que participaron entonces aún estaban comprometidos, fueron capaces de mover las cosas de nuevo».
El «llamamiento» de Aiete
Sin mencionar nunca al sudafricano Brian Currin, que desempeñó un papel previo, Powell, que se involucró en las cuestión vasca cuando aún estaba en el Gobierno británico, porque Martin Griffiths y otros miembros del Centro Henri Dunant le pidieron consejo ante el estancamiento de la negociación en 2006, sostiene que la recuperación del proceso de paz fue posible gracias a la convocatoria de la Conferencia de Aiete, «un llamamiento a ETA por figuras internacionales dispuestas a arriesgarse para desempeñar un papel en el último conflicto armado de Europa», al que siguió el anuncio de cese del grupo.
Afirma Powell que ese desenlace es el resultado de la acumulación de negociaciones fallidas anteriores, desde el intento de Marcelino Oreja como enviado del Rey Juan Carlos en 1975 hasta el del expresidente Zapatero, pasando por el intento de entendimiento emprendido por José María Aznar. El aliado de Blair en el momento en la invasión de Irak recibe, sin embargo, críticas por ser «intransigente» o por subrayar que no se debe negociar nunca con terroristas y, sin embargo, albergar en Madrid una negociación entre el Gobierno colombiano y las FARC. «La historia del conflicto vasco es otro ejemplo, aunque todavía no se haya asentado definitivamente, de que fracasos se suman a fracasos hasta que alcanzas el éxito», escribe Powell.
El libro detalla el intento de ‘Robert’ y ‘George’, Jesús Eguiguren y José Antonio Urrutikoetxea, ‘Josu Ternera’, por llegar a una «hoja de ruta», a un «acuerdo», a un «entendimiento», nombres diversos para sentar las bases de una negociación que, por las ambigüedades de su génesis y gestión, fracasó en el tránsito entre diálogo y negociación, según Powell. Son los personajes más significativos en el relato de un defensor de que «ningún conflicto es insoluble» y de que la represión nunca logra eliminar a grupos terroristas de este tipo.
El socialista guipuzcoano es el personaje retratado por el autor con más trazos y con notable simpatía, mientras ‘Marc’, el fallecido Francisco Javier López Peña, ‘Thierry’, pasa a la posteridad en este libro como un energúmeno que amenaza con «poner muertos en la mesa» si no se atienden sus condiciones y rompe la tregua de ETA. No sin antes empeñarse en que los mediadores le conduzcan de nuevo a su paradero clandestino por carreteras desiertas a las cuatro de la mañana y luego en detenerse en un pueblo suizo para desayunar, hablando allí a voces sobre ETA de tal modo que unos vecinos que escuchan la conversación llaman a la Policía, forzando la huida apresurada del entonces mediador y jefe político de ETA.
‘Hablando con terroristas’ no está redactado como un manual para mediadores, pero estructura con ejemplos los argumentos sobre las dificultades e hipocresías de algunos gobiernos y grupos terroristas para dialogar o el papel ambiguo de mediadores. En el centro de su trama hay una queja: los gobiernos de diferentes países en distintos momentos han entablado contacto con organizaciones terroristas sin recordar las lecciones de la Historia y repitiendo los mismos errores que sus predecesores.
EL CORREO – 06/10/14