EL CORREO 18/09/13
TONIA ETXARRI
En medio de la tormenta política catalana, desatada por los independentistas y alentada por el gobierno de la Generalitat, el lehendakari Urkullu tiene que hablar de lo suyo. Sin tomar el proceso catalán como referencia, dicen en Ajuria Enea, pero el ambiente se considera «propicio» para que el Parlamento vasco empiece ya a abrir el melón de la soberanía. Urkullu necesita presentar su proyecto de nuevo Estatuto; que lo tiene. Avanzar en el autogobierno con otro marco más amplio, si cabe dentro de la legalidad, como se comprometió en cuanto llegó a Ajuria Enea. Tener una comunidad tan soberana que sea lo más parecido a una nación sin Estado. Pero con pacto y sin ruptura.
Eso dice el PNV, que insiste en que su ritmo es mucho más pausado que el catalán; entre otras cosas, porque vascos y catalanes hemos llegado hasta aquí con trayectorias más distintas de lo que muchos creen recordar. «Primero, la crisis; después, la convivencia y, en tercer lugar, el nuevo estatus» matizaba en privado un jelkide en víspera de la celebración de la Diada. El perfil moderado del PNV se va a mantener, aunque Egibar, condicionado en Gipuzkoa por la presión electoral de la izquierda abertzale, es partidario de apretar el acelerador y lograr un Estatuto más ambicioso en el perfil independentista. Dicen que Cataluña no influye, pero el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, subrayaba ayer la conveniencia de abordar el debate «pendiente» en un momento en el que el modelo de autogobierno se está planteando «en muchos parajes».
Así es que mañana lo hará. Urkullu hablará de esa ponencia prometida para otoño a la que convocará a todos los partidos para ponerla en marcha cuanto antes. Seguramente en octubre. Un mes que, por mantener todavía y por última vez en el calendario el día 25, fecha de aprobación del Estatuto de Gernika, como día festivo, tiene una proyección especialmente simbólica. El debate que aguarda la izquierda abertzale está a punto de abrirse en sede parlamentaria. Tanto el PP como UPyD coincidirán en la defensa del actual marco jurídico-político. Pero la incógnita vuelve a situarse en la bancada socialista después de haber visto que el catalán Pere Navarro, y sus vaivenes en el debate secesionista, ha terminado por contagiar al propio secretario general del PSOE. Que, al mismo tiempo que insisten en que no quieren ruptura ni confrontación, se deslizan por la propuesta de reformar la Constitución sin considerar qué grado de consenso contarían para ello.
López, en 2010, rechazó la propuesta de Urkullu de elaborar un nuevo Estatuto. Pero guarda en el cajón el estudio elaborado por Emilio Guevara que consiguió cambiar la idea inicial de los socialistas de «más Estatuto» por « otro Estatuto». También el documento de Eguiguren que provocó réplicas en el seno de la propia familia socialista y que sacudió los cimientos de las casas del pueblo, este verano, al proponer llamar Constitución vasca a la suma de la del 78, el Estatuto y los derechos forales. La propuesta de Urkullu pilla ahora a los socialistas enredados en un coro que desafina. El veterano Corcuera se pregunta qué es eso del derecho a decidir. Y la actual portavoz del PSE, Idoia Mendia, suele decir que los ciudadanos ya decidimos cada cuatro años, cuando vamos a votar.