Santiago González-El Mundo
SE PREGUNTABA Fray Josepho con la agudeza característica de sus trinos: «¿Cómo se dice ‘Pablo me ha dejado preñada’ en ‘podemés’?». Así: «Pablo y yo hemos emprendido un camino que en los próximos meses revolverá nuestras emociones, transformará mi cuerpo y llenará nuestras vidas de belleza». Es solo el primer párrafo del comunicado que esta pareja feliz ha hecho público para anunciar el milagro de la vida y con ello ha bastado para ponerme al borde del coma diabético. Uno les desea lo mejor, naturalmente, pero les pediría encarecidamente que administraran su gozo privadamente.
Ni siquiera los Príncipes de Asturias habían anunciado sus gravideces con más énfasis que esta parejita. Comparado con ellos, el arcángel san Gabriel fue un modelo de contención narrativa en el relato del Ángelus. Soraya Sáenz de Santamaría parió a su primogénito siendo portavoz de su partido, mes y medio después de ser vicepresidenta del Gobierno. Carme Chacón fue madre siendo ministra de Defensa. Conocimos las preñeces de ambas por cauces naturales, o sea, la prensa, sin alharacas ni aspavientos. Bueno en el caso de Chacón algo sí hubo cierto derroche de melaza por cuenta del presidente Zapatero.
Recordarán ustedes que hace 10 meses se celebró en el Congreso la moción de censura que Pablo Iglesias planteó contra Mariano Rajoy y que el portavoz del PP, Rafael Hernando, incendió la bancada podemita al decir que él no iba a afirmar como otros que «la señora Montero estuvo mejor que usted. No diré eso porque no sé qué voy a provocar en esa relación».
Ahora ya sabemos por fuente autorizada que hay una relación y aunque tal como lamenta Nekane se trate de «una relación heteropatriarcal que le adjudica a ella en exclusiva la gestación de las criaturas», peor sería que lo explicaran metiendo al ángel del Señor en ese relato adanista y paleto de un gozo que debería ser íntimo. ¿Serán niños o niñas? Tal como respondía el médico a la parturienta de ‘El sentido de la vida’, cuando se interesaba por el sexo de su bebé: «¿No le parece que aún es temprano para imponerle un papel de género?». Madre de Dios, cuánta cursilería.