Editorial, EL CORREO, 31/3/12
El Parlamento vasco alcanzó ayer un consenso inédito para constituir una ponencia que ayude a encauzar «la paz y la convivencia» tras el cese de ETA. La amplitud del acuerdo labrado por PNV, PSE, PP, Ezker Anitza-IU y tres de los cuatro diputados de Aralar representa una valiosa voluntad de entendimiento para ir construyendo la Euskadi en paz sobre un suelo ético que fomente la convivencia sin amnesia del profundo destrozo colectivo provocado por décadas de terrorismo. Los promotores de la ponencia están obligados ahora a transformarla en un instrumento operativo para el objetivo que se dice perseguir, especialmente cuando la legislatura está en su tramo final y la tramitación ha resultado tan trabajosa por las diferencias que los partidos mantienen con relación a esta cuestión capital. No ha contribuido a atenuar tales diferencias la actitud del lehendakari, quien promovió el debate pero delegó después en los grupos la gestación del acuerdo. La ausencia del actual Parlamento de la izquierda abertzale no responde a la sociología del país, pero tampoco resta legitimidad a una ponencia que debería servir para asentar el sustrato moral y democrático de la paz y lo que este significa de exigencia a la antigua Batasuna para su homologación política. No en vano este es el motivo último que ha situado a Aralar al borde de su fractura definitiva.
Editorial, EL CORREO, 31/3/12