EL MUNDO 29/04/14
· Si el domingo le propinaron un puñetazo a las puertas de una iglesia al líder del PSC, Pere Navarro, al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, le insultaron cuando salía de un céntrico restaurante barcelonés el pasado 6 de abril.
Según fuentes cercanas al dirigente del PP catalán, la suma de estos dos altercados responde al clima de crispación política que se vive en Cataluña. Una teoría que también secunda Pere Navarro ante el rechazo de CiU, que pidió no «instrumentalizar» un problema «puntual».
El incidente sufrido por el ministro del Interior fue muy parecido al que ha denunciado el líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro. Jorge Fernández Díaz, histórico dirigente del PP catalán, había mantenido la discreción sobre unos hechos que sucedieron el domingo 6 de abril durante una celebración familiar, pero tras escuchar el relato de Navarro se sintió identificado con él y ha decidido hacerlo público para evidenciar la gravedad de la fractura social que –a su juicio– el proceso independentista está abriendo en la sociedad catalana.
Esto es lo que sucedió según han relatado a este diario fuentes próximas al ministro catalán. Jorge Fernández celebraba su cumpleaños y acudió a comer con su familia a un céntrico restaurante barcelonés. A la salida, en el Pasaje de la Concepció que une el Paseo de Gracia con la Rambla Cataluña, se le acercó una mujer de mediana edad y de clase media –la misma descripción que ha hecho Navarro de su agresora–, que le agarró fuertemente del brazo y le llamó «hijo de puta, fascista y cabrón». Tanto el ministro, que conducía el carrito de su nieta, como su familia y los escoltas se quedaron helados, aunque la mujer –que había dejado a su marido atrás para acercarse al ministro– siguió insultándolo mientras se alejaba. Los escoltas no llegaron a intervenir.
Según personas cercanas al ministro, tanto el incidente de Pere Navarro como el suyo demuestran que no se trata de hechos tan aislados y que son fruto del clima de coacción social que está afectando a la convivencia en Cataluña, donde los partidarios de la independencia están dejando de respetar a los que no lo son. Jorge Fernández ha explicado que como dirigente político hace tiempo que dejó de sorprenderse de que en actos públicos haya personas que le insulten. Lo que le ha llevado a dar a conocer el incidente es el contexto en el que se produjo, una celebración familiar en el ambiente tranquilo de una tarde de primavera en las calles de Barcelona.
El ministro del Interior, que habló con Pere Navarro ayer mismo para solidarizarse con él y relatarle lo que le pasó, coincide con el primer secretario de los socialistas en el impacto que le produjo la «cara de odio» con la que la mujer le lanzó los insultos a la cara y la actitud hostil de una persona que en absoluto puede considerarse como radical o antisistema. Hay que recordar que fue Jorge Fernández Díaz quien a principios de este año denunció que el proceso independentista está «dividiendo a familias enteras» hasta el punto de no poder celebrar juntos las Navidades, y provocando una «fractura social a nivel familiar, de amigos y de compañeros de trabajo». El ministro ha comentado estos días que nunca pensó que pudiera llegar a vivir una situación como ésta en una sociedad como la catalana, que se ha caracterizado siempre por su moderación y por huir de las divisiones.
Pese a que el domingo, día de la agresión, Pere Navarro quiso templar los nervios y guardar silencio, ayer el primer secretario del PSC habló alto y claro para vincular el altercado con el «clima de crispación» generado por el proceso soberanista en Cataluña. «Los motivos son muy claros, estoy absolutamente convencido de que esto es el resultado del clima de crispación que se vive, que está alejado del clima festivo y participativo que algunos quieren defender. Y otros notamos, no sólo por agresiones, sino por miradas e insultos, que alguna cosa está empeorando», aseguró en sendas entrevistas en las dos principales emisoras de radio catalanas.
El líder socialista también negó que la señora de mediana edad que le propinó un puñetazo a las puertas de una iglesia fuera «una indigente» ni que estuviera «desequilibrada mentalmente», sino que «era una persona que vivía una opción con cierto fanatismo». Por ello, Navarro presentó ayer mismo la denuncia de la agresión ante los Mossos d’Esquadra no sin antes lanzar un aviso a Artur Mas y Mariano Rajoy: «¿Usted cree que los presidentes se encuentran en un mismo acto y son incapaces de saludarse? Lo que debemos hacer es alimentar el diálogo, que los responsables políticos rebajen el clima de tensión».
Una teoría, la de la crispación social por la deriva soberanista de la Generalitat, que CiU rechazó de forma frontal. «No me parece correcto que ahora estemos sacando de ello un argumento de debate político sobre el proceso que vive el país», aseguró el consejero de Empresa y Ocupación del Govern, Felip Puig.
En la misma línea se pronunció el secretario de organización de Convergència, Josep Rull, quien tildó la agresión a Navarro de hecho «puntual», la misma definición que utilizó ERC para condenar el altercado. Más significativo fue el rechazo de Unió, quien reclamó en boca de su secretario general, Josep Maria Pelegrí, no hacer «interpretaciones arriesgadas ni instrumentalizar». En cambio, desde Ciutadans lo ven como «una posible consecuencia de una escalada de violencia coactiva que se está notando en Cataluña».
EL MUNDO 29/04/14