La escuela Aula basa su sistema educativo en la inmersión lingüística, pero en tres lenguas: catalán, español y francés. Las tres son vehiculares en proporción igual. Al finalizar sus estudios los alumnos consiguen una absoluta competencia en los tres idiomas.
Si durante los últimos años le hemos reprochado a Montilla la diferencia entre su discurso sobre educación pública y su actitud personal de llevar a sus hijos a un colegio privado, con Artur Mas tendremos que hacer lo mismo si persiste en el inmovilismo. Si Montilla lleva a sus hijos al Colegio Alemán, Mas estudió en la escuela Aula y allí es donde ha llevado también a sus hijos. Aula tiene un excelente sistema educativo que se basa en la inmersión lingüística pero en tres lenguas: catalán, español y francés. Las tres lenguas son vehiculares en proporción igual. Al finalizar sus estudios los alumnos consiguen una absoluta competencia en los tres idiomas.
Se trata de un modelo ganador, un modelo de éxito como el propio Mas ha podido comprobar con él mismo y con toda su familia. No sería justo que lo que ha querido para los suyos se lo negara al resto de los catalanes. De todos modos, no es necesario haber ido a Aula para comprender hasta qué punto aciertan con su estrategia. Otrosí, el debate lingüístico enturbia la política catalana y sería bueno que este debate se zanjara por la vía de superar un sistema que se ha quedado obsoleto y que no prepara a los niños para los desafíos que van a encontrarse luego.
El modelo de Aula evita la segregación lingüística y mejora la cultura general de sus alumnos, que acaban dominando tres idiomas en lugar de sólo dos.
Albert Rivera estuvo muy oportuno con su propuesta durante el debate de investidura de Artur Mas; también Mas lo estuvo al no negarse a hablar con Rivera del asunto. Sería una excelente noticia que todos los partidos de Cataluña fueran capaces de favorecer este inmenso salto cualitativo en la educación de los catalanes del futuro. Y sería también una excelente noticia que la política catalana no se viera paralizada siempre por este mismo motivo, y que resuelto este conflicto tan simbólico, partidos como Convergència y Ciutadans, o ERC y el PP pudieran llegar a acuerdos y el Parlamento de Cataluña dejara de estar sembrado de líneas rojas y de trincheras.
Aula ha sido durante los últimos 40 años la mejor escuela de Barcelona: y sin ser, por cierto, la más cara. Cualquier padre responsable ha intentado llevar a sus hijos allí, aunque no todos los candidatos han superado las pruebas de acceso del centro. Fue mi colegio durante algunos años y es cierto que desde 1985 escribo sin demasiadas más faltas de ortografía de las que me provoca mi dislexia -Aula no es un hospital, es un colegio- o mi teclear tan patoso. Cuesta negar la superioridad del sistema educativo de Aula sin hacer el ridículo.
La Cataluña mejor que Artur Mas prometió durante la campaña pasa por una enseñanza mejor y no este presente de casi analfabetismo con que la mayoría de los alumnos llegan a la universidad, sobre todo los que han estudiado en colegios públicos: faltas en catalán, faltas en español y un inglés inconcebible. Una Cataluña mejor tiene que ser una Cataluña menos zoqueta de lo que es en la actualidad. Que Montilla haya llegado a presidente no ha sido casualidad.
Dicho de otro modo: la diferencia entre la brevedad mental de Montilla y la consistencia intelectual de Mas es exactamente la misma diferencia que hay entre la escuela pública y Aula.
Salvador Sostres, EL MUNDO, 27/12/2010