Alberto Surio-El Correo

  •  PNV y Bildu reactivan el debate sobre el derecho a decidir para amarrar el apoyo de Podemos ante Díaz

La caldera del debate sobre el estatus del autogobierno empieza a caldearse de nuevo. Tras un tiempo en el que la covid y la inflación han desplazado por completo el debate identitario -el apoyo a la independencia en algunas encuestas está en mínimos históricos-, el nacionalismo vasco del PNV y EH Bildu ha reactivado una carrera de fondo que nunca ha abandonado del todo. De entrada, ambos han buscado un acuerdo parlamentario en el Parlamento autonómico con Elkarrekin Podemos a favor del derecho a decidir, la plurinacionalidad y la república que supone una propuesta de cambio constituyente y preludia una estrategia de largo alcance: reactivar la discusión sobre el modelo territorial en la próxima legislatura española.

Las dos formaciones nacionalistas empiezan a calentar la cazuela a fuego lento. Los movimientos se ven condicionados por la proximidad del 28-M. Pero la declaración del Parlamento de Vitoria aprobada el jueves por PNV, EH Bildu y Elkarrekin Podemos para que la Constitución reconozca la autodeterminación, la plurinacionalidad del Estado y la posibilidad de la república va más lejos. Mueve una pieza de gran significado simbólico en un tablero que permanecía estancado desde que el PNV y la izquierda independentista pactaron las bases del nuevo estatus para el autogobierno vasco. Aquel texto fue rechazado de plano por los partidos no nacionalistas. El principal punto de discrepancia: el derecho a decidir.

Desde entonces, el asunto está parado. Con los focos puestos en la pandemia y en el impacto de la guerra en Ucrania, tampoco el PNV tenía verdadera voluntad de sacarlo del congelador. No había condiciones adecuadas y el fracaso del ‘procés’ catalán enfriaba de forma considerable esa expectativa. Pero los peneuvistas tiene una pulsión nacionalista que también necesita exhibir y administrar. La izquierda abertzale lo sabe, a pesar de las críticas que le lanza por su supuesta tibieza autonomista. La tesis en EH Bildu es que el PNV no puede limitarse a ser un mero partido de gestión, porque no va a poder mantener eternamente el voto de orden prestado del PP. De ahí, intuye la izquierda independentista, la necesidad jeltzale de mostrar su pulsión soberanista.

El problema es el ‘momentum’ de sacar de la nevera el plato para llevarlo a la mesa. PNV y EH Bildu han llegado al convencimiento de que la próxima legislatura -sobre todo si Sánchez necesita el respaldo periférico y de toda la izquierda para gobernar- puede ofrecer la coyuntura propicia para abordar el debate del modelo territorial pendiente, que incluiría el reconocimiento de la plurinacionalidad y la bilateralidad. De hecho, y con ese propósito, el PNV ha presentado una serie de enmiendas a la Constitución con la excusa del cambio de redacción para sustituir, por peyorativo, el término ‘disminuidos’. PP y PSOE votarán en contra. Pero, ¿qué harán otros nacionalistas periféricos? ¿O Unidas Podemos? Nadie quiere descartar nada y eso lo deja todo abierto, aunque parece que el cambio ahora no saldrá adelante.

En este contexto, también EH Bildu aborda los futuros escenarios. Se discuten discretamente las fórmulas que podrían posibilitar un cambio de marco político vasco; por ejemplo, en una nueva legislatura en la que Pedro Sánchez necesitaría de todo el apoyo periférico y del mundo de Podemos-Yolanda Díaz para sumar una mayoría de 176 escaños frente al hipotético eje PP-Vox. Se discute la idea de los derechos históricos reconocidos por la Constitución, que en 1978 no permitió al final el consenso y provocó la abstención del PNV.

La otra razón de oportunidad es amarrar la posición de Podemos en clave autodeterminista antes de que Díaz, si gana el pulso interno con Sumar, pueda iniciar un giro y distanciarse de las tesis más plurinacionales. ¿Está Sánchez en condiciones de abrir esta reflexión? En principio, el empuje de la derecha en la mayoría de las encuestas le resta margen de maniobra, pero en política ya se sabe que el único principio sólido de verdad es hacer de la necesidad virtud.