ABC 22/11/15
LUIS VENTOSO
· En España el intelectual conservador es una rara avis señalada
ESTOS días se celebra en el Círculo de Bellas Artes el Festival Eñe, que apoya el Ministerio de Cultura, amén de alguna gran firma del Ibex. El ministerio explica que es «una plataforma de debate, reflexión, fomento del hábito lector, intercambio de experiencias y promoción literaria, con especial atención en las letras españolas». Sus organizadores hablan de «la gran fiesta de las letras en castellano». Como responsable de esta edición se ha elegido al gran escritor Manuel Rivas, columnista de «El País» e intelectual de respetables ideas de izquierda nacionalista, que en Galicia se distingue por su activismo anti-PP en incontables plataformas, mareas y manifiestos abajo firmantes. Rivas es un magnífico literato, sobre todo en breve, pero representa una manera unidireccional de ver el mundo, lo que se ha dado en llamar «el progresismo». El resultado es que de los 70 invitados que lleva al festival que apoya el ministerio de todos los españoles casi la totalidad son de su cuerda ideológica y muchos compañeros de la empresa mediática que le paga. Cierto que participan algún intelectual digamos que independiente y alguno de ABC, pero el 90% del elenco está en posiciones de militancia zurda. El resultado es que el festival para promocionar las letras españolas cobra este año «una mirada social». Es decir: leña al mono, que ya saben quién es. Para abrir, Goytisolo, quien solo se digna a salir de Marrakech y venir a España para decirnos que nuestro país es un asco. En el elenco figura también insólitamente Baltasar Garzón, que ni es escritor, ni es figura de la cultura ni es un referente moral, pues perdió su condición de juez por un delito probado de prevaricación.
Lo notable es que nos hemos acostumbrado a vivir con esta anómala superioridad moral de una ideología que además estigmatiza a todo creador que se atreva a apartarse del correcto credo, que viene a ser un aroma neomarxista y una lectura maquinea y revanchista de la Guerra Civil, donde solo se cuentan las tropelías ciertas del franquismo, pero se omiten las de los republicanos.
¿Ocurre esto en todo el mundo? Pues no. Martin Amis, que comenzó en la órbita laborista y es el novelista británico más relevante, le acaba de propinar un repaso épico por radical a Corbyn, el nuevo líder de la izquierda. Además promueve sin ambages la contundencia contra el yihadismo. Ha girado al centro y lo proclama sin complejos. Alasdair MacIntyre, uno de los filósofos morales más relevantes del siglo XX, es un católico muy crítico con el marxismo. Roger Scruton, otro pensador de fuste, reivindica las bondades del conservadurismo. Philip Blond, más joven (49), ha renovado el pensamiento conservador y le ha inculcado a Cameron su idea de la «Big Society», donde los tories intentarían ser el partido de las clases trabajadoras con aspiraciones.
Pero en España seguimos con el monopolio: el que se mueva no sale en la foto. Rivas ha llevado a su fiesta madrileña a escritores gallegos de su clan. Pero no verán allí a los dos mayores prosistas actuales de su tierra: Ramón Loureiro y Xosé Carlos Caneiro. Vaya por Dios: no son progres. Mientras que Thatcher leía a Hayek y Popper, Rajoy lee el «Marca». Y así…