El negocio de la sangre

ABC 06/04/14
JUAN CARLOS GIRAUTA

· El empresariado «Quizá Grifols, que no puede ser tonto, sepa que Cataluña no se independizará de España y que la efusión nacionalista le sale gratis»

Espaldarazo a Mas de Víctor Grífols, presidente de la multinacional homónima dedicada a los hemodrivados. Su grupo es líder europeo del sector y tercero del mundo. Un monstruo en crecimiento: en los últimos años ha adquirido varias compañías estadounidenses, y todo indica que su estrategia de crecimiento e integración vertical va a continuar. Está en el Ibex 35 y cotiza en NASDAQ. Expansión, liderazgo, futuro, los atributos con los que un gobierno quiere verse identificado. Tremendo regalo a Mas y, por ende, a su plan único: sacar a Cataluña de España.

Ocurrió el jueves durante la inauguración de una planta. El empresario, frente a las cámaras, se dirige al político: «Una empresa que lo tiene claro no tiene que dudar de su determinación. Con firmeza y determinación se puede llegar muy lejos. Sé que lo está pasando difícil, pero, si tiene determinación, tire adel ante. No s e ar r ugue». Música para los oídos de quien solo tiene determinación, que está aislado en su propio gabinete, que ha deteriorado sensiblemente la convivencia en Cataluña, que está echándole al Estado un pulso en el que no tiene la menor posibilidad de ganar y sí todas las posibilidades de dejar heridas profundas. Ningún aval al proyecto secesionista tiene tanto simbolismo como el que acaba de prestar a Mas el rey del negocio de la sangre.

El porqué no importa, aunque es lógico que muchos se pregunten qué ganarían Víctor Grífols y su empresa con la salida de Cataluña de la Unión Europea y del sistema euro, consecuencias seguras de una hipotética independencia. Quizá Grífols, que no puede ser tonto, sepa que Cataluña no se independizará de España y que las efusiones nacionalistas (y por tanto sentimentales) le salen gratis; hay gente muy sensible a los afectos del vecindario. No importa, repito. Lo que importa es saber por qué siguen siendo exc e pci ó n los e mpresarios dispuestos a pronunciarse públicamente en el mismo sentido en que lo hacen en privado: el plan de Mas es una locura y no acabará bien. Lo que nos lleva a la teoría de la espiral del silencio.

Por otra parte, que insten a Mas a no arrugarse no añade ni quita nada. El problema, que es de convivencia, ya lo ha creado. Que haga Mas lo que desee. No sé si atribuirle a Grífols una intención soterrada, pero en la práctica coincide con mi pronóst i c o: Dado que e l nacionalismo no se va a arrugar, dado que su choque con el muro de la realidad, de la ley y de Europa es fatal, proceda cuanto antes. En una muy desconcertante coincidencia, Rajoy ha apelado a la sangre tras el alineamiento secesionista de los hemoderivados: «El pueblo catalán y el resto de españoles se han mezclado, tienen la misma sangre». Lo cual ha permitido al nacionalista aplicarse una pátina de Ilustración y reprocharle a don Mariano su etnicismo. Una pena y una paradoja; todo el mundo sabe que en el negocio de la sangre el nacionalismo no tiene adversario.