Antonio Casado-El Confidencial
- Incluso como ministro del nuevo Gobierno, hasta última hora intentó Sánchez retener a su jefe de gabinete, quien ya quiso haberse ido en dos anteriores ocasiones
Iván Redondo fue el hombre del presidente hasta última hora, aun sabiendo que estaba preparando la evasión. Los dos enviados por Pedro Sánchez (cena de amigos comunes, martes 6 de julio) fracasaron en su intento de retenerlo como ministro del Gobierno que iba a ser remodelado cuatro días después.
Pero ya no hubo marcha atrás de quien había sido la sombra de Sánchez desde que este le fichó hace tres años, inmediatamente después del salto a la Moncloa.
La información que maneja el columnista desmiente la ambición de poder atribuida al ya exjefe de gabinete del presidente del Gobierno
El propio Iván Redondo confirmó su «no es no» en amistosa conversación privada con el presidente del Gobierno el mismo sábado, 10 de julio, minutos antes de que el goteo de nombres entrantes y salientes del Gobierno saltaran a las alarmas de los móviles en una perezosa mañana de playa y piscinas.
Solo por hacer honor a la verdad de los hechos sostiene el columnista que la información manejada contradice la desmedida ambición de poder atribuida al antecesor del socialista Óscar López como jefe del gabinete del presidente y hasta ahora hombre clave en la estrategia del Gobierno, con mando directo sobre el aparato de comunicación y la dirección de una oficina nacional de prospectiva a largo plazo.
Así que solo el presidente o el propio Iván Redondo podrán desmentirlo. Y si no lo hacen será porque lo que se cuenta es la pura verdad.
Iván Redondo abandona la Moncloa voluntariamente y, es más, en contra de la voluntad de Pedro Sánchez. Hasta el punto de que el presidente le pidió personalmente que aceptase una cartera ministerial si esa era la condición para retenerlo. No era la primera vez. Ya le había hecho ese ofrecimiento después de ganar la moción de censura contra Rajoy, en junio de 2018, cuando acababa de contratarle como ‘spin doctor’.
Redondo colaboró en la remodelación del Gobierno: más municipalismo, más PSOE, más joven y más mujeres
Tampoco es nueva su voluntad de abandonar la tarea. Que yo sepa hasta en dos ocasiones anteriores (anteriores a la fuga definitiva, se entiende) había manifestado su deseo de irse. Una vez, después de las últimas elecciones generales, las del 10 de noviembre de 2019. Y otra, a mediados de mayo, después del batacazo del PSOE en las elecciones madrileñas del 4-M, en una conversación con el presidente en la que este, con expresa apelación a la amistad que les une —o les unía— le ofreció la posibilidad de hacerle ministro.
Aunque no hubo acuerdo, Redondo colaboró con Sánchez en la remodelación del Gobierno. El presidente incluso siguió contemplando la posibilidad de que incorporarle como ministro en la crisis del lunes pasado, a pesar de que conocía bien su decisión de abandonar.
El último intento fue en la mencionada cena del pasado martes 6 de julio, donde unos amigos comunes volvieron a la carga mandatados por Sánchez, con la esperanza de que finalmente quisiera quedarse en el Ejecutivo.
Pero Redondo reiteró su «no es no» a entrar en el Gobierno cuyos rasgos faciales había contribuido a trazar: más Bruselas (el acceso a los fondos obliga), más socialismo (recuperación de desafectos a la causa sanchista), más municipalismo (Puertollano, Gavá, Gandía y Zaragoza, a triunfar en Madrid), más joven (baja la media de edad en el Ejecutivo) y más feminista (de las siete caras nuevas, cinco son mujeres).