Santiago González-El Mundo
Disminuye el tamaño del texto Aumenta el tamaño del texto DICEN LAS redes que Pablo va a cambiar el nombre de Podemos. El líder lleva tres semanas de silencio sepulcral, después del trastazo de las catalanas. Pertinente sintagma ‘silencio sepulcral’. El silencio del nombre, con permiso de Esther Cohen, es la muerte, es el no ser.
«Es una mentira como una casa», rebuznó Echenique, pero la negativa tendrá tanto valor como sus denuncias del sistema tras la sanción de Trabajo por su extremo liberalismo en la relación laboral con su asistente.
El nombre hace al sujeto, de ahí que estos tipos le deban al chavismo su propio ser, el nombre que los explica. Podemos es un nombre bolivariano, de un partido que se escindió del MAS en 2002 y que se llamaba POr la DEMOcracia Social, un acrónimo.
La incomodidad con su ser bolivariano (siempre nos están mentando Venezuela) explica la prisa por renunciar a los orígenes. No es plan que desde el nombre a la financiación todo te relacione con el país más corrupto, violento y represor, en bancarrota, gracias en parte al asesoramiento de sus criaturas españolas. Hay algo en la incomodidad del nombre que llevó al líder a prescindir formalmente ante al Registro, de su segundo nombre. Pablo Manuel lo llamaron con uno de esos nombres que caricaturizaba Forges cuando hacía chistes de mariquitas, Eduardo José y en ese plan. No comprendo la razón: el Manuel se lo debía al abuelo que pasó de estar condenado a muerte a ser acogido por Girón de Velasco, tras ser un ‘Chevalier servant’ de Margarita Nelken, a la que el nieto considera gran valedora de Clara Campoamor y heroína, por tanto, del voto femenino.
El hipotético cambio de nombre debería tener en cuenta el precedente: Pablo concurrió a las europeas con unas papeletas ilustradas con su foto. Tal vez deberían repescar la idea para acuñar un logotipo con la foto del líder y un escueto ‘Yo’, a guisa de razón social. Algo parecido había descubierto Lubistch en la primera secuencia de ‘To be or not to be’, cuando el actor que hace de Hitler recibe en su despacho a varios jerarcas nazis que hacen el saludo romano al grito de ‘heil Hitler!’, a lo que el actor replica levantando desmañadamente el brazo y diciendo: «heil myself!». Un internauta, Los Círculos del Dante, ha propuesto rebautizar al líder sin renunciar a la raíz latina del antiguo nombre: Paul Pot.