ABC 01/07/13
Las asambleas de abril reflejan un fuerte descontento con el sector «institucional»
«Si el enemigo no siente en la nuca la presión no vamos a conseguir que el proceso avance. No podemos estar de brazos cruzados esperando a ver lo que hace Bildu». Este es uno de los muchos y ácidos reproches que lanzaron representantes del núcleo duro instalado en las bases de Sortu, en el transcurso de las asambleas locales celebradas a principios del pasado mes de abril.
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Este sector, que tiene como referente a Xabier Alegria, uno de los interlocutores de ETA en el frente carcelario, se quejaba de que las promesas lanzadas por quienes han apostado por las vías exclusivamente políticas no se han cumplido, pese al regreso de la «izquierda abertzale» a las instituciones. «¿Cómo vamos a obligar al PP a moverse, con la puta sonrisa en la cara?». Así se explayaba un militante en Lazcano (Guipúzcoa), en alusión directa a Arnaldo Otegi que a menudo llama desde la cárcel a los militantes de Sortu y Bildu a «sonreír porque vamos a ganar». Fuentes conocedoras de la situación, consultadas por ABC, precisan que este sector es, a fecha de hoy, minoritario, aunque «hace ruido». No cuestiona, al menos frontalmente, la apuesta por la vía política, pero considera, según se desprende de las «aportaciones» realizadas en las asambleas de Guipúzcoa, que la actividad institucional debe reforzarse con una estrategia de «presión en la calle» para forzar al Gobierno de Rajoy a que «abandone su inmovilismo».
Los «cipayos» de Bildu
Otro de los militantes se felicitaba por la serie de homenajes tributados al excabecilla de ETA «Thierry», muerto el 30 de marzo tras sufrir un infarto. En concreto, hacía referencia a las movilizaciones llevadas a cabo en la localidad vizcaína de Orduña por las juventudes de Sortu, Ernai. «Impresionante los chavales, me hacen recuperar la confianza en nuestra propia gente. Estaba desmoralizado con la mierda de Bildu y Amaiur, pero si sigue esa dinámica de los jóvenes, en dos años le damos la vuelta a la situación».
Un simpatizante de Sortu arremetía, en otra de estas asambleas locales, contra lo que llamaba «institucionalismo compulsivo». «Tanto pisar moqueta, sin comprometerse con los derechos de este pueblo, que en nada se van a convertir en cipayos» (término que tradicionalmente ha utilizado ETABatasuna contra la Ertzaintza, para compararla con los nativos de la India que colaboraban con el ejército británico).
Los duros de Sortu se quejan de que «gentes de EA y Alternatiba» han abierto la puerta para que en la «izquierda abertzale» entren los «autonomistas». «Tanto criticar al PNV por su política sumisa a España, por su falta de compromiso real con este pueblo, pues ahí están Bildu y Amaiur, muy cómodos en los brazos del Estado español».
«Se dice en Zutik (ponencia impulsada por Otegi) que la izquierda abertzale tiene que dar sus pasos hacia la independencia sin mirar a Madrid. Pero, ¡si cada vez que Madrid lo ordena, vía delegado del Gobierno, les ponemos la bandera española!», criticaba otro militante, en lo que parece una alusión a Izagirre y Garitano, que tienen izadas la enseña nacional en el Ayuntamiento de San Sebastián y la Diputación de Guipúzcoa.