Cristian Campos-El Español

Siete de los 44 terroristas incluidos en las listas de EH Bildu prometieron ayer martes renunciar a su acta si salen elegidos el 28M. En realidad, sólo tres de ellos tenían posibilidades de ser concejales. La renuncia, por tanto, sólo lo es a medias. 

***

Siete terroristas de 44 es un 15%. No está mal. Les da el eslogan hecho:

«El nuevo Bildu: mismo sabor, un 15% menos de terrorismo».

***

Pero ¿por qué estaban esos terroristas en las listas de EH Bildu? Porque su valor era táctico, no electoral. Incluirles en las candidaturas ha sido un gesto de fuerza aberzale. 

En términos políticos, ese gesto de fuerza le ha permitido a EH Bildu comprobar cuál es el compromiso de Pedro Sánchez con el bloque que le ha mantenido en el poder durante los últimos cuatro años. Cualquier partido democrático europeo habría roto relaciones sin dudarlo ni un solo segundo con una formación que incluyera a un solo condenado por terrorismo en sus candidaturas. Con o sin delitos de sangre en su haber. 

Pero la respuesta del PSOE han sido unas pocas condenas de rutina y las habituales acusaciones a la derecha por su «utilización del terrorismo con fines electorales». Gesticulación y doble moral, por tanto. El pacto con Bildu, sin embargo, continúa en pie.

Y ahora Otegi ya sabe que está dispuesto a arriesgar Sánchez para evitar la ruptura con su partido: Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón, Comunidad Valenciana…  

***

La confirmación de que todo ha sido un teatro es el hecho, precisamente, de que ni siquiera desangrándose por la herida demoscópica de ETA y a las puertas de unas elecciones clave ha sido capaz Sánchez de renunciar a sus pactos con EH Bildu. Ahora Otegi conoce el precio que, en el peor de los casos, le exigirá el presidente a lo largo de los siguientes cuatro años: gestos inanes, pero que los medios afines puedan esgrimir como prueba del «sacrificio» de EH Bildu «en beneficio» de la paz social.

Es decir, relato. Sólo relato. 

***

Quedan 37 terroristas en las listas de EH Bildu. Pero es posible que en la mente de miles de votantes de extrema izquierda la conclusión sea hoy esta: «44 terroristas era intolerable. Pero 37 ya es otra cosa». El límite de lo intolerable moralmente está, por tanto, en algún punto entre los 38 y los 43 terroristas. Bueno es saberlo. 

***

Consejo gratuito. Es el PP el que debería capitalizar la renuncia de los Siete de Bildu. No porque el logro lo merezca (a fin de cuentas, en Bildu continúan otros 37 terroristas, además de Sortu y Otegi), sino porque la alternativa es que lo capitalice el PSOE. Generar un problema, parchear una pequeña parte de él y presentar ese parche como prueba del sentido de Estado del gobierno y de sus socios ha sido una constante durante la legislatura y nada indica que vaya a dejar de serlo ahora.    

***

«Violadores, pederastas, sediciosos, corruptos, okupas y ahora también los que iban con pasamontañas y pistolas. Para todos ellos es usted una esperanza, yo no lo seré nunca» le dijo ayer Feijóo a Pedro Sánchez en el Senado. «Usted es una oportunidad para Bildu, Herri Batasuna y Sortu. Yo no lo seré jamás» añadió a continuación. Sus palabras recordaron al famoso «usted ha traicionado a los muertos» de Mariano Rajoy a José Luis Rodríguez Zapatero en 2005.

El presidente negaba con la cabeza, noqueado, desde su asiento. Durante su turno evitó contestar a la pregunta de Feijóo «¿piensa usted a renunciar a los pactos con EH Bildu?». El silencio del presidente es, probablemente, la respuesta más sincera que dio ayer. 

***

Una última reflexión. No, no es preferible que los etarras sean concejales a que maten. Ese es un falso dilema que le conviene al terrorista, pero no a la democracia. ¿Qué es un concejalía, en fin, al lado de una vida humana?

Por supuesto, nadie prefiere la muerte a la vida. Pero el núcleo del debate no es ese. Porque cualquier cosa, literalmente cualquiera, incluida la tortura, es «mejor» que la muerte. El núcleo del debate es que un terrorista es un punto en el espacio moral cuya posición está definida con precisión. Pero un terrorista reconvertido en político es un punto borroso que se barniza con la legitimidad que confiere el proceso democrático. No es el terrorista el que se dignifica al pasar de la pistola al escaño. Es la democracia la que se embrutece aceptando a terroristas en su seno. El precio del salto del terrorismo a la política no puede ser tan barato como unos años de cárcel. 

***

Me escribe un buen conocedor del funcionamiento de las redes de propaganda y desestabilización del Kremlin en España y me habla de HazteOír. «Como siempre, hacen campaña contra el PP [en este caso contra Ayuso]. Y son conocidos sus vínculos con el dinero ruso a través del llamado Congreso Mundial de las Familias».

De hecho, EL ESPAÑOL publicó ya hace un año un excelente reportaje de Luis Casal sobre la red de ultraderecha que une a Vox con los oligarcas rusos cercanos a Putin a través de HazteOír y CitizenGo

Me dice mi fuente: «Mira el famoso artículo de Alexey Komov en La Gaceta de 2016. ¿Cómo se explica la penetración de narrativas y magufadas rusas en el Toro TV y Negocios TV? ¿Y el tráfico de Negocios TV? ¿Cómo pueden tener ese volumen de visitas si son desconocidos para casi todo el mundo?». Y añade: «Échale un vistazo al canal de Negocios TV en YouTube. Tiene más tráfico que RTVE, la CNBC o el Financial Times«. 

***

Algo es evidente. HazteOír no va a mover un solo voto de votantes del PSOE, y mucho menos de Ciudadanos o de Podemos. Sí podría en cambio llevar hasta la abstención o hacer dudar a algunos votantes del PP en beneficio de Vox. Como instrumento político, HazteOír juega a favor de Vox, indirectamente en beneficio del PSOE y en contra del PP

Y eso coincide con las sospechas sobre el escenario que el Kremlin considera más fértil para sus intereses: un gobierno atado a Podemos, Bildu y ERC con Vox liderando la oposición en lugar del PP. Es decir, un gobierno de populistas cuya única oposición sean otros populistas.

Lo extraño es que el PP no se haya dado por enterado aún. ¿Son conscientes en Génova de la partida que se está jugando a su derecha y de quién mueve los hilos en la sombra?

***

Alberto Prieto, periodista de EL ESPAÑOL. «Renunciar al acta de concejal es fácil, basta con decirlo. Renunciar al acta de terrorista exige algo más». 

***

Anteriores entregas de Maldades de campaña:

Día 1 de campaña: La campaña empieza en Barcelona con la tradicional pegada (de mamporros)

Día 2 de campaña: El combate del siglo: ETA y los okupas contra Joe Biden

Día 3 de campaña: A Bildu le molesta «el ruido de Madrid» y pide silencio sepulcral

Día 4 de campaña: Pablo Iglesias amenaza con generar «conflicto» y ERC se estrella en Barcelona

Día 5 de campaña: En el PSOE no son conscientes aún, pero el hechizo se ha roto