El nuevo relato sobre Vox

JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • El liberalismo se opone frontalmente a los proyectos con base ideológica totalitaria: fascismo y comunismo

Tantos años con la matraca de la extrema derecha y el fascismo y al final su cara parlamentaria más visible era liberal. Vaya problema para el diario del régimen. Sus redactores deben calificar siempre de extrema derecha o ultra a la formación de Abascal, aunque informen sobre la gestión de un concejal. Pero va Iván Espinosa de los Monteros y dimite, lo que, unido a otras pistas, da verosimilitud al relato de un ala conservadora y otra liberal (como en todos los partidos de derechas), con imposición de la primera sobre la segunda (como en el PP de Rajoy). Las circunstancias permiten al diario del régimen herir al partido que consideran (línea editorial) incompatible con la democracia. ¿Qué hacer? Contar que el portavoz también era ultra, pero ‘ultraliberal’. Ja, je, ji.

Incluso ellos, los redactores del diario del régimen forzados a ensuciar siempre cualquier referencia a Vox con los consabidos calificativos; incluso sus columnistas, que solo pueden mejorarlo –entiéndase empeorarlo–, saben que los partidos fascistas no albergan liberales porque se trata de dos visiones incompatibles. De hecho, no se me ocurre nada más incompatible. Las gentes sin lecturas, por razones de orientación espacial, se miran las manos, izquierda y derecha, extienden los brazos y deciden que lo contrario de un fascista es un comunista. Nada más falso. La ignorancia es tan atrevida como comprensible, salvo la voluntaria. El liberalismo se opone frontalmente a los proyectos con base ideológica totalitaria: fascismo y comunismo. Estas dos pestes, lejos de ser contrarias, tienen tanto en común que Benito Mussolini, por ejemplo, padre del fascismo, en cuya parafernalia se inspiraría Hitler, venía del marxismo. Instruido en las ideas de Marx, Engels y Lenin por su amante rusa Angelica Balabanoff, fue colaborador de varios diarios socialistas antes de dirigir ‘La Lotta di Classe’ y luego el medio socialista por excelencia, ‘Avanti!’ Y ocupó varios cargos orgánicos en el Partido Socialista.

No hay liberales con mando y visibilidad en un partido fascista, o de ultraderecha. ‘A fortiori’, no hay ultraliberales. Ergo Vox no era de extrema derecha. Bueno, ya lo será, se encargarán los aficionados a la táctica, esta sí, goebbeliana: falsedades infamantes sistemáticas. A fin de que la nueva narrativa para la liquidación de Vox resulte coherente, la izquierda y la derecha socialdemócrata deberán reconocer que el partido a eliminar nombró a liberales para puestos relevantes, y que los están echando. Lo que entra en contradicción con toda la narrativa anterior. Otro día revisamos los adjetivos usados hasta ayer para referirse a Iván E. de los M. Hay una cosilla con la que el ‘establishment’ liquidador no cuenta: los tres millones de votos del 23-J los obtuvo Abascal con todos los medios en contra. Será interesante ver cuánto le afecta a un partido tal la adaptación del relato.