ABC 23/01/14
· Se declara afín al ex portavoz de Batasuna y, al igual que Sortu, alude al Mandela vasco.
El obispo emérito de San Sebastián, Juan María Uriarte Goiricelaia, mostró ayer su «absoluto desacuerdo» por el encarcelamiento de batasunos que han trabajado en la «izquierda abertzale» para «plantarse» ante ETA. Uriarte habló inspirado en la ideología radical: «conflicto», «víctimas del signo que sean», Mandela como referente… Y reivindicó su afinidad política con Arnaldo Otegi, que cumple condena por integración en la banda, a la que no ha pedido que se disuelva ni que entregue las armas.
El prelado rompió ayer la «tregua» que ha mantenido durante poco más de un mes, y volvió a adentrarse, como su antecesor, José María Setién, en la arena política para defender los postulados nacionalistas y abertzales. En una entrevista en Onda Vasca, dijo estar «en absoluto desacuerdo con la política que ha llevado a la cárcel a personas que son las que más han hecho para que en el interior de la izquierda abertzale existiera un movimiento que se plantara incluso ante ETA y se saliera de la obediencia de ETA». «Y de eso puedo hablar con profundo conocimiento de causa», añadió el tío de la abogada de etarras Jone Goiricelaia. Admitió su afinidad política con Bildu y Sortu, al lamentar que «los encarcelados por este asunto son, precisamente, los que, con mucha mayor claridad, asumen las posiciones próximas» a las suyas. «Son muchos menos impacientes y mucho más fuertes en sus opciones por los pasos incluso unilaterales que tiene que dar ETA y la izquierda abertzale que los mismos que protestan», insistió.
El espejo de Mandela
En opinión de Uriarte, «es urgente» abordar la reconciliación, aunque para ello «hay que saber la verdad, y no sólo la que se destila desde un ámbito», en alusión a las reivindicaciones de quienes han sufrido el zarpazo de ETA. Así, las víctimas, «sean del signo que sean, necesitan un tiempo para pasar del sufrimiento al dolor, que siempre será dolor, pero tolerable». Desde su punto de vista, en un «conflicto», «las víctimas reconciliadas es lo más maravilloso que puede haber y uno de los elementos que puede ayudar a la paz y a la reconciliación». «El caso de Mandela es paradigmático. Sin un Mandela reconciliado, no habría sido posible la reconciliación en Sudáfrica» dijo, coincidente con los Barrena y Permach, que ven en Otegi el «Madiba vasco».
Y también como Sortu, que exige el «desbloqueo del proceso», el obispo emérito aseguró que no hay que resignarse «a una situación enquistada» ni dejarla «al juego de intereses políticos, sociales, económicos, etc, sino introducir una carga de sensibilidad ética». Todo ello le llevó a decir que la Iglesia «ha sido la instancia que más ha subrayado la dimensión ética necesaria para la paz», aunque admitió que «ha podido despertar un poco tarde en una sensibilidad suficiente respecto a las víctimas». «Uno puede estar más preocupado por lograr las condiciones generales de la paz que por ese sufrimiento directo y concreto que ha afectado a más de 800 asesinados por ETA y a unos 170 asesinado por los GAL y por excesos policiales», coincidió, por enésima vez, con Sortu.
«Mediador» de ETA
Juan María Uriarte, premio Sabino Arana en 2013, ejerció como «mediador» entre ETA y el Gobierno durante la tregua que mantuvieron los terroristas entre 1988 y 1999. Al final, el Ejecutivo renunció a la participación de monseñor porque se decantaba más por las posiciones de la banda.
Tras la llegada de Munilla al Obispado, en 2009, Uriarte no se ha resignado al ostracismo. El pasado 3 de noviembre instó al Gobierno a poner fin a su «cerrazón». Criticó los obstáculos de las víctimas del terrorismo que aunque han sufrido lo «indecible», «no por eso deben condicionar indebidamente la política penitenciaria y las sentencias». Ya en diciembre de 2013, Uriarte declaraba que tras la «confrontación», la primera que debe pedir perdón es la banda, pero también el Estado «por los excesos de las Fuerzas del Orden en su respuesta a ETA».
ABC 23/01/14