LUIS HARANBURU ALTUNA-EL CORREO
- Lo importante no es el lugar donde se nace, sino el espacio en el que se desarrolla la existencia
Ongi etorri, Mikel! Finalmente has llegado. Eres mi tercer nieto, pero no acabo de acostumbrarme al milagro de la vida que supone tu nacimiento. Eres un niño muy deseado y amado. Yo estoy en el ocaso de mi vida y tú apenas has nacido. Todavía no eres consciente de ello, pero has recibido el fabuloso don de la vida. Un don que te hace partícipe de la vida que alienta al mundo y a la naturaleza toda. Un don que te instala en la humanizada divinidad que somos. Has de estar siempre agradecido al gran regalo que es la vida. Eres pequeño, débil e indefenso; pero no temas, tus aitas cuidarán de ti. A sus 103 años la amona Karmen, tu bisabuela, esa jelkide impenitente, se ha puesto a cantar el «Mikel, Mikel/ Mikel gurea/ gorde zaindu/ Euskal Herria» al saber que has nacido.
La vida ha querido que nacieras aquí, en este rincón del mundo que es Donostia. Eres un crío con suerte. Has nacido en una de las ciudades más bellas del mundo, en un país rico y pujante, pero ello no ha de alentar ningún falso orgullo y, menos aún, algún supremacismo idiota. Lo importante no es el lugar donde se nace, sino el espacio en el que una vida se desarrolla. El mundo es tu nación y la humanidad tu patria. Has nacido a un mundo global y complejo que no entiende de tribus ni de banderías. Deseo que seas un ciudadano ejemplar en un mundo que jamás dejará de sorprenderte.
Mikel Calafell… Me gusta tu apellido, Calafell. Significa que tus raíces se expanden entre dos mares. Has nacido en este rincón del Cantábrico, pero en ti alienta algo del salitre del otro mar, el Mediterráneo. Pero no importan los mares, sino el océano de la vida al que has nacido. Eres una gota en ese océano inconmensurable, pero una gota única y diferente. Has nacido vasco y euskaldun, pero no te limites a serlo. Expande tu ser y abarca al mundo entero. Tu padre te ha inscrito ya en las filas de la Real Sociedad. Normal. Pero nunca seas alguien de un solo equipo ni de una sola nación.
El euskera es tu primera y más íntima patria. Es la lengua de tus mayores, pero tienes la suerte de nacer a una sociedad políglota que con el castellano te entronca en una inmensa comunidad cultural de más de seiscientos millones de hablantes. Pero también llegarás a hablar la lengua de Shakespeare y de Walt Whitman cuando los veranos viajes con tus primos a Connecticut. Nunca dejes de aprender y atrévete a saber y a conocer. «Sapere aude», decía el sabio Kant. Jamás te conformes con lo mediocre y aspira siempre a la excelencia. La vida, al fin y al cabo, es un continuo esfuerzo. Es una batalla contra la bestia que a todos nos acecha. Tú no habrás de luchar contra el dragón al que venció el arcángel de quien llevas el nombre, pero tendrás que encararte a la bestia del sectarismo, el fanatismo, la mediocridad y el estúpido supremacismo por el hecho de haber nacido aquí o allá o tener un tono de piel determinado.
Te he mencionado al arcángel y deseo llevarte, antes que tarde, a San Miguel de Aralar, en el corazón de nuestra tierra. Es allí donde Teodosio de Goñi fue liberado del dragón y de las cadenas. Mikel es también el patrono de Euskal Herria y sé que, además de ser socio de la Real, vas a ser miembro de la cofradía de San Miguel in Excelsis. Allí al pie del Artxueta miraremos a Vasconia, avistando desde el Pirineo hasta los montes de Ezcaray en La Rioja, y haremos votos para que sanen las heridas que la impiedad y el fanatismo han causado en nuestra tierra. Por parte paterna perteneces a una estirpe de gente vinculada al mar, pero por parte materna tus ancestros son baserritarras y pastores. Tu tatarabuelo pastoreó por las campas de Aralar y fue él quien me contó la historia del dragón y de San Miguel.
Te espera una larga vida y no todo será un camino de rosas. Yo no estaré aquí cuando seas un mozo y te enamores o comiences a ganarte la vida. Te pido perdón por la parte de culpa que me corresponde en la pesada herencia que mi generación deja a la tuya. La inmensa deuda que os dejamos por vivir por encima de nuestras posibilidades constriñe y reduce el horizonte de vuestra vida. No supimos ser lo frugales que debiéramos, ni acertamos a dejaros un mundo mejor, más limpio y verde.
Os dejamos, también, un país roto en banderías. Nosotros fuimos víctimas del sectarismo y de la mediocridad, espero y deseo que vosotros sepáis construir un mundo mejor y más libre.
Ongi etorri, Mikel. La vida es apasionante para quienes saben abordarla con esfuerzo y sabiduría. Deseo que aciertes a vivirla con amor y fe. Fe en ti mismo, pero también en esa vida que alguien equiparó a la naturaleza y a Dios. «Deus sive natura», barruntó Spinoza. Tus padres, tus abuelos, tu familia somos parte de una cultura que se remonta a más de veinte siglos; somos lo que fuimos y vosotros seréis lo que nosotros aspirábamos a ser. No estás solo en el empeño y procura no estarlo nunca. El otro es un bien.
Que el éxito te acompañe y que Dios te bendiga. Jainkoak lagun.