IGNACIO CAMACHO-ABC

  • A Tezanos hay que admirarle su lealtad al jefe bienamado cuando empiezan a abandonarlo los cobardes y los ingratos

Que dice Tezanos que no os fiéis de los periódicos, esos turiferarios de la ultraderecha que publican sondeos falsos urdidos en covachuelas de sociólogos sin domicilio legal conocido ni coraje para mostrar sus metadatos. Que sólo debéis escucharlo a él si queréis estar bien informados, que los demás son hechiceros, nigromantes, zahoríes, adivinos mercenarios. Que el CIS es el Evangelio, la Biblia en pasta, el sagrado oráculo por cuya voz habla la opinión del pueblo, el pálpito auténtico de su estado de ánimo. Que no hagáis caso de los aficionados y otros advenedizos que pretenden engañaros. Que él es un respetable catedrático, ecuánime, objetivo y honesto como todo buen funcionario. Y si dice que el PSOE va a ganar es porque así lo declaran los ciudadanos. ¿Qué luego se acaba pegando un batacazo? Bueno, es que la demoscopia no es una ciencia de resultados exactos. Tampoco los meteorólogos –esto es literal–aciertan siempre y nadie les reprocha sus fallos.

El jueves mandó a un fontanero de Ferraz a denunciar ante la Junta Electoral a tres diarios por publicar encuestas que, como todas salvo las suyas, vaticinan un triunfo de la caverna. Y el viernes sacó las tablas de la ley verdadera, la única que merece crédito entre tanta superchería fraudulenta. Naturalmente con los socialistas por delante, aunque con tan poca diferencia que está dispuesto a conceder un empate. Pero Sumar aventaja en dos puntos largos a Vox, así que no hay de qué preocuparse. Volverá a gobernar la izquierda a pesar de todos los pesares y de las sospechas sobre el sesgo ventajista de las predicciones oficiales y su búsqueda intencional de un efecto de arrastre. Eso sí, por si acaso no os olvidéis de votarlo, vaya que al final pase lo mismo que en las últimas municipales y la gente pida responsabilidades al director de un organismo de un organismo público que cobra por equivocarse. Infalible, lo que se dice infalible, no hay nadie. Ni siquiera Sánchez. En ocasiones, en concreto las últimas seis veces, los que se equivocan son, no os riáis, … ¡¡los votantes!!

Pero de eso no tiene la culpa Tezanos. Él es un profesional intachable que cumple el encargo para el que lo nombraron: distorsionar el ambiente con pronósticos arbitrarios para confundir al electorado sensible a los titulares mediáticos. Su fascinación por el presidente, del que llegó a decir que lo envidian por ser alto y guapo, rebasa la lealtad del pretoriano para entrar en el territorio del arrobo, del embeleso, de un hechizo invulnerable a la terquedad de esos paisanos tabernarios (sic) que lo castigan con su inexplicable rechazo. Cómo echarle en cara el entusiasmo que pone en su trabajo, esa fe enérgica en el jefe bienamado al que empiezan a abandonar los cobardes y los ingratos. Quién no perdonaría a un hombre tan entregado el pequeño detalle de que la realidad acostumbre a escapar de sus cálculos.