Ana Martín-El Debate
- El presidente prepara el inicio del curso mientras apura sus últimos días en La Mareta antes de regresar a Madrid. Para el acto de apertura, que ya es un clásico, contará este año con un nuevo tema
Bajo el sol de Lanzarote, donde apura sus últimos días antes de volver a Madrid para el Consejo de Ministros del martes 26, el presidente del Gobierno prepara el inicio del curso político, que tiene por tradición arrancar con un acto de pompa y boato. Ya sea en el Instituto Cervantes, en la Moncloa, en el Ateneo de Madrid o en la Casa de América, puesto que ha ido cambiando de ubicación en los últimos años.
Será en la primera semana de septiembre y, este año, incorporará a su repertorio el pacto de Estado para la emergencia climática. Un pacto que anunció el domingo en León y que, el martes desde Cáceres, concretó que quería presentar en cuanto comience la actividad política a los partidos, sindicatos y también a la comunidad científica. Cuanto antes mejor porque, la segunda semana, en concreto el jueves 11, Begoña Gómez está citada a declarar ante el juez Juan Carlos Peinado por un presunto delito de malversación.
De cualquier modo, el pacto de Estado climático ha durado aún menos que el presidente ofreció en materia de vivienda a los barones autonómicos del PP con motivo de la Conferencia de Presidentes de junio. Porque ya no es que no cuente con el respaldo de los de Alberto Núñez Feijóo, sino que también ha sido recibido con absoluta frialdad por parte de los socios del Gobierno. Incluido Sumar y, dentro de él, especialmente los Comunes: estos consideran incongruente proponer una agenda común contra la «emergencia climática» cuando el presidente catalán, el socialista Salvador Illa, mantiene el proyecto de ampliar el aeropuerto de El Prat en contra de los ecologistas.
En la Conferencia de Presidentes, celebrada el 6 de junio en Barcelona, el presidente propuso a las comunidades un nuevo Acuerdo Estatal de Vivienda para triplicar la inversión pública hasta los 7.000 millones de euros para los próximos cinco años. Sánchez se comprometió a poner 4.000 millones, el 60 %, y pidió a los presidentes regionales el otro 40 %. También, blindar de forma indefinida la calificación de las viviendas de protección pública financiadas con fondos estatales.
Ello después de llevar siete años en la Moncloa, haber prometido 184.000 viviendas para el alquiler asequible en esta legislatura y aprobar una ley de vivienda tan controvertida como cuestionada en sus resultados. La respuesta de la dirección nacional del PP y de sus presidentes autonómicos fue un rotundo ‘no’. Eso y acusar al presidente de recurrir a la vivienda como escapatoria cada vez que se siente «acorralado».
Las anteriores aperturas de curso
La apertura oficial del anterior curso se produjo en el Instituto Cervantes, el 4 de septiembre de 2024. Allí, y arropado por todo su Gobierno, Sánchez fijó seis prioridades del curso 2024-2025: «Competitividad económica, dignidad laboral, Estado del Bienestar, vivienda, paz e igualdad», enumeró. También se comprometió a trabajar por la aprobación de unos Presupuestos Generales de 2025 «sociales y ambiciosos». Después resultó que el Ministerio de Hacienda ni siquiera elaboró unas cuentas que presentar al Congreso, aun cuando la portavoz del Ejecutivo y los demás ministros estuvieron hasta abril manteniendo la ficción de que aún era posible.
Para el inicio del curso 2023-2024, Sánchez eligió el Ateneo de Madrid. Por entonces, el presidente estaba en funciones tras las elecciones de julio de 2023, y de hecho el acto se produjo en plena ronda de contactos de Feijóo para su investidura frustrada, que se produjo los días 26 y 27 de septiembre. Allí abrió la puerta de par en par a la amnistía a los cabecillas del procès, que acabaría aceptando como pago a Carles Puigdemont para su investidura.
En la apertura del curso 2022-2023, Sánchez innovó con un acto en la Moncloa en el que se hizo acompañar de 50 ciudadanos anónimos que previamente habían sido seleccionados por su equipo. Con ese decorado, el presidente hizo una intervención en la que se colgó todas las medallas posibles. Se felicitó por la apuesta de su Gobierno por las energías renovables, las subidas del salario mínimo interprofesional, la excepción ibérica y también por la «agenda de derechos y libertades» puesta en marcha por su Ejecutivo. Entre esto último, mencionó la ley del solo sí es sí –antes de que cayera en desgracia por la rebaja de penas a violadores–, la de Memoria Democrática, la reforma de la ley del aborto y la ley de eutanasia.
Y en 2021 se decantó por la Casa de América, en compañía de su Ejecutivo casi al completo y de un centenar de representantes de la sociedad civil, empresarial, cultural y agentes sociales. El tema estrella de aquel año fue la subida del SMI.