EL CORREO 08/01/13
Erkoreka afirma que la «hipótesis» de que no haya Cuentas «ni la barajamos», mientras el PSE le exige «gestos».
BILBAO. El Gobierno vasco mantiene el optimismo y está convencido de que podrá aprobar en el Parlamento sus primeros Presupuestos con el apoyo más o menos explícito de alguno de los partidos de la oposición, aunque se trata de una esperanza basada en pocos hechos concretos ya que todavía no se conocen las líneas maestras de las Cuentas públicas, ni cuándo serán remitidas a la Cámara ni tampoco se ha abierto ningún diálogo con los grupos parlamentarios. A pesar de ello, el portavoz del Ejecutivo autónomo, Josu Erkoreka, hizo ayer un acto de fe y recalcó que la posibilidad de que no haya acuerdo no se contempla ni como «hipótesis» ya que la sociedad vasca «no perdonaría enfrentamientos infructuosos» en este sentido.
Una reflexión que para los socialistas oculta una trampa argumentativa por parte del PNV: la de intentar echarles la culpa en caso de que se tengan que prorrogar los de 2012. «No pueden pedir a los demás responsabilidad cuando ellos no la han tenido», recalcó José Antonio Pastor, aludiendo a la decisión de los nacionalistas de conformar el Gobierno solo con el apoyo de los 27 parlamentarios jeltzales.
Esa situación de minoría obliga al Ejecutivo a buscar el respaldo del resto de grupos en una complicada negociación parlamentaria en la que tanto EH Bildu como el PSE y el PP tienen mucho que decir. Si, por ejemplo, la izquierda abertzale y el PSE rechazasen el proyecto gubernamental, el equipo de Iñigo Urkullu necesitaría el voto a favor de los populares e incluso el de UPyD, algo que se antoja complicado. El objetivo no declarado es lograr al menos un compromiso para no impedir la ratificación de las Cuentas públicas, que se concretaría en la abstención de las fuerzas de la oposición.
Lo que vino a decir Erkoreka ayer en ETB es que se trata de un objetivo que no solo está al alcance de la mano, sino que es imprescindible. «La hipótesis de la ausencia de Presupuestos ni la barajamos. La descartamos como hipótesis de juego principal», sostuvo el portavoz del Gobierno, quien recalcó que habrá por su parte «voluntad clara» de acuerdo con el resto de fuerzas porque «el reto» que tiene por delante Euskadi es «colectivo».
Pero esta apelación al consenso es a día de hoy una mera declaración de intenciones. Tanto desde el propio Gobierno como desde los grupos de la oposición se admite que los contactos han sido mínimos y de carácter «voluntarista», sin entrar en el fondo de la cuestión. Básicamente, porque el equipo de Hacienda que dirige Ricardo Gatzagaetxebarria aún no ha redactado el proyecto ni ha comparecido en el Parlamento. Lo hará, en principio, a finales de mes. Hasta entonces, los contactos seguirán manteniendo un perfil bajo.
Desde el Gobierno se insiste en que han sido los grupos de la oposición los que les han pedido demorar las negociaciones para poder hablar sobre algo concreto y que el Ejecutivo está limitado por los ritmos que marca el Parlamento, que hasta dentro de una semana no pondrá en marcha las diferentes comisiones. «No se puede ir más rápido», se recalca desde el Ejecutivo, una opinión que no comparten ni el PSE ni el PP, los dos potenciales apoyos con los que podría contar el PNV.
«Sinsentido»
Antonio Basagoiti cargó el domingo contra Urkullu, al que exigió que se ponga «manos a la obra» y le censuró una supuesta inacción. Los socialistas, aunque comparten la idea de que la negociación final tiene que hacerse sobre documentos y políticas concretas, también subrayan que Gatzagaetxebarria ya está al tanto de cómo están las cuentas, que el Gobierno tiene muy claro «por dónde quiere ir» y que se podría ir avanzando.
En condiciones normales, el trayecto presupuestario en el Parlamento suele prolongarse cerca de dos meses: el Gobierno tiene que remitir su proyecto antes del 1 de noviembre y se suelen ratificar a finales de diciembre. En esta ocasión, y si el consejero de Hacienda comparece a finales de enero, las Cuentas públicas podrían demorarse hasta finales de febrero o marzo.
Pero más allá de la cuestión temporal, está la de fondo. ¿Habrá acuerdo? Erkoreka entendió que la oposición no esté dispuesta a «firmar en barbecho lo que le presente» el Gobierno, pero sí se mostró convencido de su disposición a favorecer la existencia de un Presupuesto, que es lo que «más urgentemente necesita el país».
Sin embargo, los socialistas también quisieron dejar claro que a día de hoy el optimismo de Erkoreka es excesivo y que, si al final, no hay consenso, será por culpa del Ejecutivo. «Dependerá del Gobierno que sea posible o no. Es un sinsentido que el Gobierno eche la culpa a la oposición de no tener responsabilidad», subrayó en Radio Popular Pastor, quien lanzó un mensaje directo al PNV: «a ellos les corresponde hacer los gestos».
Los socialistas consideran que dada su situación de minoría parlamentaria es Urkullu el que debe hacer un esfuerzo de acercamiento a la oposición. Las ‘líneas rojas’ del PSE son que las cuentas no recorten los servicios públicos básicos, que fomenten el empleo y que se debata la cuestión de los ingresos.
Y es ahí donde puede encontrarse el gran escollo. La formación liderada por Patxi López pide que antes del de Presupuestos haya otro pleno sobre política fiscal en el que se alcance un acuerdo de mínimos sobre la tributación que debe aplicarse en Euskadi. «No es una condición ‘sine qua non’, pero puede ayudar», afirman desde el PSE. «Es competencia de las diputaciones», aclaran desde el Gobierno.
EL CORREO 08/01/13