Editorial, ABC, 26/8/12
De poco servirá a López insistir en que ETA dejó de matar durante su mandato, si el resultado es que su brazo político está en condiciones de disputar al PNV la primera posición electoral
EL mandato incompleto de Patxi López no ha servido para cambiar los ejes del discurso político en el País Vasco, ni para oponer al modelo nacionalista del conflicto y el enfrentamiento otro alternativo, basado en una efectiva implantación de los valores constitucionales y estatutarios, es decir, en una reversión de tres décadas de nacionalismo absolutista. Basta repasar las primeras propuestas preelectorales de unos y otros para comprobar que se trata de un regreso al pasado, en el que los nacionalistas marcan el guión del debate. Esta vez lo hace el PNV, cuyo presidente, Iñigo Urkullu, ya ha anunciado un nuevo plan soberanista para superar la etapa estatutaria. Y también Bildu, con un plan que se resume en preparar el despliegue de ETA en el poder político e institucional del País Vasco, para mutar la derrota policial de la organización terrorista en una victoria estratégica a medio plazo. Los socialistas, por el contrario, difícilmente podrán ofrecer alternativas verosímiles a los partidos nacionalistas, porque su paso por el Gobierno de Vitoria se caracterizó muy pronto por administrar, y no cambiar, el estatus quo heredado del nacionalismo y lavar la cara a la izquierda proetarra, lo que ha dejado al PNV indemne tras su paso por la oposición y ha legitimado a Bildu nuevamente ante los votantes de izquierda. De poco servirá a López insistir en que ETA dejó de matar durante su mandato, si el resultado es que su brazo político está en condiciones de disputar al PNV la primera posición electoral. No es exagerado aventurar que ETA ha dejado de matar en el País Vasco para intentar gobernar el País Vasco.
Hay que asumir que el Parlamento vasco que surja de las elecciones del 21 de octubre tendrá una mayoría nacionalista hegemónica, lo que era previsible desde mucho antes de que el Partido Popular retirara su apoyo a Patxi López en mayo pasado. Con la Ley de Partidos Políticos amortizada por el Tribunal Constitucional y con el PSOE anulado por su permanente crisis de identidad ante el nacionalismo, la única incógnita que queda vigente es con quién pactará el PNV. Así de simple vuelve a ser la política vasca. Urkullu ha dicho que no descarta pactar con todos, desde Bildu al PP. Lejos de ser expresión de una virtuosa disposición al consenso, se trata de una exhibición actualizada de la conciencia de impunidad que ha consolidado en el PNV, tras haber comprobado que lo peor que le podía pasar era únicamente que Patxi López fuera lendakari.
Editorial, ABC, 26/8/12