EL PAÍS 07/02/17
EDITORIAL
· Participar en el Ejecutivo es la mejor garantía para Rivera de que se cumplan los pactos
El reelegido presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, asume ahora que su partido debe estar preparado para ser una fuerza de gobierno a partir de 2019. No se entiende el motivo de esperar tanto ni de planteárselo en términos tan cautelosos. Fue un error que Ciudadanos hiciera el esfuerzo de apoyar las investiduras de diferentes jefes de Gobierno autónomos y del propio presidente del Gobierno sin querer comprometerse a ir más allá.
Rivera tiene que plantearse entrar en el Ejecutivo para ejercer la función que los votantes han atribuido a este partido, que es la de completar mayorías. La inestabilidad provocada por el independentismo desbocado, las tentaciones aislacionistas y antieuropeas y la gestión de la recuperación económica son buenos motivos para pensárselo, además de la meritoria línea habitual seguida por Ciudadanos en el intento de moderar y regenerar la vida pública española.
Bien está proclamarse “alternativa” frente al PP y al PSOE o declararse liberal progresista, como Ciudadanos ha hecho durante su asamblea; pero tiene que poner en valor los escaños ganados en las últimas elecciones. Los partidos liberales de otros países de Europa han desempeñado tareas importantes para la estabilidad desde el Gobierno. La centralidad y la cultura de la negociación es precisamente lo que les permite pactar a izquierda o a derecha.
Rivera ya se prestó a facilitar un Gobierno del PSOE cuando esta era la única opción sobre la mesa. Una vez caducada la iniciativa, trabajó para desbloquear la situación política ofreciendo los votos de su partido a Mariano Rajoy. Son contribuciones elogiables, pero debe hacer más, incluso en su propio interés. Si Ciudadanos necesita garantías de que los pactos a los que llega no se quedan en agua de borrajas, lo mejor sería su participación directa en el Gobierno.