Ni las andanadas electorales entre los candidatos al Parlamento europeo están eclipsando la alianza en el País Vasco. Se tirarán dardos más afilados durante la campaña pero, de momento, populares y socialistas se han protegido en la burbuja del Parlamento vasco. Bastante tienen con resistir la presión ambiental del mundo nacionalista y las amenazas terroristas.
En la historia de la democracia, los políticos independientes no es que hayan dejado una estela de reconocimientos tras su paso por los gobiernos (el juez Garzón, sin ir más lejos), pero Patxi López se había comprometido a contar con ellos en su determinación de configurar un equipo austero, paritario y «potente». Quería imprimir al primer Ejecutivo no nacionalista de la historia de Euskadi el perfil de un grupo configurado por buenos gestores sin carné de militante, gobernando junto a los guardianes de las esencias progresistas originarios del «partido de toda la vida».
Pero si la resistencia a la presión ambiental no lo remedia, el nuevo lehendakari tendrá que contar con una fuerte y casi hegemónica presencia del aparato de su organización dentro del Ejecutivo. Al menos, en la titularidad de las carteras. Hace tan sólo una semana equiparábamos la importancia del poder de Rodolfo Ares en el Gobierno vasco con la que ha adquirido el ministro José Blanco en el gabinete de Zapatero, donde se le cuadran todos los demás titulares de La Moncloa. Pero, de los nombres confirmados por EL CORREO, se desprende que la relación de independientes, hoy por hoy, es de uno a seis. De entre todos los nombres publicados, asimilados al aparato socialista, destaca con la ‘txartela’ de profesional independiente, Rafael Bengoa, por tratarse de un médico de destacada trayectoria en el ámbito de la investigación en la OMS y en el Observatorio Kroniker, conocido en Euskadi por haber sido viceconsejero de Sanidad de la mano del actual alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna . De su práctica en el sistema sanitario poco se sabe, pero la jerarquía sanitaria vasca le reconoce su preparación teórica.
Patxi López tiene cerrado el 80% del equipo de su próximo Gobierno. Está centrado en el mundo de la empresa, la economía y la cultura. Centrado. Porque sigue sin soltar prenda mientras sus colaboradores más cercanos van haciendo cábalas. Tampoco están cerradas todas las competencias atribuidas a los nombres conocidos. Eso dicen. El de Idoia Mendía, que será la nueva portavoz de Ajuria Enea, está acaparando la atención de los focos por ser la menos conocida en comparación con Isabel Celaá o Gema Zabaleta, por ejemplo. Su marido es Alfonso Gil, en efecto, pero desde el Partido Socialista se apresuran a aclarar que no es familia de Begoña Gil, la mujer de Patxi López, para no dar tres cuartos al pregonero sobre posibles fabulaciones en torno a las «cuñadísimas». Esta parlamentaria que sustituyó a Nicolás Redondo en el escaño en 2002, ha trabajado, codo a codo, con Rodolfo Ares en el partido de Vizcaya y, sobre todo, de Bilbao.
Se le va acabando el tiempo al nuevo lehendakari. Con su hermetismo durante todo este proceso ha dado una imagen de fragilidad que deberá ser compensada con un discurso enérgico en el Parlamento vasco el próximo día 5. Los rechazos que ha recibido por parte de quienes no han podido superar el vértigo de formar parte de un gobierno constitucionalista en una comunidad de mayoría nacionalista, se están viendo compensados por la solidez del apoyo del Partido Popular y de la confirmación de que su Ejecutivo va a tener la mayoría necesaria más uno; una circunstancia de la que no ha podido hacer gala Ibarretxe durante sus pasadas legislaturas.
Ni las andanadas electorales entre los candidatos al Parlamento europeo por parte de los dos partidos están eclipsando la alianza en el País Vasco. Para el presidente Zapatero, Jaime Mayor es el pasado, y para el candidato europeo la prioridad no está en asimilarse a Obama sino en resolver el paro. Se tirarán dardos más afilados durante la campaña europea pero, de momento, los populares y socialistas se han protegido en la burbuja del Parlamento vasco en Vitoria. Bastante tienen con resistir con decisión y voluntad de acero la presión ambiental del mundo nacionalista y las amenazas del entramado terrorista como para entretenerse con otras prioridades que no pasen por hacer de Euskadi una comunidad de ciudadanos libres.
El presidente del PP, Mariano Rajoy, piensa asistir al Pleno del Parlamento vasco, el próximo día 5, para seguir de cerca la investidura de Patxi López y demostrar que todo su partido apoya el acuerdo para el Gobierno vasco del cambio. Todo un gesto. ¿Dará alguna muestra similar el presidente Zapatero?
Tonia Etxarri, EL CORREO, 27/4/2009