EL CORREO 07/08/14
· Alfonso Alonso dice que el president catalán evita aclarar qué hará cuando no pueda celebrar la consulta porque la estrategia se la impondrá su socio independentista
El Partido Popular aseguró ayer que Artur Mas repite hasta la saciedad que la Generalitat no tienen ‘plan B’ y que no hay camino alternativo a la celebración de la consulta de autodeterminación del 9 de noviembre porque en realidad lo que no sabe aún es qué hará llegado ese momento. O, más exactamente, qué le obligará a hacer tras la imposibilidad de celebrar el referéndum el único grupo catalán que puede evitar o acelerar la caída del Ejecutivo de CiU, su socio parlamentario, Esquerra Republicana.
La formación liderada por Mariano Rajoy cree que Mas se aferra con ambas manos a la convocatoria de una consulta que sabe a ciencia cierta que será prohibida por el Tribunal Constitucional, a petición del Gobierno central, porque no está en sus manos abandonar el callejón sin aparente salida en el que se ha metido con su desafío soberanista. Según el portavoz parlamentario popular, Alfonso Alonso, el presidente de la Generalitat sólo es «un juguete en manos de ERC», que será la formación que de verdad decidirá su destino. Alonso cree que la aparente seguridad que transmitió Mas el martes en su balance público de fin de curso –en el que dijo que la senda hacia la autodeterminación de Cataluña y hacia la consecución de un Estado propio no tiene marcha atrás– es solo una pose, una huida hacia adelante.
En realidad, los populares consideran que el president no sabe si, una vez ‘pinche’ la consulta, podrá agotar la legislatura hasta 2016, como él quería, o si se verá empujado por Esquerra a un adelanto de los comicios para convertirlos en plebiscitarios. Una tercera hipótesis sería la de ceder a la presión de la poderosa Asamblea Nacional de Cataluña, que le reclama una declaración parlamentaria unilateral de independencia para la primavera si el Estado impide en otoño la celebración del referéndum independentista.
Rajoy, sin dudas
Lo único que sí sabe Mas, según Alonso, es lo que hará Rajoy, que «no tiene ninguna duda». El jefe del Ejecutivo central no permitirá la consulta ni ninguna otra decisión que viole la Constitución o ponga en riesgo la unidad de España, Añadió que cuenta con el apoyo del PSOE y «con instituciones fuertes y resortes más que de sobra para garantizar la legalidad».
El dirigente popular vaticina que la estrategia de Esquerra, adopte la forma que sea, estará encaminada a alcanzar el control de la Generalitat, sabedora de que todas las encuestas la colocan como la fuerza que podría ganar las próximas elecciones catalanas. «Esto conducirá a Cataluña a una inestabilidad y a una crisis política que llevará tiempo» solucionar, dijo Alonso, convencido de que «cuando se emprende este camino de locura, al final lo que se obtiene es división y radicalidad». No obstante, el líder conservador, tras describir este futuro cercano de crisis política y territorial, llegó a la misma conclusión de Rajoy de que «las cosas volverán a su cauce». La versión del portavoz en el Congreso es que «esto será la antesala de una reacción de una Cataluña moderada que apuesta por la tranquilidad y el trabajo, preocupada por el bienestar social y económico».
Ciutadans, por su parte, cada vez ve más cerca la posibilidad de un anticipo electoral en Cataluña y llamó ayer a los otros dos partidos opuestos al soberanismo –PP y PSC– a conformar una alianza de cara a unos comicios que considera que tendrán un carácter plebiscitario, para desalojar de la Generalitat a los partidos independentistas.
El líder de la formación, Albert Rivera, considera que lo de menos es la fórmula que se use, ya sea un gobierno de concentración, un ejecutivo monocolor pero con una pacto de legislatura parlamentario como ocurrió con el PSE y el PP en Euskadi o incluso un gabinete de independientes con el respaldo garantizado de una mayoría en el Parlament.
Los socialistas no ven con buenos ojos la oferta de Rivera, porque piensan que la única solución a la encrucijada catalana –«el único plan», según Pedro Sánchez– es que tanto Mas como Rajoy abandonen el pulso, den un paso adelante y se sienten a negociar con todas las demás fuerzas políticas en el Congreso una reforma de tipo federal de la Constitución.