El parvulario

SANTIAGO GONZÁLEZ – EL MUNDO – 25/07/16

Santiago González
Santiago González

· Así las cosas, en el parvulario del Congreso las cosas siguen como estaban, salvo que el lento proceso digestivo con que Pablo Iglesias afronta los resultados del 26-J lo convierten en campeón de la prudencia, por comparación con sus competidores directos: Pedro y Albert. En todo caso, da la impresión de que los únicos que de verdad parecen haber aprendido algo en las elecciones repetidas de los seis meses anteriores han sido los votantes.

Los gestos y mohines de Pedro están resultando francamente llamativos. Él sigue en el no. No a las terceras y no a Rajoy, soplar y sorber, salvo que de verdad piense urdir algo con el silente Pablo. Mientras, ¿recuerdan ustedes los tiempos de don Mariano en plasma? Pues ahora el joven Sánchez sólo se expresa mediante su ectoplasma, que es Luena. ¿Para qué necesita los consejos de Felipe González, de algunos barones, o de los seis ex ministros socialistas que en compañía de otros notables le animaban el miércoles pasado a facilitar la formación de un Gobierno?

Él ya tiene a Luena para explicarle y decir que no pueden facilitar la formación de un Gobierno del PP porque son la alternativa al PP, no los socios del PP. No parece que piense lo mismo la socialdemocracia alemana respecto a su relación con Merkel. Ni los compañeros franceses cuando tuvieron que apoyar en una segunda vuelta a Chirac para impedir el paso a Le Pen padre. Pero es que luego hay otra cosa más chusca. Meritxell, oh, mi Meritxell, tan desenvuelta como sus jefes, ya ha registrado en el Congreso las primeras iniciativas parlamentarias para demostrar a Posemos que la verdadera oposición son ellos. Son de carácter derogatorio, sobre la Lomce, la reforma laboral y la Ley de Seguridad Ciudadana. No han caído en la cuenta de que para constituirse en oposición tendrían, tendríamos todos, que tener primero un Gobierno.

Decía que Felipe ya no pinta gran cosa en este partido socialista. El joven Sánchez parece creer que quien quiera opinar debe presentarse a unas primarias y ganarlas, y que, mientras, todo el poder es del secretario general y de la asamblea, si el CF se le pone levantisco. He oído a gente de buen sentido defender el derecho a decidir de Sánchez, una herencia más de José Luis, el amable zascandil que hoy se entretiene con el líder bolivariano, mientras éste impide que en la vista del recurso de Leopoldo López se personen sus abogados Cremades y Gallardón, como antes se le impidió a González.

Pepiño, que al lado de Luena parecía Fouché, sostenía que Zapatero tenía derecho a equivocarse, lo que no era verdad. Un presidente no tiene derecho a equivocarse con la libertad y el futuro de los españoles. Por eso, un ex presidente tiene no sólo el derecho, sino la obligación, de aportar su experiencia y sus consejos. Y el párvulo de tomar nota.

Lo de Riverita está resultando espectacular. Atenazado por el miedo a que Pablo tache a Ciudadanos de ser otra marca de las Nuevas Generaciones del PP; convencido al mismo tiempo de que no debe haber terceras elecciones, y de que su aportación es inane, quiere que la tarea se la hagan otros: los diputados socialistas y el Rey, si se deja, en lugar de poner a trabajar sus 32 escaños, forzar así al PSOE de manera efectiva y negociar su entrada en el Gobierno, un lugar mucho más acogedor que una oposición que ya se van a disputar Pedro y Pablo, donde no hay sitio para él. A mí me está pareciendo un poco verde, las cosas como son, pero sería un mal menor respecto al ticket que podría hacer Pedro con un Pablo que se nos cae de Maduro, no sé si me explico.

SANTIAGO GONZÁLEZ – EL MUNDO – 25/07/16