LIBERTAD DIGITAL 05/05/16
· Se cumplen diez años del chivatazo a ETA. El Supremo condenó a dos policías, pero sólo por revelación de secretos.
4 de mayo de 2006. Un importante número de agentes del Cuerpo Nacional de Policía se encuentra monitorizando todo lo que sucede en los alrededores del bar Faisán de Irún. Desde allí, en unas horas, se va a lanzar una nueva operación contra la organización terrorista ETA. Exactamente, contra su estructura de extorsión y captación, en la que el dueño del mencionado establecimiento juega un papel clave. El operativo está preparado a ambos lados de la frontera hispano-francesa.
Los agentes tienen conocimiento que hasta el Faisán se va a desplazar ese día el etarra José Antonio Cau, uno de los recaudadores de la banda, y que va a recibir 54.000 euros -nueve botellas de vino en argot etarra- de manos de Joseba Elosúa, el propietario del establecimiento. Es parte del pago de la extorsión a la que ETA está sometiendo a un empresario cercano al PNV. El etarra será detenido con el dinero en cuanto pase al lado francés de la frontera y se desencaderá la operación.
Un hombre que no llama la atención de los agentes entra en el bar Faisán sobre las 11.00 horas. Pide un café y ojea un poco la prensa del día. Pregunta por Joseba Elosúa pero la mujer del dueño le dice que todavía no ha llegado, lo hará unos minutos después. Es entonces cuando ese hombre, el inspector jefe de la Policía José María Ballesteros, hace una llamada con su teléfono móvil y pide a Elosúa que hable con el interlocutor que hay al otro lado.
Son las 11.23 horas de la mañana y la comunicación telefónica se prolonga por espacio de 8 minutos y 11 segundos. Durante ese tiempo, Elosúa asiste atónito a como un policía le avisa de la operación antiterrorista que está en marcha y le advierte que si Cau va ese día al bar Faisán van a acabar todos detenidos. El autor material del chivatazo, quien está en línea con Elosúa, es el comisario Enrique Pamiés, en ese momento, jefe de la Policía en el País Vasco.
Sorprendido por lo que acaba de ocurrir, el dueño del Faisán abandona el bar acompañado por su cuñado, Carmelo Luquín, y a bordo del vehículo de éste, un Ford Focus matrícula 7424-CYA, ponen rumbo al otro lado de la frontera. Es en este trayecto en el que Elosúa cuenta todavía desconcertado a su cuñado el soplo que acaba de recibir. Es en ese momento, cuando los agentes del dispositivo antiterrorista, que tienen el automóvil balizado, conocen que han sido traicionados.
Según las transcripciones judiciales, así fue la conversación en la que Elosúa desvela a su cuñado que ha recibido un soplo de un agente de la policía española:
«Cuando me ha pasado a mí el teléfono… «a ver… coge el teléfono, Joder!, a ver lo que te dice aquí»… y me he puesto y… me ha empezado a decir… «buenos días»… no me decía quién era… pero también a mí no… «ya sabes cómo nos encontramos… eh… tengo que advertirte que el teléfono… ayer estuviste en una reunión… luego… el pelo blanco… el Burutxurri –apodo en ETA de José Antonio Cau–… eh… tienes cita hoy o mañana… que le vas a dar nueve botellas de vino… tac, tac, tac» y yo sin saber con quién hablo«.
«Dice este, el txacurra –perro, término con el que los proetarras designan a los policías– me dice «no, no… si te ha dicho él que va a venir hoy o mañana… te ha dicho él… el gordo ese asqueroso…» lo sabía bien… «… y te ha dicho que guardes la botella de vino…» (…) «y ayer estuviste llamando, también… a la Sidrería…», «y ayer has ido con Gorka…»» «Además me ha dicho «tienes policía ahí en la frontera eh?. para cogerle a José Antonio… si pasa le van a detener… van a… eh… mirar el coche de arriba abajo… e igual le interrogan»«.
A mí aún no me entra en la cabeza… si no conoces… que no me conoces… que me ha advertido por teléfono… (ininteligible) «ya sabes cuál es la situación actual política, no?. y… hay quien quiere… esto que se rompa y hay quien quiere y lo que no queremos es… armar un… un circo… político, no?. y… voy a decir que hoy… o… hoy o mañana el pelo blanco… José Antonio, el txuriguri –apodo en ETA de Cau–, txuriguri…»«
«Dice que no hable por el teléfono del bar, con esa gente por lo menos… que lo tengo… que lo tengo machacado (ininteligible) …»oye, que tú… que esto… no vas a decir que te he llamado yo, eh?. para no fastidiar todo el proceso… y que luego vamos a… armar aquí un zipi-zape diciendo que… te he llamado yo…» que no diga nada… «escucha lo que he dicho yo… que aquí hay gente que quiere que esto se rompa… y claro»… pero que yo… le he dicho yo… pero si esto no depende de mí que esto se rompa o no se rompa…«
«Los otros compañeros no sabrán que me ha llamado éste, porque me ha dicho «por favor, eso tiene que ser… confidente, eh! No hables con nadie que te he llamado… no hables con nadie ehh!. porque yo te he llamado porque luego vamos a buscar aquí un…» igual él no podía llamarme a mí legalmente. «
«Ahora, si esto me lo hubiera hecho, ¿Qué te voy a decir?. la Ertzaintza… o… o que me… oye yo soy de parte de este chaval, ¿no?. o vengo de parte de quien sea, ¿no?. pero… ¡la txakurrada!. ¡avisarme de la forma que me ha avisado!. esto es… ¿cómo hostias?. y encima diciendo que no dé… que no diga que me han llamado…«
«¿Cómo puede decirme eso?. que lleve… en clandestinidad… que no… no lleve… que no parpadee por ahí… que puede haber algunas broncas para ellos y puede haber algún pequeño… si…si… él sabe que voy a venir a avisarle a José Antonio. «
«Tú sabes que le estoy dando vueltas de la leche que a ver cómo se me olvida… que cómo me puede llamar un poli… que aunque me (ininteligible) que yo no sé quien es… advertirme que… que hay este proceso que hay gente que quiere que no prospere… y pero… de ambas partes…y que… que aquí hay que tener cuidado… y que no llame por teléfono… » «A mí no me cuadra, porque se… eso se sabe para cogerme in fraganti, ¿no?. ahora, ¿qué quería?. avisarme para que no me cojan in fraganti.«
En medio de esta conversación, Elosúa y Luquín detienen el vehículo en Behobie, localidad francesa situada a apenas unos minutos de Irún, y entrar en el bar Xaia. Allí, el dueño del Faisán utiliza el teléfono público para ponerse en contacto con Cau y concierta una cita para verse personalmente en el bar Talotegui, situado en el casco viejo de la localidad francesa de Bayona.
Pasados unos minutos de las 13:30 horas, Elosúa y su cuñado se encuentran en Bayona con Cau. En un encuentro que se prolongó hasta las 15:40 horas, aproximadamente, ponen al etarra al corriente de los hechos y le advierten de la operación policial que se desarrollaría si se traslada hasta el bar Faisán a recoger el dinero de la extorsión.
La Audiencia Nacional condenó a Enrique Pamiés y a José María Ballesteros a una pena de año y medio de cárcel por un delito de revelación de secretos y a cuatro años de inhabilitación para ejercer sus cargos en la Policía Nacional. Meses después, el Tribunal Supremo ratificó la sentencia. Ninguno de los dos tribunales aceptaron el cargo de colaboración con ETA que pedían las acusaciones populares, formadas por asociaciones de víctimas.