Maite Pagazaurtundua avisa al presidente de que si transforma a Batasuna en una interlocutora política legítima vulnera la Constitución, la Ley de Partidos, el Pacto Antiterrorista… Y que se verá obligada a asistir a la manifestación de la AVT. Pero los lamentos parecen brindis al sol. Llegan tarde. La ‘hoja de ruta’ está ya muy trazada.
A medida que intenta explicar el por qué de su giro con el entorno de ETA, es peor. El presidente Zapatero tiene un problema de comunicación. Pero no porque se le tergiverse sus palabras, como ha llegado a insinuar, sino porque él mismo se ha metido en un laberinto del que no sabe cómo salir. Si explica a los nacionalistas en el Congreso de los Diputados sus prioridades, «primero la paz y luego la política» (hasta ahí iba bien), y que el fin de la violencia va a ser una tarea que lleve su tiempo «pero que ello no va a impedir que el diálogo político empiece» se entiende, justamente, lo que ha querido decir.
Que no se atreve a esperar después de las amenazas de ETA advirtiendo que su alto el fuego podría ser reversible y las de Batasuna alertando del posible bloqueo del proceso si sus dirigentes iban a la cárcel. Y ha dado un acelerón sin esperar a que ETA confirme su intención de abandonar su máquina de coacción. Y Zapatero, desoyendo a Rubalcaba, no ha dejado de hablar. López le ha ayudado lo suyo, pobre, al tener que asumir el papel más ingrato de este culebrón.
El anuncio de la apertura de conversaciones con Batasuna, como interlocutor necesario, le ha supuesto conocer el reproche de los socialistas que no entienden de incoherencias. El reproche de la madre de Joseba Pagazaurtundua a quien ETA mató mirándole a los ojos, fue premonitorio cuando le dijo a López: «harás y dirás más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son». Ahora, Maite, su hija, con esa serenidad intelectual y ese arrojo militante del que nadie como ella puede hacer gala, ha tenido que decir, públicamente, a su secretario general que, si se empeña en dar por legalizada a Batasuna habrá demostrado una «falta de cuajo democrático».
Y un aviso al presidente: que el entorno de ETA no ha dado los pasos que hagan posible su legalización, que no se puede transformar a Batasuna en una interlocutora política legítima. Si lo hace, vulnera la Constitución, la Ley de Partidos, el Pacto Antiterrorista, la sentencia del Tribunal Supremo. Y que se verá obligada a asistir a la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Pero los lamentos parecen brindis al sol. Llegan tarde. La ‘hoja de ruta’ está ya muy trazada.
En la tregua de 1998, quienes se temían lo peor decían al PNV que ETA les utilizaba. Ahora, los socialistas han sustituido al PNV de 1998. Y Otegi, satisfecho. Batasuna sigue ganando. La presión ha funcionado. Dicen en la Audiencia Nacional que no lo ha podido resistir ni el fiscal Santos ni el juez Marlaska. Y, además, Zapatero no está para admitir críticas. A quien se atreve a trasladarle su preocupación (ha ocurrido esta semana en los pasillos del Congreso) le dice que «están en contra del proceso de paz». A muchos, en Euskadi, les sonará familiar esa frase.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 3/6/2006