Pedro Sánchez intentará de nuevo el experimento: mezclar agua y aceite en política. Conclusión: no se puede. Podemos y Ciudadanos (Cs) se repelen. Es como juntar un imán con una madera. Ambas formaciones dieron ayer un sonoro portazo a la pretensión del secretario general del PSOE de construir los tres una mayoría alternativa para desbancar al PP.
«Ciudadanos tiene un modelo económico y un proyecto de nación distinto al de Podemos», se desmarcó Albert Rivera. «Nadie piensa que Cs puede formar parte de un bloque del cambio», zanjó Irene Montero.
Sánchez se quedó sin la mayoría alternativa a las pocas horas de sentar de nuevo la propuesta, tal y como ya intentó en 2016 antes de su investidura fallida. El secretario general socialista no podrá ser el pegamento que una a Rivera e Iglesias, más distantes que nunca en sus planteamientos políticos. Su invitación al diálogo, adelantada en un artículo publicado ayer en EL MUNDO, fue tajantemente rechazada. Sin dejar entreabierta la opción de un quizás.
«Con los separatistas y Podemos no vamos a estar en un Gobierno Frankenstein [término que acuño el socialista Rubalcaba]. Hay muchos socialistas que nunca han compartido esa idea y no creo que sea el momento de reeditar un fracaso como el que ya intentó Pedro Sánchez. No se puede jugar en los despachos a hacer gobiernos que no tienen ni criterio ni proyecto común», fue la dura crítica de Rivera. «Ciudadanos ha llegado a la política para ser muleta del PP, y lo está siendo incluso en el momento en que el PP supone un riesgo para la democracia. Los hechos hablan por sí solos: Ciudadanos no es una formación con la que se pueda construir una alternativa», contrapuso Montero.
Los dos políticos vertieron aún más gasolina a la inquina política que hace inviable su convivencia. Sí, ambos partidos están dispuestos a tejer acuerdos puntuales –Ley Electoral, impulso de la comisión de investigación de la financiación ilegal del PP, cambio en la Ley de RTVE… No, no compartirán proyecto de Gobierno. «Una cosa es llegar a acuerdos puntales en el Congreso, y otra diferente organizar un proyecto de país y un gobierno», concretó la portavoz de Podemos.
Tanto Ciudadanos como Podemos dejaron entrever que la única opción que le puede quedar a Sánchez es sumar con los nacionalistas, con quien ya exploró contactos en 2016, circunstancia que supuso el enfriamiento total de sus relaciones con Ciudadanos. Desde la formación morada se alienta esa opción: «Sumando los síes y las abstenciones de la moción de censura, es posible construir una mayoría». Votaron a favor ERC, Bildu y Compromís. Se abstuvieron el PDeCat y el PNV.
Esa aproximación pasada de Sánchez a los nacionalistas ha generado un clima de desconfianza en Ciudadanos que, además, empaña las relaciones entre ambos partidos. De hecho, Rivera descarta incluso la opción de reeditar el pacto de Gobierno de 200 medidas que firmó con el líder del PSOE en febrero de 2016 e invitar a Podemos a sumarse. El portavoz socialista en el Congreso, José Luis Ábalos, aludió a ese pacto en la moción de censura de Podemos.
Rivera hace hincapié en empaquetar a Podemos con los nacionalistas como la posible salida de pacto para Sánchez tiene como alternativa. Consideran en Ciudadanos que esa opción no gustan a los votantes moderados del PSOE, que podrían ver en el partido naranja una alternativa de voto.
Fuentes de la dirección del PSOE ya se esperaban este rechazo inicial. Desde Ferraz explican a este diario que Pedro Sánchez, en cuanto se dote este fin de semana de una dirección política, presidirá el lunes su primera Ejecutiva. El martes, acudirá por primera vez al Congreso tras su dimisión y protagonizará su primera reunión del Grupo Socialista. Allí probablemente dará las pistas de su hoja de ruta a partir de ese momento.
Fuentes próximas a él explican que en primer lugar retomará la interlocución con todas las fuerzas políticas, especialmente con Pablo Iglesias y Albert Rivera. Pero también con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el resto de líderes políticos.
Ayer ya se adelantó Iglesias, que envió un mensaje al líder del PSOE para trasladarle que valoró positivamente la relación y el tono del portavoz socialista en el debate de la moción de censura. Sánchez le respondió «con cortesía», según aseguran en Ferraz. Fuentes socialistas aseguran que tras el congreso, el ex diputado madrileño retomará sus contactos tanto con el líder de Podemos como con el de Ciudadanos para coordinar la labor de oposición de los tres partidos.
‘NO’ A LOS SECESIONISTAS
Lo que descarta con rotundidad la dirección del PSOE es alcanzar un acuerdo de Gobierno que implique el apoyo de Esquerra Republicana, el Partit Demòcrata Català (PDeCAT) o Bildu. Así lo explicó ayer a este diario el que va a ser secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, que aseguró que el PSOE «no tiene nada que acordar con los independentistas con respecto a un Gobierno».
El PSOE sí quiere abrir en el Congreso una subcomisión de reforma de la Constitución en la que quiere negociar con los partidos independentistas una nueva redacción de la Carta Magna para solucionar el encaje de Cataluña en España. Pero rechaza negociar el «Gobierno Frankenstein» que ayer volvió a sacar a colación Albert Rivera.
Fuentes de la futura dirección socialista explican que el PSOE no regateará esfuerzos para conseguir «desbancar al PP del Gobierno», como aseguró el propio Pedro Sánchez ayer en EL MUNDO. Si finalmente no es posible poner de acuerdo a Podemos y a Ciudadanos, tratará entonces de atraer a los votantes de estos dos partidos que sí quieren ver a Mariano Rajoy fuera de La Moncloa.