ABC 18/09/13
Rechaza de plano, por nueve votos a dos, las recusaciones contra Pérez de los Cobos
La maniobra del presidente de la Generalitat, Artur Mas, para intentar apartar al presidente del Tribunal Constitucional de asuntos clave por su militancia en el PP –una ofensiva a la que se sumó el PSOE pidiendo su dimisión– se dio ayer de bruces con el respaldo mayoritario de los magistrados a la imparcialidad de su presidente, Francisco Pérez de los Cobos.
Por una aplastante mayoría (nueve votos frente a dos), el Pleno del Tribunal Constitucional acordó ayer rechazar las recusaciones planteadas por el Gobierno y el Parlamento catalán contra Pérez de los Cobos. Y lo hizo de plano, es decir, sin llegar a abrir siquiera un incidente de recusación, lo que habría implicado la apertura de una investigación para estudiar si había motivos fundados para apartar al presidente de determinados asuntos. Solo dos magistrados, Luis Ortega y Fernando Valdés, los dos nombrados a propuesta del PSOE, anunciaron un voto particular que se hará público en los próximo días junto al auto de la mayoría. Otros tres magistrados de sensibilidad progresista, Adela Asúa, Juan Antonio Xiol y Encarnación Roca (los dos últimos catalanes) votaron con el bloque conservador.
Las recusaciones promovidas desde Cataluña afectaban a 25 cuestiones relacionadas con esta comunidad autónoma, entre ellas la declaración soberanista, hoy suspendida tras la admisión del recurso del Gobierno, pero en cuyo fondo todavía no han entrado los magistrados.
En apenas dos horas, el Pleno despachó la ofensiva de la Generalitat hacia Pérez de los Cobos, un ataque al que también han querido sacar partido otras comunidades autónomas, pero también personajes que antaño se vieron las caras en otros tribunales, como los condenados de «Bateragune» Otegi y Díaz Usabiaga, o Garzón por su condena por las escuchas de Gürtel.
Desestabilizar la institución
Los magistrados podían haber resuelto sobre las recusaciones de Cataluña la semana pasada, según reconocen fuentes del propio TC, pero decidieron aplazarlo para lograr, y también exteriorizar, el mayor consenso posible en un auto en el que participaran todos (salvo los dos magistrados que discrepan con la mayoría). Y ello porque, según manifiestan esas mismas fuentes, en el Tribunal no hay duda de que se ha puesto en marcha una campaña para desacreditar a la propia institución y deslegitimar las decisiones de gran calado que el TC tiene que tomar en los próximos meses. Se trata de una «operación artificial», sostienen fuentes del sector conservador.
Tan es así que, según recuerdan esas mismas fuentes, Gobierno y Parlamento catalán reconocen en sus respectivos escritos que la militancia de Pérez de los Cobos era legal. Para algunos magistrados, partiendo de ahí ya no había mucho más que hablar. Los recurrentes argumentaban que pese a esa legalidad, hay otras circunstancias que les hacen dudar de la imparcialidad del presidente, como su asistencia a actos de FAES o un libro de aforismos que, dicen, denota la «enemistad manifiesta» de Pérez de los Cobos hacia Cataluña.
Sobre la asistencia a actos de la fundación del PP, los magistrados argumentarán que para que alguien pueda ser considerado parcial tiene que tener un interés directo en la causa, lo que no se alcanza a entender por la mera participación en conferencias a las que asisten personalidades de muy distintos ámbitos e ideologías.
No bastan las sospechas
En este sentido, fuentes de la institución resaltan que una de las características de los magistrados del TC es que son juristas «de reconocida competencia», lo que necesariamente implica que a lo largo de su carrera profesional hayan tenido que expresar opiniones o incluso aportar ideas en distintos ámbitos. Luis Ortega, por ejemplo, fue asesor de Felipe González y Fernando Valdés hizo trabajos para UGT en el marco de convenios firmados por la Universidad Complutense de Madrid. En resumen, para alegar una causa de recusación por falta de imparcialidad tiene que ser pública y notoria, y en este caso no está ni mucho menos acreditada. Es decir, para que una recusación tenga encaje «hay que aportar datos objetivos; no valen las meras sospechas».
Otro de los ejes de la resolución se referirá a la militancia de Pérez de los Cobos en el PP durante su primer año como magistrado del TC. Sobre este punto son la Constitución y la Ley Orgánica del Tribunal las que dejan claro que la única limitación a la afiliación de los magistrados es el ejercicio de funciones directivas en partidos políticos, lo que tampoco ha sido el caso del presidente. Además, a Pérez de los Cobos, como a cualquier ciudadano, le ampara la libertad ideológica.
Los partidos independentistas catalanes y el PSC mostraron ayer su desacuerdo con la inadmisión de las recusaciones, lo que interpretan como otra muestra de la «decadencia» del TC en lo que a Cataluña se refiere.