Bildu pilló ayer con el pie cambiado al PNV. Sin contraprestación alguna y lejos de cualquier tipo de pacto político, los abertzales ofrecieron sus votos a los nacionalistas para ayudarles a mantener el poder en la Diputación de Álava y así impedir que gobierne el PP, ganador el 22-M en este territorio.
Tan generosa oferta lleva implícita una trampa para el PNV en el supuesto de que acepte, ya que, entonces, vería muy comprometida su decisión de forzar -con el apoyo del PSE-EE- que Bildu se quede sin el gobierno de la Diputación de Guipúzcoa, donde ha logrado 22 de los 51 junteros. Precisamente anoche, tras un nuevo recuento del escrutinio en la comarca de Donostialdea, Aralar, que reclamaba a falta de un voto su segundo representante en detrimento de Bildu, vio frustradas sus aspiraciones y se queda con un solo juntero.
Mientras, la dirección del PNV sigue debatiendo desde el pasado lunes la estrategia a seguir en política de pactos, una vez analizadas las razones que han influido en los resultados de cada territorio. Frente a un tablero tan endiablado, con el paso de los días, los jeltzales son conscientes de la dificultad que entraña una política de pactos que le garantice conjuntamente su principal objetivo: conservar el poder en las Diputaciones de Guipúzcoa y Álava.
Quizá como golpe de efecto, proyectando su condición de partido con responsabilidad de gobierno, el PNV se ha decantado por iniciar una ronda de contactos con todos aquellos grupos representados en las tres Juntas Generales. La decisión, a modo de sondeo para explorar posibles alternativas de pactos, proyectará una fotografía que, curiosamente, podría coincidir en el tiempo con el inicio de las conversaciones que Bildu anuncia para las próximas horas, a fin de ir comunicando al resto de formaciones su firme voluntad de hacerse con el poder en Guipúzcoa.
En paralelo, los jeltzales sienten la presión derivada del bloqueo de posibles combinaciones. Más aún, se lamentan de que, en esta ocasión, José Luis Rodríguez Zapatero no haya prestado la debida atención a la propuesta de largo alcance que Iñigo Urkullu maneja. En realidad, la agenda del presidente del Gobierno apenas tiene un hueco para ocuparse ahora de los pactos en Euskadi. Quizá este desdén y la prioridad que Patxi López mostró al debate interno en el PSOE en detrimento del análisis electoral del 22-M, en su comparecencia del pasado martes, hayan alimentado la contundente petición de dimisión del lehendakari, que Urkullu realizó ayer, durante una entrevista en Radio Nacional. «Esto no da más de sí», subrayó. Además, en línea con lo adelantado por EL PAÍS, el presidente del EBB reclamó «una reunión o un diálogo con el PSOE para poner todas las cartas boca arriba, encima de la mesa».
Los socialistas tienen mucha menos urgencia que el PNV en cuestión de pactos porque lo tienen todo perdido, especialmente el Ayuntamiento de San Sebastián. Así se explica que insistan en la radiografía de que «la pelota está en el tejado» de los nacionalistas. Incluso, Rodolfo Ares reduce la exigencia de dimisión del lehendakari a un intento del PNV de «desviar la atención para no tener que hablar de la política de pactos». El consejero del Interior tampoco desaprovechó la oportunidad en el Parlamento vasco para reclamar a los nacionalistas que expliquen «qué política de alianzas va a defender». Ares mete así el dedo en la llega porque sabe que el PNV se mueve en la equidistancia entre requerir el apoyo de Bildu (Álava) y el del PSE-EE (Guipúzcoa), y las dos soluciones son imposibles al mismo tiempo.
El PNV sigue dando la imagen de no cerrar ninguna puerta. Así se mostró ayer Joseba Egibar, presidente del GBB, que reapareció tras descansar dos días después de las elecciones. Lo hizo en compañía de Markel Olano y Eneko Goia, candidatos a Diputación de Guipúzcoa y Ayuntamiento de San Sebastián para valorar la situación creada por unos resultados que exigió «respetar».
El duro golpe político que Bildu ha propinado al PNV -una diferencia de ocho junteros- se dejó sentir en el perfil de la interpretación de los tres jeltzales. Aunque siempre evitaron la sensación de arrojar la toalla, porque aún confían lógicamente en que Markel Olano siga como diputado general, en sus palabras hubo, sobre todo, permanentes referencias al tipo de pacto que nunca aceptarían y que no es otro que «excluir» a Bildu. Fue un mensaje directo contra las exigencias de PSE-EE y PP, pero también una puerta abierta a dejar que los abertzales gobiernen en solitario.
En un discurso de marcado acento democrático, Olano subrayó que «fórmulas de vetos previos a la candidatura que más votos ha recibido son una falta de respeto a la voluntad de la ciudadanía». Esta estrategia dialéctica evitó entrar en consideraciones más profundas sobre los posibles compañeros de viaje en una negociación y las condiciones para un acuerdo. De momento, el PNV se limitó a asegurar que acudirá «sin ataduras» al encuentro con Bildu cuando Martín Garitano se lo pida. Olano reconoció que «ve posibilidades de acuerdo» con la candidatura abertzale ya que de lo contrario «no acudiría a negociar». El mensaje para los socialistas es nítido. En este contexto, las posibilidades de un mínimo entendimiento se diluyen de inmediato por la línea roja que el propio Patxi López trazó con relación a Bildu en el marco de posibles acuerdos.
En el supuesto de que el PNV optara por asegurarse la Diputación de Álava con el mínimo respaldo de EB, Bildu tendría todo el poder en Guipúzcoa, al incorporar el Ayuntamiento de San Sebastián al gobierno foral, conformando así el escenario que salió de las urnas y que Egibar apela a respetar. Urkullu, por su parte, seguirá esperando hasta última hora la respuesta del aturdido Zapatero.
Odón Elorza no seguirá como alcalde
Odón Elorza lo tiene prácticamente imposible para continuar como alcalde de San Sebastián tras sus pésimos resultados del pasado domingo. Ahora mismo, sólo tiene el apoyo de su propio partido (PSE-EE), insuficiente siquiera para forzar un mínimo acuerdo. Es cierto que los socialistas exigirán su continuidad en el arranque de unas supuestas negociaciones sobre posibles pactos en Guipúzcoa, pero ocurre que en la parte contraria todos coinciden en que la etapa de Elorza ha tocado a su fin. Eneko Goia, cabeza de lista del PNV, lo dejó muy claro en su comparecencia de ayer: «Se ha agotado y eso estará encima de la mesa, pase lo que pase», remarcó.
Por si quedaba alguna duda, Joseba Egibar, presidente del GBB, al referirse al futuro del Ayuntamiento de San Sebastián, dejó abiertas todas las posibilidades de acuerdo, si bien aseguró que, en cualquier caso, el candidato socialista, Odón Elorza, no será de nuevo alcalde de la capital guipuzcoana.
En política de pactos, los jeltzales parten de la premisa previa de no «excluir» a Bildu, tal y como han planteado el PP y el PSE-EE. En su análisis, Egibar exigió «respeto» a lo que los guipuzcoanos han dicho en las urnas y por ello recordó las palabras del presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, quien dijo que los gobiernos que nacen contra las urnas terminan como terminan».
EL PAÍS, 26/5/2011