Sin acuerdo con EB, los jeltzales se quedarían con el menor poder foral de su historia
Álava es la última plaza institucional por adjudicar después del 22 de mayo. Y todavía no está claro quién será el que se quede con ella. El jueves se celebra el pleno de investidura del nuevo diputado general y a día de hoy aún se desconoce si el candidato del PP, Javier de Andrés, vencedor en las elecciones tiene alguna opción para lograr el Gobierno; o será el aspirante jeltzale, Xabier Agirre, quien lidere de nuevo la gestión foral. La llave la tiene Ezker Batua, cuyos dos votos son decisivos para decantar la balanza hacia uno u otro lado pero, mientras continúan su negociación con los jeltzales, EB tiene intención de apurar hasta el último momento su decisión, incluso hasta el mismo día del debate.
A dos días de la votación, por tanto, el signo político del nuevo gobierno foral está aún en el aire. Es más, está en el aire la prevalencia de los nacionalistas en las instituciones. Y es que, de no ganar Álava, el PNV se quedaría con el menor poder foral de su historia, una vez perdida la Diputación de Gipuzkoa, por primera vez en manos de Bildu.
La pelota, sin embargo, está en su tejado. O por lo menos eso es lo que traslada EB, que ahora juega con la ventaja de saber que sus dos junteras tienen en su mano el poder de decidir el futuro alavés. Según afirman sus dirigentes, ninguna de las dos opciones les atraen, porque «ninguna es de izquierdas», pero sí han reconocido desde el primer momento que una, la del PP, es para ellos peor que la otra. «No estamos cómodos en esta situación», afirman, por eso están intentando hacer valer al máximo sus dos votos y llevar a su terreno lo más posible algunas posiciones jeltzales, los únicos interlocutores con los que se plantearon negociar desde el 23 de mayo.
El meollo de la fiscalidad
Las conversaciones entre ambos que garantice a Agirre el apoyo suficiente, además del prometido ya por Bildu, no han llegado hasta el momento a buen puerto y, según auguran fuentes de ambos partidos, puede que los contactos que están llevando a cabo de forma ininterrumpida las comisiones negociadoras no den su fruto hasta horas antes del debate. EB ha puesto sobre la mesa empleo y medio ambiente -«donde es más factible acercar posturas», dice el PNV-, pero también fiscalidad, el que está siendo el principal escollo.
Fuentes jeltzales defienden que las modificaciones en materia de Impuestos de Sociedades, Patrimonio o IRPF no pueden ser objeto de pacto puntual exclusivamente en Álava. «No decimos que no hay que modificar nada, sino que hay que valorar entre todas las instituciones -Gobierno Vasco y tres diputaciones- si es necesario hacer cambios, y cuáles serían», argumentan.
Para EB, éste es sin embargo un tema prioritario, pero aun cuando constatan la disparidad de sus respectivos programas y reconocen lo «complicado» de encontrar puntos en común, tampoco quieren poner «líneas rojas» que imposibiliten un acuerdo que sólo se ceñiría al debate de investidura. Ni pacto de gobierno, ni pactos preferenciales para el resto de la legislatura, advierte su coordinador general, Mikel Arana, quien a pesar de todo quiere ver «disposición» para alcanzar finalmente un entendimiento.
Por si acaso, una de las junteras de EB, Mertxe Echezarreta, registró ayer la candidatura a diputada general de su compañera Nerea Gálvez. Es un gesto que ratifica que por el momento la sintonía no es plena, pero al que tampoco en el PNV conceden excesiva importancia en el resultado final de la votación, para la que el PNV tiene asegurados 24 votos contra 25 del PP -los suyos más los del PSE-. Ninguno de los dos aspirantes -ni Bildu ni los socialistas han presentado candidato- tiene asegurada la mayoría absoluta de 26, y sólo los dos votos de EB inclinarían el resultado: si es a favor del PNV permitiendo una mayoría absoluta, y si se abstienen o votan a su propia candidata, favoreciendo la mayoría simple del PP. Este segundo escenario, sin embargo, no sería «responsabilidad nuestra», defiende Arana, quien considera que es el PNV quien realmente tiene en su mano la decisión.
Los jeltzales reconocen a día de hoy «puntos asumibles», pero en otros ponen puntos suspensivos hasta el jueves. «Me temo que la resolución final no será hasta entonces», insisten sin signos de excesiva preocupación.
Por segunda vez
Quien sí está preocupado y con razón es el PP, que no ve «fácil» que su candidato, De Andrés, pueda conseguir el Gobierno foral, y prevé que una legislatura más se le escape de las manos la gestión de Álava, a pesar de haber ganado de nuevo las elecciones en el territorio. Los líderes populares, que saben que esta vez sí cuentan con el apoyo de los socialistas, tampoco quieren dar nada por zanjado hasta la sesión de investidura y anuncian que pelearán «hasta el último minuto» por defender su victoria en las urnas, y la legitimidad que le han otorgado los votantes.
La empresa, sin embargo, no parece fácil. Aunque apurarán hasta el final, Ezker Batua -que afirma haber superado las diferencias internas y llevar la negociación de común acuerdo con la Permanente alavesa-, y PNV parecen más dispuestos a entenderse que a no hacerlo. Por lo que, el jueves la extensa sesión de investidura finalizará, probablemente, con la reelección de Xabier Agirre como máximo responsable de los designios del territorio durante cuatro años más.
EL CORREO, 5/7/11