EL CORREO, 24/9/11
Urkullu, EA, Aralar y el PSOE coinciden en que el apoyo de los reclusos al Acuerdo de Gernika certifica que el proceso de normalización es «irreversible»
Los partidos vascos recibieron ayer con optimismo generalizado -con la salvedad del PP- la decisión del colectivo de presos de ETA de adherirse al Acuerdo de Gernika, convencidos, en el caso de las formaciones nacionalistas, de que es un paso de profundo calado que garantiza la «irreversibilidad» del proceso de paz y exige pasos en correspondencia por parte del Gobierno. El PNV, que ha venido exigiendo de forma reiterada que ETA anuncie su final definitivo o que la izquierda abertzale le pida que ponga punto final para siempre a su actividad armada para poder asentar la paz, se mostró convencido ayer de que las reticencias de los reclusos de la banda respecto a su papel en el proceso «taponaban» esa posibilidad. Ahora, en cambio, «se abre ya» esa vía, en palabras de Iñigo Urkullu.
Los jeltzales están persuadidos, por lo tanto, de que el gesto del EPPK (siglas en euskera del colectivo de presos) reviste una importancia capital porque deja a ETA sin asideros para una hipotética vuelta a las armas. «Sin el apoyo de los presos al empleo de la violencia, ya no tiene nada a que agarrarse», opinan fuentes jeltzales, con la convicción de que el respaldo de los reclusos al Acuerdo de Gernika abre la puerta a futuros posicionamientos de ETA que desemboquen en el anuncio de «cese definitivo» de la violencia.
Asumir la deuda
Ya en la entrevista publicada el pasado domingo en este periódico, el líder del EBB decía tener la esperanza de que en un futuro próximo la izquierda abertzale «condenará la violencia de ETA». Ahora, en Sabin Etxea tienen la sensación de que la banda, por un lado, y la izquierda abertzale, por otro, podrían precipitar sus gestos y apresurarse a dar pasos para garantizar la imposibilidad de una vuelta atrás, ante la hipótesis probable de que un Gobierno del PP quisiera aplicar la mano dura contra ellos.
«El final de ETA es más irreversible», proclamó ayer Urkullu, que interpretó además la adhesión de los presos a la apuesta por las vías pacíficas como una forma de «asumir» la «deuda» de la banda terrorista y de la izquierda abertzale con Euskadi. Y lanzó un mensaje también diáfano al Gobierno central y a las fuerzas políticas: «Es el momento de arriesgar y de trabajar esta oportunidad». Los jeltzales ya han venido reclamando tanto la legalización de Sortu como la «flexibilización» de la política penitenciaria.
La apreciación de Urkullu sobre la garantía extra de «irreversibilidad» que los presos han dado al proceso fue compartida por la práctica totalidad del arco político: EA, Aralar y el diputado vasco del PSOE Eduardo Madina coincidieron en que el camino hacia la paz definitiva ya «no tiene vuelta atrás». «Es una noticia importante, no habíamos visto nada parecido», admitió Madina, que dijo tener la seguridad de que ETA ha entrado ya en una fase de «disolución definitiva». También incidió en que durante la etapa de «doble Gobierno socialista» -en Euskadi y en La Moncloa- «han pasado cosas en materia de lucha contra el terrorismo, todas buenas». Menos entusiasta se mostró el portavoz del PSE, José Antonio Pastor, que se limitó a saludar la decisión «si significa renunciar a las vías violentas».
El secretario general de EA, Pello Urizar, pidió al Ejecutivo que siga el ejemplo irlandés y «permita a los presos ser parte del proceso» y Aralar destacó que también los reclusos disidentes de Nanclares apoyan el Acuerdo de Gernika. El popular Leopoldo Barreda, en cambio, tachó de «simulación política» el texto firmado hace un año por EA, Aralar y la izquierda abertzale y exigió a los presos que reclamen la «disolución definitiva» de ETA.
EL CORREO, 24/9/11