Los jeltzales buscan una decisión interna consensuada para decidir si deja gobernar a Bildu o llega a acuerdos con el PSE por «responsabilidad institucional». Las ejecutivas territoriales del PNV se reunirán hoy para analizar las posibilidades de pactos. Bildu inicia los contactos con los peneuvistas esta semana.
No ha ganado en Gipuzkoa, pero el PNV es quien tiene la llave en este territorio. Y quiere utilizarla para gobernar. Su presidente, Iñigo Urkullu, ya anunció ayer que «el PNV no renuncia a nada», ni en Gipuzkoa ni en Álava. El problema para los jeltzales es elegir una fórmula. O mejor dicho, un compañero de viaje. La duda estriba entre Bildu y el PSE-EE.
En el primer caso, el escollo es llegar a acuerdos con una fuerza que se opone a los principales proyectos estratégicos del territorio abanderados por los peneuvistas en los últimos años. Además, Bildu le saca ocho escaños en Gipuzkoa. Este acuerdo pasaría por una triangulación con Donostia y Álava, en la que respetaría a Bildu como lista más votada, pero en la que los jeltzales podrían liderar las dos diputaciones forales.
La segunda opción pasa por desbancar a la coalición de EA, Alternatiba e independientes a través de un acuerdo de «estabilidad institucional» con el PSE-EE basado en la «coherencia programática», con un gobierno nacionalista con apoyos puntuales de los socialistas u otras fuerzas. Un acuerdo cimentado en la coincidencia en cuatro factores que consideran claves para el desarrollo de Gipuzkoa: la política tributaria, las infraestructuras, el tratamiento de los residuos urbanos y el modelo de peajes en las autopistas. El Ayuntamiento de San Sebastián podría entrar también en la negociación, con un acuerdo, a tres bandas por necesidades numéricas, entre PNV, PSE y PP. El principal problema a solucionar son los recelos que suscita en peneuvistas y populares el candidato socialista, Odón Elorza, que pueden obligar al partido de Iñaki Arriola a plantear un nuevo aspirante. También podrían entrar en la negociación otras localidades como Errenteria.
El PNV, en especial el Gipuzko Buru Batzar de Joseba Egibar, es consciente de las contradicciones internas que puede suscitar el hecho de desbancar a Bildu, tras su holgada victoria de 22 escaños contra 14. Y ello, después de haber liderado el PNV en Gipuzkoa un discurso favorable a la unidad abertzale. Este pensamiento se contrapone a la necesidad, ampliamente extendida en diversos ámbitos del territorio, de dotar a los proyectos estratégicos de «continuidad», algo que estaría en solfa si gobernara Bildu, según fuentes peneuvistas de toda solvencia.
La decisión a la que se enfrenta el partido dirigido por Iñigo Urkullu es de gran trascendencia, ya que una hipotética vuelta al entendimiento entre nacionalistas vascos y constitucionalistas abriría un cambio de ciclo político que abarcaría también a las elecciones vascas de dentro de dos años. Por ello, el PNV se ha marcado como objetivo irrenunciable decidir la política de pactos de una forma totalmente consensuada entre el EBB liderado por Urkullu y el GBB presidido por Egibar, según las fuentes consultadas.
Reunión del EBB
Todos estos datos estuvieron sobre la mesa en la reunión del Euzkadi Buru Batzar de ayer en Bilbao para analizar los resultados, que le dieron como ganador global en la Comunidad Autónoma Vasca, aunque sólo quedó primero en Vizcaya y Bilbao. El ‘tsunami’ de votos de Bildu ha descolocado a todos los partidos. De momento, los jeltzales no desvelan qué carta van a jugar. Las ejecutivas territoriales se reúnen hoy y deben decidir si se aborda una negociación global o cada territorio negocia por su cuenta.
Un factor que puede ayudar a resolver la disyuntiva en que se halla sumido el PNV son los posibles contactos que pueda mantener estos días Urkullu y el presidente Zapatero. Ambos habían quedado en hablar después de los comicios, una vez que el Tribunal Constitucional dio luz verde a Bildu, aunque de momento el líder jeltzale sólo ha hablado con el vicepresidente Rubalcaba. La debilidad de Zapatero, mayor si cabe tras su varapalo electoral, hace todavía más necesario para el Gobierno el respaldo jeltzale.
De momento, Bildu va a abrir el baile de alianzas en Gipuzkoa y tiene previsto reunirse esta misma semana con el PNV. La coalición está dispuesta a hablar también con el PSE, que estaría dispuesto a hablar pero no a pactar, y PP, que rechazará la oferta, además de con Aralar.
En Bildu desconfían de las intenciones del PNV. No obstante, la coalición de EA, Alternatiba y soberanistas está dispuesta a asumir las riendas de la Diputación y provocar un cambio político. La agrupación soberanista advierte al PNV de que la mayoría social abertzale no entendería que vetara su presencia en la principal institución. No obstante, Bildu se enfrenta también a sus propias dificultades para tejer acuerdos con el resto.
PSE y PP interpelan al PNV
Los socialistas y los populares también han interpelado al PNV a actuar con «sentido de país». En palabras de la dirigente socialista Rafaela Romero, el PNV debe elegir qué Gipuzkoa quiere. Si una que continúe con el «desarrollo» de sus proyectos, de la mano del PSE-EE, u otra liderada por Bildu. El PP también considera que los jeltzales no pueden dejar el territorio en manos de un partido «antisistema».
Los dos partidos constitucionalistas están dispuestos a pactar en todas las instituciones para evitar gobiernos de la coalición soberanista. Pero requieren del PNV un compromiso previo con la estabilidad institucional, ya que se niegan a entrar en una estrategia consistente simplemente en apoyar la investidura de Olano.
La polarización entre los cuatro grandes partidos ha dejado poco espacio al resto. Aralar es la única que aguanta en Juntas , con un escaño y sin influencia en los pactos, a la espera de si el recuento del voto en el extranjero le otorga un segundo escaño, que ahora se encuentra en poder de Bildu por un solo voto.
Con Vizcaya resuelta en favor del PNV, Álava es la otra gran incógnita. El PP, partido ganador, exigirá a los socialistas su apoyo para no romper el acuerdo que sostiene a Patxi López como lehendakari. La única posibilidad para el PNV pasa, por tanto, por un entendimiento con Bildu, que implicaría un apoyo recíproco en Gipuzkoa, y EB, que se ha mostrado dispuesta a evitar un gobierno del PP.
Urkullu asegura que cualquier acuerdo pasa por la «coherencia programática»
Las ejecutivas territoriales se reunirán hoy para analizar las posibilidades de pactos.
Los resultados electorales en Gipuzkoa han situado al PNV en una situación complicada que le va a obligar a tomar decisiones estratégicas por coherencia programática o responsabilidad institucional. Iñigo Urkullu cree que su partido aún puede gobernar las diputaciones de Gipuzkoa y Álava, a pesar de haber sido segunda fuerza en votos. Para analizar las posibilidades hablará con otras formaciones sobre «proyectos estratégicos» y analizará la política de pacificación del Estado.
La decisión final sobre cómo se adoptarán y con quién futuros acuerdos para el gobierno de la Diputación foral guipuzcoana estará en manos del Euzkadi Buru Batzar del PNV que tratará de buscar la mejor fórmula de consenso con el partido en Gipuzkoa. El presidente jeltzale aseguró ayer que no descarta pactos con nadie tras los resultados del domingo. De momento, el PNV avanza que estudiará todos los programas de las formaciones políticas incluidos los de Bildu.
Urkullu fue uno de los primeros en comparecer por la mañana en un medio de comunicación y lo hizo en una entrevista en ETB en la que además de felicitar a su partido por convertirse en el más votado en Euskadi volvió a dejar abierta la puerta para posibles pactos con todos. El PNV ha logrado ser la primera fuerza política en Vizcaya, la segunda en Gipuzkoa y la tercera en Álava.
La Ejecutiva nacional se reunió durante toda la tarde para diseñar el camino que deberán seguir en la conformación de los ayuntamientos y Juntas Generales. La Ejecutiva peneuvista de ayer analizó en profundidad el panorama abierto en las instituciones con el objetivo de reforzar del sistema institucional vasco y dar respuesta a lo problemas urgentes como la reactivación de la economía o la creación de empleo. Hoy le tocará el turno a las direcciones territoriales. La decisión final se tomará en los próximos días pero de momento no se sabe ni siquiera si responderá a un pacto global o será cada territorio el que decidirá de acuerdo a los intereses y las responsabilidades contraídas.
Sobre Gipuzkoa, Urkullu aseguró que el territorio «tiene su propia tipología» y que su formación analizará «cuáles son las fortalezas y las debilidades que nos afectan». Desde esa interpretación analizarán «el tsunami o la ola de Bildu», cómo ha venido, en base a qué circunstancias, cómo ha afectado y «cómo la concentración de voto ha echando por tierra el trabajo de 10 años de otras formaciones políticas como Aralar».
El máximo responsable del EBB cree que con la presencia de la izquierda abertzale en las instituciones se ha abierto «un nuevo tiempo político» y que la mayoría social «piensa en nacionalista en su conjunto». Urkullu espera que haya quedado claro «de una vez por todas que ETA no tiene lugar». Entiende que Bildu ha tenido beneficio del voto por reforzar esa apuesta por las vías exclusivamente políticas «incluso quizás por votantes que no hubieran sido de Bildu».
La fuerte presencia de la formación abertzale se ha debido, a su juicio, a «una concentración de voto». «Muchos han votado quizás por un cúmulo de factores, como el resumen del victimismo de unos cuantos años a los que se suma un voto de descontento, un voto de castigo a otras formaciones políticas y la propia motivación de la denominada izquierda abertzale», apuntó. Urkullu planteó que a futuro habrá que observar «la fidelización y cuáles son los posos que deja» con el paso del tiempo.
EL DIARIO VASCO, 24/5/2011