EL CORREO 04/06/14
TONIA ETXARRI
Con la ley en la mano, todo es posible en democracia, les aclaró el presidente Rajoy a quienes están pidiendo un referéndum sobre la forma de Estado. Y con la ley en la mano, el PNV, que quiere aprovechar el momento para recordar al sucesor del Rey que los nacionalistas vascos tienen aspiraciones tan soberanistas como los catalanes aunque hayan elegido otros tiempos y formas, se abstendrá ante la ley de sucesión. Es decir, que «pasará palabra», dando a entender que esta cuestión de la Monarquía no va con ellos. No piensa embarrar el camino de la sucesión pidiendo ahora un pronunciamiento plebiscitario porque es plenamente consciente que, de todos los problemas que tendrá que afrontar don Felipe, no es precisamente un plebiscito entre Monarquía o república, el más urgente.
Por eso ayer el presidente del PNV, Andoni Ortuzar quiso aclarar que ellos, hoy por hoy, no van a reclamar la república. Una actitud conservadora, en el fondo, porque, tal como están las cosas, mejor no saber qué propondrían algunas formaciones de definición republicana sobre los derechos históricos de los vascos (los fueros, el Concierto, el Cupo) que consideran, en general, un privilegio anacrónico. La puesta en escena del PNV estuvo, desde luego, muy alejada de las actitudes frívolas que ha venido manteniendo algún representante suyo en la Villa y corte. Y al presidente del PNV no se le ocurrió dar un «volantazo» reclamando que don Felipe sea elegido en las urnas. Por ejemplo. Pero hasta ahí pudo leer el dirigente nacionalista que, no por casualidad, definió a su formación como «exclusivamente vasca y no monárquica». La segunda acepción se entiende. Sabe lo que no son. Pero la primera deja sobre la mesa una indefinida ideología tapada con el manto del nacionalismo.
De ahí que la cuestión entre Monarquía o república, independientemente de que el PNV haya sucumbido a la tentación de lo moderno para negar su simpatía por la Monarquía, le deje en la periferia. Por encima del bien y del mal. Sin implicarse. Absteniéndose para quedarse en la orilla. Y cuando don Felipe sea proclamado por la mayoría del Congreso y Senado, entonces ya le recordarán las viejas aspiraciones nacionalistas. Con el derecho a que se reconozca que Euskadi es una nación, según las declaraciones del Parlamento Vasco en 1990 y hace tan sólo una semana, con una resolución calcada de la que se produjo hace 24 años, propuesta, esta vez, por EH Bildu.