DIARIO VASCO, 16/9/11
Reclama en su nuevo documento estratégico abrir «un nuevo tiempo de convivencia». El partido jeltzale, que ha trasladado el texto a las bases, pretende que el Parlamento controle el final de ETA
El PNV se reivindica para liderar la «nación vasca» y reclama un nuevo estatus que tenga como base el pacto entre iguales con el Estado que instaure el derecho a decidir. El documento, que marca la estrategia política del PNV para los próximos cuatro años y tiene el sello del presidente jeltzale, Iñigo Urkullu, apuesta por alcanzar un nuevo acuerdo para un nuevo tiempo de convivencia política en Euskadi. Remarca que el avance en la soberanía y el autogobierno se plantea ahora en un nuevo proyecto estratégico de país «que integre los principios democráticos del reconocimiento del derecho y la capacidad de decidir el futuro, así como el respeto a todos los derechos humanos». En su reivindicación de más soberanía, recuerda que para los jeltzales el autogobierno «no es un fetiche sino un propósito de bienestar» y apunta que «la España actual se ha convertido en un freno para el desarrollo de Euskadi».
El texto, que aprobó el EBB por unanimidad el pasado lunes y al que ha tenido acceso este periódico, no habla de metodología pero sí menciona el plan Ibarretxe e incluso las bases de lo que pudo haber sido el Acuerdo de Loiola que se refería a «un acuerdo incluyente entre las diferentes sensibilidades políticas del país, para asentar la convivencia democrática y dotarnos de un nuevo marco jurídico-político ampliamente compartido».
Bajo el título ‘Euskadi, nación europea. Retos y desafíos políticos. 2015’, el PNV reúne en el citado documento las líneas estratégicas por las que apuesta el partido de cara a los próximos cuatro años que pasan por el derecho a decidir, la actualización de los derechos históricos y la bilateralidad. Las 23 páginas que conforman el texto se dan a conocer en plena antesala de la cita electoral del 20 de noviembre que será escenario de una dura pugna con Bildu por el liderazgo del abertzalismo vasco.
El presidente del partido, Iñigo Urkullu, concluyó a finales de agosto el primer borrador del documento estratégico. A continuación fue remitido a los miembros del Euzkadi Buru Batzar para que hicieran sus aportaciones, todas ellas aceptadas y recogidas en el texto definitivo, y son ahora los consejos territoriales los encargados de hacerlo llegar, estos días, a las bases que podrán enmendarlo en las próximas cuatro semanas. El documento que reúna finalmente todas las enmiendas será aprobado en la Asamblea General que la formación jeltzale celebrará los días 14 y 15 de enero, por primera vez en el BEC de Barakaldo . Este documento estratégico no sustituye a la ponencia política de 2007, vigente en estos momentos, que consiguió aunar a las dos sensibilidades del partido en un contexto que llevó a Josu Jon Imaz a renunciar a ser candidato a la reelección y dejar el paso libre a Iñigo Urkullu.
Derechos históricos
La actualización de los derechos históricos desde la institucionalización del derecho a decidir forma parte de la columna vertebral de la estrategia jeltzale para los próximos cuatro años en un escenario en el que se plantean como objetivo «a corto plazo» recuperar el liderazgo institucional y por tanto su regreso al Gobierno Vasco. «La prioridad es contar con el apoyo popular, social y político que lo permita», apunta la formación jeltzale.
La apuesta del PNV pasa por institucionalizar el derecho a decidir, a través de los cauces legales existentes. La pretensión nacionalista es actualizar la «lege zaharra» (ley vieja) en «lege berria» (ley nueva). Su estrategia busca alcanzar «un nuevo estatus que tenga como base el pacto entre iguales, la concertación en el ámbito político, y la bilateralidad y las garantías en el ámbito jurídico». Como prioridad se plantea alcanzar un nuevo acuerdo para un nuevo tiempo de convivencia política en Euskadi.
Conscientes de que los retos de la competitividad y la internacionalización de Euskadi «precisan de una sociedad vasca perfectamente engranada», apuntan a la necesidad de «fortalecer y consolidar el espacio vasco de convivencia democrática» y para ello sitúan la paz como principal ingrediente. «Tenemos que conseguir que este nuevo tiempo, de fin de ciclo de la actividad violenta de ETA, sea una oportunidad de despegue». La formación jeltzale cree imprescindible edificar un clima político que permita llegar a acuerdos y posibilite gestionar las diferencias en un contexto normativo compartido.
Proceso con garantías
Urkullu dibuja el horizonte de 2015 con un previsible cambio del ciclo económico, «generando empleo» y con un escenario en el que «la lacra de la violencia de ETA habrá acabado». El PNV mantiene que la paz exige un proceso con garantías en el que, entre otras cuestiones, se aborde un proceso con validación parlamentaria. Entiende que cualquier iniciativa de diálogo técnico y sectorial con ETA, «en aras a un ejercicio constatable de abandono definitivo de su actividad armada», deberá tener habilitación, control y sanción parlamentaria. «Solo la representación popular en su sede natural, el Parlamento, puede garantizar el éxito del diálogo o asumir sin mayor coste el fracaso del mismo», expone.
En ese terreno advierte de que «no es posible que todos ganemos si cada cual se empeña en ganar». Cree que no es admisible ni que ETA dosifique sus decisiones «calculando el éxito o el beneficio que de ellas obtendrá la izquierda abertzale legalizada», ni que el gobierno o el partido de la oposición, con anhelo de victoria, «pretendan rentabilizar el fin de la violencia como catapulta hacia sus metas electorales y políticas».
Antes de cualquier otra consideración, el PNV insiste en que la aceptación de una fase resolutiva hacia la pacificación y normalización en la convivencia tiene que partir de un cese definitivo de la violencia. Cree que ETA debe caminar desde su actual postura hasta, por lo menos, la Declaración de Gernika, es decir, «desde la no realización de acciones armadas ofensivas hasta un alto el fuego unilateral y permanente y el cese definitivo y verificable de la lucha armada».
En una breve referencia a la legalización de Bildu, apunta que parece como si la coalición soberanista «hubiera rebajado el listón que la izquierda abertzale tradicional mantenía en relación a ETA».
DIARIO VASCO, 16/9/11